“Ellos están anunciando que quieren negociar, pero tienen que tener primero la concordancia de los otros miembros [del Mercosur]”, dijo en una entrevista con el diario Folha de São Paulo el flamante canciller de Brasil, Mauro Vieira, en referencia al diálogo existente entre el gobierno de Uruguay y el de China en pos de concretar un tratado de libre comercio (TLC).
El ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva declaró que el Mercosur tiene un arancel externo común y “si usted negocia afuera, destruye la tarifa”. En este sentido, se mostró dispuesto a “examinar” y “ver las necesidades de cada uno y las asimetrías que existen”, ya que “el Mercosur no es el mismo de la época de su creación”, y por tanto “ver qué se puede hacer en términos de algún tipo de concesión”, pero “destruir el Mercosur no le interesa a nadie”.
Ante la consulta específica de si un acuerdo comercial entre Uruguay y China destruiría el Mercosur, Vieira insistió con la tarifa externa y, por lo tanto, señaló: “Si ellos [Uruguay] negocian otra cosa, sí. Es una cuestión del marco legal del Mercosur”.
Estas declaraciones tuvieron lugar horas antes de que Lula y Luis Lacalle Pou vuelvan a encontrarse en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se desarrollará este martes en Buenos Aires. Pero además, y más importante para las relaciones bilaterales entre ambos países, el presidente de Brasil visitará el miércoles a Lacalle Pou en Uruguay. En este contexto, y ante la incertidumbre de cómo reaccionaría el flamante gobierno de Lula ante los intentos de Uruguay de flexibilizar el bloque regional, los comentarios de Vieira cobraron especial relevancia.
Diferencias entre oficialismo y oposición
“Nosotros sabíamos que la posición de Lula o del gobierno del PT [Partido de los Trabajadores] iba a ser muy distinta a la de [Jair] Bolsonaro en los temas a tratar”, dijo a la diaria el senador del Partido Nacional Sebastián da Silva, para quien “no es nada sorpresivo” cómo declaró el canciller de Brasil. “Parten de un supuesto equivocado de que ellos están llamados a liderar la región, y creo que nosotros somos competidores con Brasil en los mercados externos”, señaló. Por eso, dijo que Uruguay no debería cambiar su estrategia dentro del Mercosur, pese a este posicionamiento de Brasil, “porque implicaría ceder el liderazgo regional”. “Uruguay tiene autonomía y defiende su interés nacional”, insistió.
“En un país de esta escala, el TLC tiene un impacto revolucionario. Depender de la negligencia argentina o del delirio imperial de Brasil es un error estratégico que nosotros no podemos cometer”, apuntó.
Para el senador blanco, “el statu quo del Mercosur es un Mercosur inexistente” que “para lo único que ha servido es para unificar las matrículas de los autos”, ironizó, y dijo que esta situación no perjudica a Brasil ni a Argentina, perjudica a Uruguay por la composición de su economía”, ya que es “un país netamente exportador”, mientras que las potencias sudamericanas “tienen equilibrios internos”, por lo que avanzar en una apertura implicaría salir de su “zona de confort”.
Del lado del Frente Amplio, el senador Daniel Caggiani consideró que “Uruguay tiene que leer con mayor inteligencia esta nueva postura” del vecino país, ya que hasta antes del cambio de gobierno, en Uruguay se daba por entendido que había un visto bueno implícito de Bolsonaro para que el país avanzara en las negociaciones con China. “Esa idea que había en el gobierno uruguayo de que el gobierno de Bolsonaro le iba a dar riendas libres para poder negociar acuerdos con terceros países no sucedió, porque de hecho los terceros países no negociaron con Uruguay porque saben que está flojo de papeles con el Mercosur”, apuntó.
Explicó que el gobierno de Lacalle Pou debe cambiar su postura de negociar bilateralmente para pasar al intento de una negociación en bloque, con “una agenda externa comercial común”, y ya no buscar un acuerdo “de última generación, tan rimbombante” como un TLC, sino uno “de preferencias arancelarias en algunos productos” y que también puedan beneficiar a los otros socios. “El gobierno uruguayo debería dejar de lado la idea de avanzar a prepo, de pesado”, porque “no corre más y no ha tenido resultados concretos”. Más allá de esto, consideró una “señal importante” que Lula haya fijado entre sus primeros viajes oficiales una visita a Lacalle Pou.
Análisis distintos
Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, comentó en diálogo con la diaria que, a su entender, “la flexibilización del Mercosur y la posibilidad de avanzar en un TLC con China es algo que se resuelve al más alto nivel” y, por lo tanto, “esta es una decisión política entre Lacalle Pou y Lula”. Entonces, si bien la declaración del canciller “llama la atención” días antes del encuentro, consideró que el gobierno de Uruguay aún tiene las puertas para conversar con Lula sobre sus objetivos planteados.
“Hay mecanismos para poder resolverlo” y “dependerá de la voluntad política de Lula de asumir costos de integración y de querer resolver los problemas que enfrenta el Mercosur”, opinó, y deslizó, en contraposición con Vieira, que “lo que va a quebrar” el bloque “es no reconocer que hay que flexibilizarlo”.
“Yo creo que hay margen. No es fácil porque es más complicado con Lula que con Bolsonaro, pero ya está Lula y lo que Uruguay debe hacer es ajustar su estrategia, volver a plantearle a Lula con argumentos –que tenemos de sobra– por qué queremos avanzar”, explicó. También consideró que Uruguay no está “en condiciones de discutir la flexibilidad en términos amplios”, por tanto tiene “un tiro”, que es apuntar a su acuerdo con China.
Por su parte, Marcos Soto, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica del Uruguay, dijo que las de Vieira “son declaraciones interpretativas de cómo funciona el Mercosur y que van en línea con lo que ha sido históricamente la postura de Itamaraty [como se denomina a la cancillería de Brasil]”, que comparte. “Hoy, jurídicamente y por cómo está configurado el bloque, que uno de los socios tenga un acuerdo bilateral por fuera de lo que es el Mercosur, es contra natura”, señaló.
Dijo que suele haber “otra lectura”, que refiere a que, “como todos han violado el orden jurídico del Mercosur, Uruguay tendría derecho a violarlo”, con lo que no está de acuerdo, porque “si por algo se ha caracterizado” el país es por “el apego irrestricto al orden jurídico internacional”. “Si Uruguay está incómodo con lo que ha firmado, con lo que está vigente, lo que tiene que hacer es negociar una modificación o negociar una salida, pero no violar lisa y llanamente aquello a lo que nos hemos comprometido”, expresó.
Pero también rescató que “el canciller deja entrever la posibilidad de alguna excepción o un tratamiento diferencial en función de que las asimetrías persistan a lo largo del tiempo”, que es “la piedra en el zapato que tiene Uruguay”. En esa línea, dijo que “estamos lejos de llegar a una excepción tan amplia que le permita a Uruguay firmar un TLC” con China, por lo que, en su interpretación, “hay que buscar fórmulas intermedias” para que haya “un tratamiento diferencial con Uruguay vía excepciones”, pero no de tan alto rango, “que le permita colocar su producción de forma más eficiente, y alguna cosa entrará más barata a Uruguay”.