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Gonzalo Civila (archivo, octubre de 2021).

Foto: Alessandro Maradei

Socialistas piden dar la “discusión política” a la interna del FA sobre el ingreso de contingentes militares al país

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Este año se votó, con apoyo del oficialismo y la oposición, un proyecto para que ingresen tropas estadounidenses para capacitar a militares uruguayos y otro está por ser aprobado.

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Leído por Lola Livchich Melone.
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“A mí no me parece bien primero votar y después discutir”. Con estas palabras justificaba su voto negativo a la participación del país en la Operación Unitas el entonces diputado socialista Guillermo Chifflet en 2005, año en que el Frente Amplio (FA) asumió el gobierno por primera vez, con Tabaré Vázquez a la cabeza. Aunque la intervención parece lejana, 17 años después, dos proyectos enviados por el Poder Ejecutivo –y que fueron aprobados por todos los partidos– pusieron sobre la mesa una nueva discusión interna en el FA sobre qué política de defensa y cooperación se quiere para Uruguay.

Las iniciativas trataban, por un lado, el ingreso de 12 militares estadounidenses con su armamento individual para entrenar a personal de las Fuerzas Armadas (FFAA) uruguayas y, por otro, la entrada al país de una aeronave de transporte HC130-J, mejor conocida como Hércules, y 25 efectivos pertenecientes a la Fuerza Aérea de Estados Unidos para realizar actividades de “capacitación e intercambio” con la Fuerza Aérea Uruguaya en el ámbito de operaciones de búsqueda y rescate.

Según se indicó en el primer proyecto, que fue aprobado con votos parciales del FA, el entrenamiento, que se llevó a cabo a mediados de abril, constaba de un simulacro en tierra de un lanzamiento de cargas aéreas y un salto de paracaidismo militar. Esto permitiría, entonces, el lanzamiento de personal especializado y ayuda humanitaria en situaciones de “crisis o catástrofes”, ya sean naturales u ocasionadas “por el hombre”.

En este caso, sirve para aquellos militares que estén en Congo, donde se llevan adelante las misiones de paz de las Naciones Unidas. A su vez, se iba a “instruir y actualizar” el conocimiento en la “especialidad de paramédicos”, con el objetivo de “suministrar atención sanitaria de primer nivel durante despliegues de misiones de paz como también durante posibles emergencias nacionales”.

El mensaje del Ministerio de Defensa, que dirige el nacionalista Javier García, era claro: “Es de gran conveniencia y oportunidad profesional inigualable para la instrucción que va a recibir el personal del Ejército Nacional, tomando en cuenta el nivel de instrucción y experiencia operativa de los integrantes del Ejército de Estados Unidos. De igual forma, la experiencia a ser recibida colaborará a incrementar la instrucción de nuestros cuadros, redundando en una multiplicación de instrucción de alta calidad para el resto del personal del Ejército Nacional”.

En el segundo proyecto, que fue aprobado en Diputados y se tratará este lunes en la Comisión de Defensa del Senado, se plantea que exista la capacitación “teórica y práctica”, así como la “integración de fuerzas en tierra en escenarios combinados de rescate”. El Hércules es de carácter no bélico e “ingresaría” sin armas ni municiones, “al igual que el personal militar y civil transportado”. Las FFAA uruguayas tienen una responsabilidad de búsqueda y rescate en el Atlántico Sur, dado que existen convenios internacionales, por ejemplo, con Sudáfrica. En ese marco, hay una zona del océano en la que, en caso de que suceda algún inconveniente, Uruguay tiene que ser el primer país en acudir a la búsqueda y el rescate. Esto consiste en lanzar botes salvavidas, como también el lanzamiento de buzos, entre otras operaciones. Según se entiende desde el gobierno, Estados Unidos es quien tiene la experticia.

Puertas adentro

En su último Congreso, el Partido Socialista (PS) planteó que el gobierno de Luis Lacalle Pou volvió a colocar sobre la mesa la relación bilateral en materia de defensa con potencias “imperialistas”. En ese sentido, apuntaron que, junto con el Partido por la Victoria del Pueblo, no comparten la aprobación de estos proyectos por parte del FA. “Hemos insistido en nuestra fuerza política sobre la necesidad de discutir con toda la militancia frenteamplista los temas de política internacional y de defensa implicados en este tipo de proyectos”, establecieron en su declaración final.

Gonzalo Civila, secretario general del PS, dijo a la diaria que el tema genera discusión desde “larga data”. El diputado indicó que cuando se planteó el primer proyecto fue “de una manera un poco intempestiva”, puesto que era un tema que ya se había votado en el Senado “sin mucha discusión”, y en Diputados “se votó como un trámite”.

En ese marco, entendieron que no debían votar el proyecto, porque “había que darse un espacio de discusión, porque estaba conectado con temas de fondo que han generado desde hace mucho tiempo discusión en el FA”: “El hecho de que otras veces se hubiera votado no era un argumento suficiente, máxime cuando hubo posiciones de distinto tipo”.

Ante esa decisión, los socialistas solicitaron libertad de acción, que se concedió, porque no había riesgos de que no se aprobara, puesto que la coalición multicolor es mayoría. Eso, según Civila, significa que hay un reconocimiento de la “necesidad” de “discutir el tema de fondo”. “Este tipo de proyectos vinculados a entrenamientos o a intercambios regulares también existían previo a la llegada del FA al gobierno, y en ese caso muchas veces el FA, en más de una oportunidad, votó en contra”, recordó.

Para los socialistas, la relación de cooperación bilateral que permita la formación de las FFAA en algunas áreas “es un tema delicado y complejo”, en el que ha habido “contradicciones” en todos los sectores políticos. En suma, Civila planteó que hay “una alerta de la necesidad de discutir y no reincidir en asumir determinadas posiciones de forma automática, sino dar un debate de fondo”.

En tanto, para el segundo proyecto, de la entrada del Hércules con 25 militares estadounidenses desarmados para fines de junio, se les negó la libertad de acción. Por eso, hicieron el planteo en el seno del Secretariado Ejecutivo de la fuerza política para que el tema se discutiera en la Comisión de Defensa de ambas bancadas. “Nosotros consideramos también esa necesidad y hemos planteado la importancia de volvernos a decir que lo discuta toda la estructura del FA”, añadió Civila.

Estos proyectos, que, según el diputado, están enmarcados dentro de relaciones de cooperación bilateral en materia de defensa, “se desprenden de alguna manera de un concepto del papel que tienen que jugar las FFAA, tanto de su rol como de los vínculos que son relevantes para la formación de los roles que tienen que desempeñar. La discusión de fondo es, justamente, qué FFAA queremos, con qué roles y con qué características y con qué actores se tienen que dar este tipo de intercambios”.

Estos intercambios, que se dan con otros países del mundo, no sólo con Estados Unidos, son “delicados”. “No creemos que el antiimperialismo del FA se juegue en este proyecto en particular, pero hay temas implicados y relacionados con estos proyectos que tienen que ver con cuestiones que se relacionan, con principios y con ideas muy fuertes dentro de la fuerza política”, consideró.

Antiimperialista

Por su parte, el diputado del Movimiento de Participación Popular Carlos Rodríguez, integrante de la Comisión de Defensa, señaló que la postura del FA “siempre fue clara”. “Nosotros, incluso, en la última intervención sobre el último proyecto hacíamos referencia a que la postura del FA ha sido la de la defensa de la soberanía, por lo tanto, no hemos aprobado, no hemos dado nuestro voto para aquellas misiones o aquellos ejercicios o aquel ingreso de tropas que entendemos que lesionan nuestra soberanía”. El caso más claro fueron los ejercicios Unitas en Ecuador, cuando el Poder Ejecutivo remitió al Parlamento un proyecto de ley que buscaba habilitar a los oficiales de la Armada uruguaya a participar en la “planificación y la ejecución” de esos ejercicios navales que se iban a realizar en 2020 en el país ecuatoriano.

Durante los gobiernos del FA se abandonó la participación en estos ejercicios en 2010, pero la participación como categoría de “observador” se había bajado en 2006. Unitas es un conjunto de ejercicios militares navales en el marco de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Rodríguez agregó que la participación de los militares de Estados Unidos de por sí “no es una negativa”, o, mejor dicho, “no es un motivo para negarse”. De hecho, sostuvo, existen convenios internacionales con este país, intercambios de material bélico, y no es de ahora, sino que durante los gobiernos progresistas también los hubo. “Esa ha sido la postura del FA, aquí lo que hay es un posicionamiento de la diputación del PS planteando, concretamente, sobre estos dos proyectos que ellos entendían que no deberían haberse votado”, estableció en diálogo con la diaria.

Lo que está firmado en el FA, aseguró, es su carácter antiimperialista y la no injerencia de FFAA externas, como en este caso de la potencia mundial estadounidense, “como pueden ser de otros países que lesionen la soberanía en nuestro país, ese es el eje”.

En tanto, la diputada comunista Micaela Melgar indicó que la Mesa Política del FA resolvió que se abordara políticamente desde la Comisión de Defensa. “Se está abordando actualmente como un problema a resolver, en general y estratégico. Hay que dar la discusión política, porque no es lo mismo votar este tipo de ingresos cuando el FA es gobierno que cuando no lo es, por ejemplo. Son debates que en la fuerza política se han dado siempre y que han generado discrepancias internas siempre, por suerte”, valoró en diálogo con la diaria. En ese sentido, celebró que el PS haya vuelto a hacer este planteo para abordarlo orgánicamente.

En ese marco, recordó cuando en 2018 el Partido Comunista (PCU) planteó discrepancias cuando se acompañó el ingreso de 400 militares estadounidenses y ocho aeronaves destinadas a tareas de seguridad para custodiar al presidente de aquel entonces, Donald Trump, en la Cumbre de Líderes de G20, que se llevó adelante en Argentina, con Mauricio Macri de anfitrión. Tabaré Vázquez, el presidente del momento, defendió el ingreso y lo justificó diciendo que había figuras mundiales de alto nivel, como Vladimir Putin (Rusia), Emmanuel Macron (Francia), Angela Merkel (Alemania) y Xi Jinping (China).

“Hay que ser responsable con cada una de las decisiones que se toman y, además, hacerse cargo, porque lo que pasó es que en el Senado se votaron por unanimidad los dos ingresos y también anteriormente, en 2019, se había votado una misión muy similar. En ese sentido fue que nosotros acompañamos con el voto, pero fue el PCU el que propuso dar la discusión orgánica en el FA porque nos interesa darla”, apuntó Melgar.

De terror

El PIT-CNT se manifestó en contra de que ingresaran tropas de “élite” estadounidenses: “Expresamos el enfático rechazo a la presencia del comando de élite de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en nuestro país; las maniobras militares con fuerzas extranjeras acostumbradas a sembrar guerra y destrucción por el mundo entero no son una buena señal para la imagen internacional de Uruguay”.

Para la central sindical, Estados Unidos “históricamente” ha desarrollado una práctica “violenta y belicista” en todo el mundo “como forma de imponer sus intereses económicos y políticos”. En ese sentido, dijeron que América Latina y, en especial, Uruguay “han sido objeto de esa política imperialista; la que no ha cesado en el tiempo, y que representa un riesgo para la paz mundial y la concordia entre los pueblos del planeta”.

A su vez, expresaron que al día de hoy el gobierno de Joe Biden “ni siquiera ha pedido disculpas por su apoyo a la dictadura cívico-militar uruguaya y los estragos que la misma produjo en los derechos humanos y las libertades públicas del pueblo uruguayo”.

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