Tras la intervención del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, este domingo, Uruguay cambió su postura y adhirió a la declaración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que condena la invasión de Rusia a Ucrania. La postura inicial de Uruguay de no adherir a esta declaración había motivado discrepancias en la coalición, y en declaraciones consignadas por Telemundo este lunes, el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, consideró que hubo “algún tipo de distorsión en alguna interpretación” que “hizo que quizá en la primera instancia Uruguay no firmara”.
La vicepresidenta, Beatriz Argimón, también opinó que “la posición de Uruguay estaba más que clara” desde un inicio, porque “es la del presidente de la República”, quien había condenado el ataque al pueblo ucraniano en rueda de prensa y en redes sociales. En tanto, legisladores del Partido Nacional consultados por la diaria confirmaron que la postura adoptada inicialmente por cancillería “cayó muy mal en Presidencia” y “le generó un gran malestar al presidente”.
Fue cancillería la que encomendó a Washington Abdala, embajador de Uruguay en la OEA, no adherir al grupo de 24 países que habían firmado la declaración; definición que se materializó en la noche del viernes. Sin embargo, este domingo, sobre las 16.00, el organismo internacional informó que Uruguay adhería a la declaración.
Una fuente de alto nivel de la cancillería dijo a la diaria que el tema “lo manejó directamente el ministro [Francisco Bustillo] con el director de Asuntos Políticos de cancillería [Ricardo González]”, quienes “le dieron instrucciones [a Abdala] de hacer una posición clara de Uruguay, en el sentido en el que ya se había pronunciado el presidente, pero no sumarse”. “Después el presidente entendió que había sido un error no sumarse; nada más, ni nada menos”, reflexionó la fuente, que atribuyó parte de la “descoordinación” a la comparecencia de Bustillo y una delegación de la cartera al Parlamento, a instancias del Frente Amplio, que tuvo lugar el viernes a la tarde.
“Hay un tema que debe de haber jugado y es que en el momento en el que discurría la reunión el ministro estaba en el Parlamento. Entonces, quizá la descoordinación vino por ahí”, analizó la fuente. En su opinión, si bien “la primera definición había sido no acompañar”, quizá a causa de la comparecencia en el Legislativo “no hubo oportunidad de decir ‘bueno, vistas las circunstancias nuevas, cambiemos la posición’”. También señaló que aunque muchas veces hay reuniones con el Poder Ejecutivo antes de tomar definiciones de este tenor, en este caso no las hubo.
El senador blanco Gustavo Penadés coincidió con este análisis: “No nos olvidemos que en el momento en que todo esto se estaba definiendo, el ministro de Relaciones Exteriores estaba en el Parlamento rindiendo cuentas en la Comisión Permanente; no estaba distraído, estaba ocupado en otros menesteres”, afirmó. Por otro lado, Penadés, que integra la Comisión de Asuntos Internacionales de la cámara alta, defendió la intervención de Lacalle Pou en el tema: “El presidente de la República es quien lleva adelante la tarea de conducir la política exterior del país y es quien fija el rumbo junto con el ministro de Relaciones Exteriores”, apuntó.
En la opinión de Penadés, el origen del problema fue “una descoordinación dentro de Cancillería”, concretamente “con la misión en Washington”, porque “Uruguay ya había emitido una declaración condenando la invasión de Rusia a Ucrania y el presidente había hecho lo mismo. ¿Es mejor que no pase? Es mejor que no pase. Pero tampoco hay que dramatizar”, consideró el senador herrerista, y resaltó que “la posición del gobierno uruguayo con relación a lo lamentable de este episodio que están viviendo en Ucrania es monolítica”.
Una fuente de cancillería dijo a la diaria que los funcionarios de la cartera ven con “enorme preocupación” los últimos acontecimientos, que atribuyen a que Bustillo “no se apoya en los equipos profesionales”. “Lo que nos está pasando desde que llegó este canciller es que no se apoya en la carrera, no consulta, tiene una mesa chica con la que trabaja, que son tres o cuatro funcionarios, y no sale de ahí”, apuntó la fuente, y señaló que “es muy difícil llegarle y alertarlo sobre ciertas situaciones que muchas veces vemos venir todos”.
Aunque consideró que no está mal “que los presidentes intervengan” en este tipo de definiciones, sí opinó que “lo deslegitima [al canciller] la contradicción pública”. “La intervención del presidente no está mal; la mediatización de estas marchas y contramarchas claramente deslegitima al canciller y a la cancillería entera, por eso nosotros nos sentimos muy tristes”, confesó.
“Un ministro sin cartera”
Esta marcha atrás en la decisión adoptada el viernes es un “papelón internacional” para Uruguay, en la opinión del diputado frenteamplista Daniel Caggiani, que asumirá la banca de Eduardo Bonomi en el Senado la próxima semana.
Entrevistado este lunes por Informativo Sarandí de radio Sarandí, Caggiani recordó que no es la primera vez que Lacalle interviene para revertir una decisión adoptada por el Ministerio de Relaciones Exteriores: “Ya nos había pasado con el conflicto en Medio Oriente y la posición de Uruguay, que el presidente cambió después de reunirse con el embajador de Israel en Uruguay”, recordó el legislador, en referencia al episodio que culminó con el cese del entonces director de Asuntos Políticos, Pablo Sader, en setiembre de 2020.
Caggiani, que integra la Comisión de Asuntos Internacionales de la cámara baja, aclaró que no cuestiona “la legitimidad del presidente en hacer lo que hace, porque tiene todas las atribuciones constitucionales para hacerlo”, pero opinó que “la política exterior no se puede llevar a los bandazos”, “en función de lo que pase o el tironeo que tenga dentro de la coalición, sino que tiene que tener definiciones como país, porque, además, nos representa a todos”. Para Caggiani, la política exterior uruguaya “es un área del gobierno muy débil” debido a los “problemas en la interna de la coalición”, y recordó que Bustillo es el segundo canciller en lo que va del gobierno –el primero fue Ernesto Talvi, que renunció al cargo en julio de 2020–.
El diputado del Movimiento de Participación Popular adelantó que la interpelación a Bustillo por estos temas es una posibilidad: “Al paso que va no sé dentro de un mes si no termina interpelado; no sé si por nosotros o por el propio oficialismo”, apuntó. Para Caggiani, Bustillo es “un ministro sin cartera”, en el sentido de que “no manda: la Torre Ejecutiva le dice lo que tiene que hacer y lo hace públicamente. A mí me da la sensación de que le hacen bullying”, manifestó.
Por otra parte, Caggiani dijo que personalmente la posición inicial de Cancillería había sido la correcta, porque plegarse a la resolución de la OEA implica “tomar partido por uno de los países”: “Había actuado bien, era una posición bastante mesurada. La OEA es un organismo que tiene una legitimidad relativa y a lo que está apostando [Uruguay] es a construir una mirada común en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas, que empieza hoy”, sostuvo. El legislador de la oposición consideró que el origen del problema está en la “centralidad de la política en Presidencia” y que esto “debilita la posición del propio canciller, que es un hombre que tiene que salir a negociar con terceros países cosas importantes”.
Consultado sobre la posibilidad de la interpelación, Penadés opinó que de las reacciones de la oposición “se trasunta que hay un gran oportunismo político de quienes quieren marcar una diferencia donde no la hubo. Aquí hubo una descoordinación; la posición de Uruguay ha sido la misma en el Palacio Santos y en la Torre Ejecutiva”, dijo, y agregó que una eventual interpelación “es de un gran oportunismo y una gran exageración”.