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Entrega de tablets en la ciudad de Florida (archivo, noviembre de 2015).

Foto: Nicolás Celaya / adhocFOTOS

Representante de los pasivos en el BPS dijo que los cambios en el plan Ibirapitá se dieron sin ningún tipo de análisis previo

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Según Ariel Ferrari, la nueva política abarca a un “conjunto más chico de jubilados”; para el director en representación de los empresarios, lo ideal sería otorgar dinero en vez de un celular.

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Leído por Andrés Alba.
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El gobierno anunció la semana pasada cambios en el plan Ibirapitá, destinado a personas jubiladas mayores de 65 años, que, a partir de ahora, recibirán teléfonos celulares en vez de tablets.

El plan fue impulsado en la segunda presidencia de Tabaré Vázquez, con el fin de que haya una inclusión digital en las personas mayores de todo el país. El martes, sin embargo, el presidente del Banco de Previsión Social, Alfredo Cabrera, anunció en conferencia de prensa el relanzamiento del plan, que consiste en otorgar a los adultos mayores un smartphone “de seis pulgadas de pantalla, con cuatro gigas de RAM, un dispositivo de buena calidad que les permita poder navegar y descargar”. A su vez, en acuerdo con Antel, recibirán “un plan de datos” que tendrá “10 gigas de navegación libre, más 10 gigas para navegar por Vera TV”.

Para Ariel Ferrari, el primer suplente en representación de los pasivos en el directorio del BPS, “no hay ningún análisis de las razones de los cambios”. Asimismo, enfatizó en que durante la pandemia “quedó demostrada la importancia de que los adultos mayores pudieran comunicarse” a través del uso de las tablets. 

Sin embargo, para Ferrari actualmente “se recorta el universo y hay diferenciaciones” en función del cobro y de la edad, ya que el gobierno prevé otorgar un celular a aquellos jubilados que perciban una pasividad de hasta 25.820 pesos y brindar acceso a beneficios de navegación a los que cobren hasta 43.000 pesos. 

“Este tipo de políticas termina en un montón de pasajes, tercerizaciones y elementos que no colaboran”, afirmó a la diaria José Pereyra, representante de los empresarios en el BPS. Además, manifestó que la discusión en el directorio se basó en que “la gente, según la información que se tenía, utilizaba más el celular y las tablets quedaban obsoletas”.

Independientemente de ello, para Pereyra lo mejor sería otorgarles dinero a las personas en vez de brindarles dispositivos, porque “siempre pueden tomar mejores decisiones que un gobernante”.

La incertidumbre de la “participación colectiva”

“¿Cuál es el criterio por el cual un jubilado de 65 años puede acceder, pero uno de 62 o 60 años no? Son parte de las preguntas que no tienen una respuesta lógica que no sea disminuir el presupuesto destinado al Plan Ibirapitá”, manifestó Ferrari, a través de un comunicado. Según señaló, las modificaciones al plan hacen que la entrega de equipos sea a un “conjunto más chico de jubilados”. 

Según dijo Ferrari, en cinco años se entregaron más de 250.000 tablets y se llevaron a cabo más de 3.000 talleres de capacitación, así como encuentros y actividades “para que las personas beneficiarias pudiesen ahondar en las potencialidades que ofrecía el equipo”. Este último factor es uno de los remarcados por Ferrari a la diaria, ya que aseguró que “todo lo que había de intercambio y participación colectiva, que se hacía en las asociaciones de jubilados, se dejó de hacer, y no está claro cómo se va a capacitar con los nuevos programas que pueda tener este plan”.

A su vez, el representante de los pasivos comentó que en las asociaciones había conexión gratuita a internet, “pero ahora si yo quiero tener mejor conectividad, más gigas, tengo que pagar 200 pesos. Si yo quiero tener acceso a Vera TV Premium o a ver películas, tengo que pagar 60 pesos. Parece poca plata, pero en la jubilación mínima es más de 3%”.

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