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Opositores de Luis Arce durante una protesta contra la detención de la ex presidenta interina Jeanine Áñez y sus ex ministros en Santa Cruz, el 15 de marzo, en Bolivia.

Foto: Rodrigo Urzagasti, AFP

La oposición se movilizó en Bolivia contra la detención de Áñez y otros dirigentes

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Miles de personas protestaron y acusaron al oficialismo de impulsar una “persecución política”

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Leído por Lola Livchich
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En Santa Cruz, un departamento boliviano donde la oposición al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) es muy fuerte, miles de personas protestaron contra la detención de la expresidenta de facto Jeanine Áñez y un grupo de políticos investigados por su participación en el golpe de Estado de 2019, que derrocó al presidente Evo Morales. Varios dirigentes contrarios al gobierno del MAS integraron las manifestaciones que se dirigieron al Cristo Redentor, un monumento emblemático de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Los manifestantes llevaban banderas bolivianas y también cruceñas.

“No nos vamos a rendir, vamos a dar batalla hasta conseguir que se revierta esta situación de criminalización que se ha dado en el país”, dijo a la agencia de noticias Efe uno de sus dirigentes, Manuel Morales.

Para los líderes opositores cruceños, lo que ocurrió en 2019 no fue un golpe de Estado, sino una movilización popular contra un intento de fraude electoral cometido por Morales, que se postulaba a la reelección. Sin embargo, no se probó que haya existido ningún tipo de manipulación de los votos. De hecho, el candidato del MAS, Luis Arce, arrasó en las elecciones de 2020, convocadas por el gobierno de facto.

Uno de los candidatos que aspiró a la presidencia en 2020 fue Luis Fernando Camacho, que lideró las movilizaciones de noviembre de 2019 contra Morales con una Biblia en una mano y una carta de renuncia para que firmara el presidente en la otra. También Áñez exhibió una enorme Biblia cuando entró a la sede de la presidencia para reemplazar al gobernante derrocado. “Dios ha permitido que la Biblia vuelva a entrar al Palacio. Que él nos bendiga”, dijo entonces.

Ese mismo día en que Áñez tomó el cargo, Camacho publicó en Twitter: “Mañana iniciamos procesos a los senadores, diputados, ministros, viceministros y todos los que humillaron a nuestro pueblo... no es odio ni venganza, es justicia!”. Ahora, desde la oposición, Camacho ofreció ayuda a los “presos” y “perseguidos políticos” y les dijo que las puertas de su casa están abiertas para ellos.

También en La Paz, Sucre y Cochabamba se desarrollaron este martes protestas opositoras. “Basta de persecución política”, proclamaban los carteles que llevaban los manifestantes.

El lunes Áñez fue trasladada a la cárcel de mujeres de La Paz, donde debe cumplir cuatro meses de prisión preventiva que la Justicia dispuso el domingo para ella y dos de sus exministros, Álvaro Coimbra y Rodrigo Guzmán, investigados por el golpe de Estado. Los tres están acusados de delitos de “sedición, terrorismo y conspiración”, en el caso de Áñez, como exsenadora, no como presidenta.

A su vez, la Organización de Estados Americanos, que puso en duda el conteo de votos de 2019, lo que desató aquella fuerte crisis política, pidió este martes la liberación de todos los detenidos en Bolivia “hasta contar con procesos y mecanismos imparciales para determinar responsabilidades”, y manifestó que “en los últimos meses se ha constatado la cancelación o sobreseimiento de diferentes juicios contra partidarios del MAS, así como amenazas de persecución judicial a políticos opositores al gobierno”.

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