El último intento del presidente estadounidense Donald Trump y sus aliados de impugnar el triunfo de Joe Biden en las elecciones de noviembre no tuvo el poder de cambiar los resultados, pero sí logró llevar al extremo la indignación de sus votantes más radicales, a los que el mandatario republicano les dijo una y otra vez desde noviembre que les robaron la elección, ocasionando una situación de violencia inédita en la historia moderna del país.
Una multitud respondió a Trump y este miércoles logró entrar al Capitolio, en Washington, e irrumpir en las dos cámaras del Congreso que sesionaban para contar formalmente los votos del Colegio Electoral que le dieron la victoria a Joe Biden.
A pesar del asalto al Capitolio, este jueves Trump aceptó su derrota electoral y prometió una “transición ordenada”, después de que el Congreso efectivamente ratificara al presidente electo, Joe Biden.
“A pesar de que estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos están de mi lado, sin embargo, habrá una transición ordenada el 20 de enero”, dijo Trump en un comunicado distribuido en Twitter por uno de sus principales asesores, Dan Scavino.
El mensaje, que llegó minutos después de que el Congreso ratificara la victoria de Biden, aseguraba: “Siempre he dicho que continuaríamos nuestra lucha para asegurar que sólo se contaban los votos legales. ¡Aunque esto representa el fin del mejor primer mandato en la historia presidencial, sólo es el comienzo de nuestra lucha para hacer a Estados Unidos grande de nuevo!”, añadió, haciendo referencia a lo que fue su eslogan en la campaña presidencial.
Trump tuvo que emitir el mensaje por la cuenta de su asesor, ya que Twitter le bloqueó la cuenta por 12 horas y llegó a advertirle por una posible suspensión permanente, luego de que justificara el asalto al Capitolio por parte de sus simpatizantes.
Al menos cuatro muertos, 14 policías heridos y 52 personas arrestadas en el asalto al Capitolio de Estados Unidos
Cuatro personas murieron este miércoles y 14 policías resultaron heridos, dos de ellos gravemente, durante el asalto al Capitolio, según informaron en las últimas horas las autoridades locales. Además, se agregó que por lo menos hubo 52 arrestos en la jornada.
Una mujer murió víctima de un disparo de la Policía en el asalto y luego se supo que fallecieron tres personas más a raíz de “urgencias médicas” luego de estar en el altercado, informó el jefe de la Policía Metropolitana de Washington, Robert Contee, en una rueda de prensa nocturna, según consignaron agencias internacionales.
Hay al menos 52 personas arrestadas en Washington relacionadas con los ataques, 30 de ellas fueron arrestadas por violaciones del toque de queda que impuso la Alcaldía de Washington a partir de las 18.00.
La alcaldesa de la localidad, Muriel Bowser, extendió durante 15 días más el estado de emergencia pública en la capital del país, lo que implica llegar con esa alarma a la investidura del presidente electo, Joe Biden, prevista para el 20 de enero.
Cómo se sucedieron los hechos en el asalto al Capitolio
En la enorme mayoría de los casos la ratificación del presidente electo suele tener un valor meramente testimonial y simbólico, pero, aleccionados por la retórica de Trump, algunos senadores y diputados republicanos llevaron a ese ámbito los cuestionamientos al recuento de votos y forzaron así un debate al respecto.
El propio Trump llamó al vicepresidente Mike Pence a rechazar los resultados que emergieron de las elecciones. Por el cargo que ocupa, a Pence le corresponde proclamar el triunfo de Biden y Trump le pidió que no lo hiciera, aunque la Justicia ratificó que su negativa no tendría ningún efecto legal. “Espero que Mike Pence nos ayude. Si no lo hace, no me caerá tan bien”, dijo el presidente el lunes.
Algunos partidarios de Trump tenían presente que en 1877 se creó una comisión electoral debido a las controversias sobre los resultados de las elecciones y la votación terminó por definirse en ese ámbito, señaló la agencia de noticias Efe. Sin embargo, desde entonces se aprobó una ley con nuevas garantías que impiden que el gobierno incida de esa manera en los resultados de las elecciones.
A pesar de todo, y con sus partidarios en la calle, el presidente reclamó en Twitter a Pence que no certificara los votos del Colegio Electoral. El líder republicano afirmó que bastaba con la decisión de Pence para que él pudiera ganar la presidencia, lo llamó a ser “valiente” y calificó de “débiles” a los diputados y los senadores republicanos que ratificaran a Biden como presidente electo.
Pero esta vez Pence, que siempre se mantuvo fiel al presidente, incluso cuando debía defender posturas polémicas, no accedió al pedido del mandatario. El vicepresidente republicano expresó que compartía las dudas de “millones” de personas sobre los resultados, pero que no le correspondía a él determinar qué votos eran válidos y cuáles no.
“Nuestros fundadores desconfiaban de la concentración de poder y crearon una República basada en la separación de poderes, controles y balances, bajo la Constitución”, dijo, y consideró que “investir al vicepresidente con la autoridad unilateral para decidir disputas sería totalmente contrario a ese diseño” institucional.
Varios republicanos en el Congreso manifestaron posiciones similares, incluso el líder de la bancada oficialista en el Senado, Mitch McConnell, que hasta hace un mes defendía la posición de Trump y esperó a mediados de diciembre para admitir el triunfo de Biden. El dirigente dijo este miércoles que anular la voluntad de los votantes por simples acusaciones “dañaría nuestra República para siempre” y pondría en duda el resultado de las elecciones futuras. “El Senado tiene cometidos más altos que una espiral de venganza partidaria”, afirmó McConnell.
El senador advirtió que no hay elementos para poner en duda los resultados de la elección. “El presidente Trump afirma que la elección fue robada. Las afirmaciones van desde acusaciones locales específicas hasta argumentos constitucionales y teorías de conspiración generalizadas”, dijo. “Todas las elecciones que conocemos presentan alguna ilegalidad e irregularidad y, por supuesto, eso es inaceptable. Apoyo fuertes reformas electorales impulsadas por el Estado. Los extraños procedimientos pandémicos del año pasado no deben convertirse en la nueva norma. Pero nada ante nosotros prueba una ilegalidad siquiera cerca de la escala masiva que habría inclinado toda la elección. La duda pública por sí sola no puede justificar una ruptura radical cuando la duda misma fue incitada sin ninguna evidencia”, agregó.
Desde la campaña electoral de 2016 Trump advierte que hay dos resultados electorales posibles: uno en el cual él gana las elecciones y otro en el que se las roban de manera fraudulenta. No existe una posibilidad de derrota. Muchos estadounidenses le creyeron, lo votaron y vieron en el triunfo de Biden de noviembre una confirmación de las predicciones de fraude, aunque no se presentaron pruebas al respecto y las denuncias contra los resultados fueron rechazadas en todos los estados donde se presentaron, incluso por jueces designados por Trump.
Con este ambiente de desconfianza, incentivado una y otra vez por el presidente, miles de personas se congregaron este miércoles en torno al edificio del Congreso, donde comenzaron los enfrentamientos entre manifestantes y policías que les impedían entrar al Capitolio. Pero esa barrera de seguridad, reforzada con vallas, se rompió y partidarios de Trump –algunos de ellos armados, según informó la cadena CNN– entraron al Congreso, donde se registraron escenas insólitas, con ciudadanos metidos dentro de los despachos de algunos legisladores con los pies arriba de los escritorios y sacándose selfies. También algunas personas fueron fotografiadas y filmadas mientras robaban objetos del edificio parlamentario.
La Policía se desplegó para evacuar el Capitolio y dos edificios cercanos, y trasladó a los legisladores hacia lugares seguros.
La manifestación que terminó con los gravísimos hechos de violencia había sido convocada con la consigna “Salvar a Estados Unidos” y entre la multitud se veían carteles electorales de Trump, banderas de Estados Unidos y las gorras rojas que identificaron a la campaña republicana Make America Great Again.
Inicialmente, Trump pareció responsabilizar por los episodios de violencia al vicepresidente. “Mike Pence no tuvo la valentía de hacer lo que debería haber hecho para proteger a nuestro país y a nuestra Constitución”, dijo el presidente en un tuit mientras transcurrían los incidentes, y agregó: “¡Estados Unidos exige la verdad!”.
Luego de esta intervención, desde Twitter se impidió a los usuarios retuitear el mensaje citando “riesgo de violencia”, en lo que fue la primera vez que la red social colocó esta etiqueta.
Poco después, viendo el tono de extrema violencia que habían tomado los hechos, publicó otro mensaje en el que expresó: “Por favor, apoyen a nuestra Policía del Capitolio y fuerzas de seguridad. Están verdaderamente del lado de nuestro país. ¡Sean pacíficos!”. Pero más temprano el presidente les había dicho a sus seguidores que fueran al Congreso y que él “nunca” aceptaría que perdió las elecciones.
Unos minutos más tarde, a través de un mensaje grabado emitido a través de Twitter, Trump volvió a pedir calma a los manifestantes, a quienes solicitó que volvieran a sus casas. “Sé que están doloridos por cómo nos robaron la elección, pero es tiempo de que vayan a casa en paz”, dijo el líder republicano más de dos horas después del asalto de sus seguidores al Congreso. “Tenemos que tener paz. Tenemos que tener ley y orden [...] No queremos a nadie herido, es un período muy difícil”, agregó Trump, quien finalizó diciendo a sus seguidores, sin dar el brazo a torcer, que “esta fue una elección fraudulenta, pero no podemos hacerle el juego a esta gente. Necesitamos paz, así que vayan a casa. Los queremos, son muy especiales”.
Indicios de violencia
La presencia de grupos violentos en manifestaciones a favor de Trump se conocía desde antes de que las protestas suspendieran la sesión en el Congreso. El lunes había sido arrestado Enrique Tarrio, el líder del grupo ultraderechista Proud Boys, que viajó a Washington para participar en la protesta de este miércoles. Tarrio, de origen cubano, fue liberado el martes, pero con la orden expresa de no acercarse a la capital.
El dirigente de este grupo extremista, que vive en Miami, enfrenta cargos por quemar un cartel del movimiento Black Lives Matter que sacó de una iglesia de esa ciudad. Se lo acusa de destrucción de propiedad y posesión de armas de fuego con capacidad de disparo ampliada.
Su grupo había anunciado que participaría en las protestas masivas que se registraron este miércoles y que sus integrantes no irían identificados como tales, sino “de incógnito” y “dispersos por todo el centro de Washington DC en pelotones más pequeños”.
El llamado de Biden
También Biden se refirió a los incidentes violentos y exigió a Trump una rápida respuesta a la situación. “En este momento nuestra democracia está bajo un ataque sin precedentes, distinto a todo lo que hemos visto en la historia moderna del país”, dijo el presidente electo en un mensaje emitido desde su ciudad de residencia, Wilmington, en el estado de Delaware.
El líder demócrata, que asumirá la presidencia el 20 de enero, lamentó el “asalto al estado de derecho” en Washington, la capital del país, a la que calificó como una “ciudadela de la libertad”. “Las escenas de caos en el Capitolio no reflejan el verdadero Estados Unidos, no representan quiénes somos”, dijo. “Lo que estamos viendo es a un pequeño grupo de extremistas pretendiendo imponer la anarquía”, afirmó Biden, y agregó que la violencia en el Capitolio “roza la sedición” y “debe terminar de inmediato”.
“Hago un llamado al presidente Trump para que salga a la televisión nacional ahora, para que cumpla su juramento y defienda la Constitución y exija el fin de este asedio”, dijo Biden. “Esto no es una protesta, es una insurrección. El mundo está mirando”, agregó.