Este jueves, comenzó el primer Congreso Nacional de Infancias y Adolescencias, organizado por Plataforma Infancia y Adolescencias (PIAS) y apoyado por diversas instituciones públicas y académicas. Este espacio continuará con ponencias y mesas de diálogo hasta el próximo sábado. En la instancia inaugural, en la Facultad de Ciencias Sociale de la Universidad de la República, expuso un panel de expertos conformado por el sociólogo uruguayo radicado en Francia Denis Merklen, la investigadora argentina Pilar Arcidiácono y la psicóloga Carmen Rodríguez.
Merklen puso foco en el “vaivén” que se da desde “los derechos a los hechos y desde los hechos a los derechos”. En este sentido, apuntó que en una democracia social los derechos se encuentran inscritos en el “universo de texto” y eso genera la posibilidad de ubicarlos como un “horizonte” para poder “examinar dónde estamos y hacia dónde nos movemos”.
Partiendo de este parámetro de observación, para el sociólogo es clave detenerse en el concepto de “distancia institucional”. Según explicó, esto aparece cuando hay una carencia de la presencia institucional, siendo justamente las instituciones “las encargadas de colmar la zanja que existe entre los derechos y los hechos, o entre los hechos y los derechos”. “La distancia institucional existe cuando se produce una excesiva medicalización de los problemas sociales”, planteó como ejemplo.
En esa línea, ubicó la existencia de tres lazos sociales: familia, organizaciones —movilización y participación— e instituciones sociales. “En esa estructura compleja se juega seguramente una buena parte de lo que le ocurre a la infancia y a la adolescencia”, planteó. “Esa estructura de relaciones puede ser opresiva, puede agujerearse, retirarse, producir abandono y soledad”, agregó.
“Cuando el Estado y las instituciones se retiran y dejan solas a las organizaciones sociales, las cosas funcionan muy mal”, comentó. “Nuestro problema seguramente reside en actuar sobre esa trama de relaciones sociales para volver el mundo más acogedor y prometedor, un mundo esperanzador”, enfatizó. “Debemos crear instituciones sólidas, abarcativas, atentas y flexibles que sean capaces de crear una vida para nuestros niños, adolescentes y jóvenes”, concluyó.
Rodríguez, en tanto, se detuvo en que en los “márgenes” de la sociedad “hay estragos sociales”, algo que es una “obviedad”, pero a su entender se suele “invisibilizar”. “Las representaciones sociales acerca de qué supone vivir detrás de la línea de la pobreza en ocasiones omite las penurias, dolores, daños y marcas que producen las injusticias sociales sobre las vidas”, planteó.
Según detalló, esto emerge del problema del “cifrado de los asuntos sociales”. Resaltó que muchas veces el “indicador como caballito de batalla” se posiciona en “los discursos académicos, políticos y mediáticos” por sobre “los problemas humanos”.
En un segundo nivel, y más allá de eso, llamó a dar “tratamiento” a ese daño profundo que se produce en ese contexto. “Es en lo pequeño donde nuestra incapacidad como sociedad se nos revela y nos desborda”, apuntó. En ese sentido, valoró como importante el “combate contra las pequeñas desigualdades”, algo que desde su visión determina “la experiencia social y fortalece o destruye los mecanismos de la solidaridad”.
El papel de las transferencias
Arcidiácono, en su caso, se enfocó en las políticas de transferencia, tema central de sus investigaciones en Argentina. “Ante la pregunta de cómo lograr bienestar en una sociedad de mercado que no tiene altos niveles de empleo asalariado formal, las transferencias fueron tal vez la estrella de todos los países de la región”, apuntó.
Sin embargo, reconoció que estas, a su vez, han sido “caja de resonancia de la fragmentación social”. Explicó esto en el entendido de que su aplicación se da a través del “tratamiento burocrático e individualizante”. A su vez, según detalló, esto lleva a que el Estado desarrolle “capital informacional y poder de infraestructura”, aunque aún persiste la necesidad de ajustes de “sintonía fina”.
En esta línea, planteó que este tipo de políticas “lejos de ser incondicionales, han sido súper condicionadas”. Esto no sólo hace a las prestaciones más diversas, sino que genera exigencia y, concretamente, un “montón de cargas en la cabeza de las mujeres”.
Otro de los temas que vienen de la mano es el endeudamiento. Según mencionó Arcidiácono, en varios países de la región “las transferencias ampliaron fuertemente las posibilidades de consumo y de bancarización de los sectores populares”, y también llevaron a un “mayor endeudamiento familiar”.