Ingresá

Alejandro Sánchez.

Foto: Gianni Schiaffarino

Alejandro Sánchez: Con Neptuno el gobierno quiere “abrazar para que no lo puedas golpear”

21 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

“Si el contrato que van a firmar es igual al contrato del puerto, obviamente estamos entregados”, afirmó el futuro secretario de la Presidencia, y adelantó que este tema será “la principal tensión” que va a tener el nuevo gobierno el 2 de marzo.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Esta semana se cumplió el primer paso en el armado de los equipos del gobierno electo encabezado por Yamandú Orsi: se designaron los futuros ministros y subsecretarios. Alejandro Sánchez, secretario de la Presidencia del próximo gobierno, dijo en entrevista con la diaria que el horizonte será “privilegiar el aumento de los salarios sumergidos”, que se cumplirá con la promesa de habilitar la jubilación a partir de los 60 años y que Orsi anunciará las iniciativas del gobierno de cara al diálogo de la seguridad social en marzo durante su discurso ante la Asamblea General.

Terminó el proceso de armado del gabinete, ¿qué evaluación hacés del resultado?

Quedé contento, aunque claramente hubo algunos problemas que en algún caso son estructurales. Este es un Consejo de Ministros que lo puedo definir como un equipo porque así lo pensamos. No es la sumatoria de partes, no es la repartija de cargos. Desde un primer momento queríamos conformar un equipo, con un conjunto de equilibrios y mucha diversidad: capacidad técnica, peso político. En este Consejo de Ministros hay dos secretarios generales de sectores, uno del Partido Socialista y otro del Partido Comunista, está el ex rector de la Universidad de la República, hay un fiscal que tiene más de 30 años de experiencia en homicidios, tenemos un economista como Gabriel Oddone, que viene del sector privado, con solvencia y con mucha trayectoria, tenemos un conjunto de dirigentes sectoriales. Se trató de conformar y contemplar un equipo con esa diversidad. Es un equipo de trabajo que tiene ganas de comerse la cancha, de hacer cosas y de cambiar realidades. En esos equilibrios que uno tiene que mantener evidentemente no logramos cumplir un objetivo y fue la paridad. Hay problemas estructurales que hacen a la participación de las mujeres en política y muchas veces es que los hombres no dan un paso al costado. Para que haya más mujeres, hay hombres que tienen que dar un paso al costado.

¿Hubo problemas en los sectores para proponer mujeres?

Claro, sí. Discutimos y trabajamos con muchos sectores, les pedíamos alternativas, planteamos alternativas. Les propusimos incluso a algunos sectores, en algunos cargos, distintos nombres de mujeres para ver si podíamos avanzar, pero después se terminan utilizando los nombres que están.

¿Cómo sigue la transición?

Nosotros tenemos una metodología que le propusimos al gobierno para hacer la transición. Le sugerimos dos cosas: primero, que toda la información se concentrara en la Torre Ejecutiva. En un proceso de transición la información que se le brinda al gobierno entrante no es una conversación de boliche, tiene que tener toda la formalidad del Estado. Eso es importante, porque si no perdés la trazabilidad de lo que estás discutiendo. Por tanto, la información se recopila en Presidencia y nos es proporcionada a nosotros.

El segundo punto es que, una vez que tuviéramos esa información, íbamos a habilitar la transición de bilaterales, ministerio con ministerio y equipo con equipo.

También le planteamos que en la transición obviamente el gobierno actual no cambia sus características y nosotros no cambiamos las nuestras. Y tenemos algunos debates que hemos arrastrado durante este gobierno en los que nosotros hemos tenido una posición y el gobierno ha tenido otra, entonces decimos: “Ustedes tienen que cerrar muchas de las políticas que han tratado de abrir. Hay una realidad formal, ustedes son gobierno hasta el 1o de marzo. Hasta el 1o de marzo yo no tomo decisiones. Ahora, hay una realidad política, hay un gobierno que ganó y, por tanto, está bueno que se converse, porque ¿qué sentido tiene que tú tomes una decisión ahora que yo cambie el 2 de marzo?

¿Sienten que, por ejemplo, en el caso de Neptuno, el presidente Luis Lacalle Pou de alguna manera está poniendo en un brete al gobierno electo al decir que las decisiones se toman en conjunto?

Sí... porque la transición tiene buenos modales, pero no está alejada de la lucha política. Entonces ahí hay una lucha política en cómo te embreto yo a ti, en cómo freno algunas cosas, es parte natural. Pero lo que nosotros sí le planteamos es: “No innoven”. O sea, no puede haber en el proceso entre la elección de noviembre y en marzo innovaciones, porque ya te fuiste. Entiendo que tú cierres un conjunto de iniciativas, lo que no entiendo es que abras nuevas. Y eso es importante, y ahí hay algunas tensiones con respecto a estas iniciativas. Por ejemplo, el exhorto que envió el presidente de la República a Ancap para retirar del posible acuerdo o contrato en el proyecto de hidrógeno verde la posible participación del Estado de hasta el 30%. Eso es una innovación, porque eso venía desde la licitación y nosotros le hemos planteado a Presidencia: “¿Por qué envían esto?”. Estamos esperando que nos den una respuesta. Pero esa es una innovación, ¿a santo de qué? Si quienes tenemos que tomar la decisión de participar en ese proyecto vamos a ser el nuevo gobierno. Ahí te pongo un ejemplo.

También le pedimos un listado del estado de desarrollo de los proyectos de cada ministerio, de cuáles son los problemas más sensibles de cada una de las carteras y de qué decisiones tiene que tomar ese ministerio. Esa es la información que nosotros le pedimos, más allá de otros informes. Por ejemplo, ya tenemos un listado de todas las iniciativas privadas. La información de los ministerios no la tenemos todavía. Para nosotros es muy relevante, porque sin esa información no se puede empezar a trabajar. Y después de tenerla, obviamente vamos a empezar a habilitar las bilaterales.

¿Cuándo prevén designar otros cargos importantes, como por ejemplo, los de los entes y servicios descentralizados?

Ahí nosotros planteamos dos rondas de negociación. Una era con el uno y el dos de cada ministerio, luego la idea es poder tener un intercambio con los ministros de cómo van a terminar de conformar sus equipos, que para nosotros tienen que tener los mismos criterios de apertura, de equilibrio sectorial, técnico, de equilibrio político y de género. La idea es que los ministros hagan una propuesta en función de lo que han sido las sugerencias de los sectores. Y posteriormente a eso, en enero, vamos a hacer una nueva ronda de negociación con los sectores para hablar de las empresas públicas, los entes, los servicios descentralizados.

Después de la reunión del equipo económico del gobierno electo con las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, Oddone declaró que la situación era más restrictiva de lo que habían imaginado. Teniendo en cuenta el hincapié que hizo el actual oficialismo en la campaña electoral de 2019 en el problema del déficit fiscal y la responsabilidad que le atribuyó en esto al Frente Amplio (FA), ¿cómo evaluás la situación fiscal actual y el nivel de endeudamiento?

La situación de la trayectoria del endeudamiento en este gobierno ha sido ascendente, generándole complicaciones a Uruguay. Y el gobierno asumió con un déficit fiscal diciendo que había que tomar medidas urgentes porque estábamos al borde del abismo, y va a entregar el gobierno con un déficit fiscal quizás hasta superior que el de 2019. Evidentemente no cumplieron, y es parte de la evaluación de por qué la gente entendió que era necesario cambiar, porque no cumplieron con su compromiso. Pero además, eso se da en un contexto en el que hemos perdido derechos, hemos perdido ingresos y ha aumentado la pobreza. O sea, no es que Uruguay termina más endeudado y con déficit fiscal pero la gente es más feliz. No, Uruguay termina mal en términos de su frente fiscal, en su perfil de endeudamiento y la gente tiene más problemas.

Los actores del gobierno, particularmente algunos actores del Partido Nacional, ya han mostrado la hilacha de que van a hacer una oposición muy dura. De hecho, todavía no somos gobierno y ya nos han criticado por todos lados, hay algunos dirigentes que han salido con una dureza inusitada. Hay fuertes cuestionamientos al Consejo de Ministros, sin que el Consejo de Ministros haya tomado una sola decisión. Es evidente que vamos a recibir mucho palo, eso es seguro. Pero están en otra pelea, y la izquierda política y social debería darse cuenta de que ya se empezó a correr otro debate político que es sobre el estado de situación del país. Evidentemente acá hay quienes están intentando construir la idea de que en Uruguay está todo maravilloso y de que en realidad perdieron las elecciones porque son unos tontos haciendo campaña electoral. Porque cómo vamos a perder las elecciones con un gobierno excelente. Están instalando eso, y ahí hay una batalla que hay que dar. ¿Cuál es el estado de situación del país? ¿Es el que dicen algunos actores, el país en el que está todo bien? ¿O es el país que ha retaceado derechos, que ha recortado oportunidades, que no ha generado desarrollo ni innovación, que no ha mejorado las condiciones de su estructura productiva, de su estructura económica, que no ha mejorado el perfil de su inserción internacional? Creo que el primer debate que tiene que dar la izquierda es cómo está Uruguay. Y una vez dado el debate de cómo está, que es el punto cero, hacia dónde tiene que ir, desde el programa que tiene el gobierno y obviamente los movimientos sociales tendrán su mirada, y habrá confluencias y diferencias.

Alejandro Sánchez.

Foto: Gianni Schiaffarino

En campaña electoral hubo discursos quizás un poco más radicalizados por parte de algunos actores del actual oficialismo, sin embargo, no lograron masividad. Al mismo tiempo, vemos la presencia que tiene la ultraderecha a nivel global, pero en particular en Argentina y en Brasil, por ejemplo. ¿Uruguay va un poco a contrapelo de lo que es la región o es una cuestión de tiempo?

Bueno, hay síntomas en Uruguay, y hay que tener un sistema político que pueda ser lo suficientemente inteligente, con el liderazgo suficiente para atender los síntomas. Vivimos en un mundo cargado de incertidumbre y de un enorme enojo con las democracias. Hay una pelea muy fuerte para afirmar las democracias en el mundo porque están en tela de juicio, porque los ciudadanos sienten que la democracia no ha cumplido en definitiva con su objetivo y su postulado de que todos somos iguales. Cuando la gente ve que cada vez hay más milmillonarios y cada vez hay más pobreza y más limitaciones, cuando la gente ve que en realidad el acceso a los bienes como la salud, la educación, la cultura, el conocimiento, el esparcimiento, son totalmente desiguales... bueno, empieza a construir ese malestar. Hay una crisis de representatividad y eso llega a Uruguay de alguna manera, por supuesto, porque no estamos desconectados del mundo. Eso obliga a tener una política distinta. Cuando nosotros planteamos la necesidad del diálogo y de la revolución de las cosas simples, estamos centrados en esa batalla. Porque si uno se plantea “bueno, vamos a hacer enormes cambios” -y todos sabemos que en realidad es muy difícil; los cambios culturales llevan tiempo-, lo que termina es contribuyendo en definitiva al descreimiento, y eso es lo que no se puede hacer. Creo que en Uruguay existe un buen relacionamiento político, que es bastante serio, razonable. Hay actores que cavan fosas, grietas, pero la sociedad uruguaya es otra cosa, y hay que entenderla y hay que estar muy cerca de ella.

El proyecto Neptuno

No ha habido, ni por parte de Orsi ni por parte del futuro ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, una afirmación tajante de que no se va a seguir con el proyecto Neptuno. ¿Por qué?

Bueno, hay dos temas acá. Creo que esa es la principal tensión que va a tener el gobierno el 2 de marzo: qué decisión finalmente toma el gobierno que se está yendo con respecto a esto. En la primera reunión entre Yamandú y el presidente de la República, el presidente de la República le transmitió que él iba a firmar el contrato, que iba a avanzar. Yamandú le transmitió que nosotros teníamos enormes críticas al proyecto y que entendíamos que para que contara con nuestro visto bueno tenía que levantar las observaciones, y que era muy difícil. Luego surgió la habilitación ambiental y ahora se está discutiendo si se modifica o no el proyecto y de qué manera. Nosotros estamos a la espera de que se nos informe cuál sería la modificación, si la hubiera, y qué características tendría la firma de ese contrato. El gobierno actual, ¿qué quiere? En boxeo hay una expresión, clinch, que es abrazar. Te quiere abrazar para que vos no lo puedas golpear. Eso es lo que está intentando el actual gobierno. Entonces es muy delicado el asunto, porque vos fijate, nosotros anunciamos el gabinete el lunes en el hotel y en la puerta teníamos la primera movilización, que era por el proyecto Neptuno, se estaban movilizando para dialogar con un gobierno que recién empieza el 1o de marzo. Eso da cuenta de dos cosas: primero, la enorme preocupación y sensibilidad que hay con este tema, y segundo, la movilización tiene que ir a la Torre Ejecutiva, no al hotel Radisson. Porque eso es lo que nosotros estamos tratando de transmitir también, más allá de nuestra opinión, y es que nosotros somos gobierno a partir del 1o de marzo, no antes. Porque parte de esta estrategia del gobierno es decir “no, no, decisiones compartidas”. No hay decisiones compartidas. Nuestra visión es conocida, ahora, ¿qué pasa después? Uruguay es el lugar de la certeza jurídica. Con un contrato firmado, cambian los gobiernos, pero el Estado es el mismo. Nuestra visión es crítica del proyecto, pero nosotros hoy no tenemos poder de decisión.

En un escenario sin el contrato firmado, ¿no se seguiría adelante con este proyecto?

Si no se firma el contrato, evidentemente no tenemos por qué continuar con este proyecto, porque tenemos una enorme cantidad de críticas. No hay razones, si no se levantan las observaciones, de llevar adelante el proyecto.

¿Y en el escenario de tener el contrato firmado? Se entiende lo de las certezas jurídicas, ¿pero no se evalúa que los efectos perjudiciales para el país de llevar adelante el proyecto serían mayores que el impacto sobre la certeza jurídica?

Obvio, vos tenés que poner en la balanza un montón de cosas, una es la certeza jurídica, que es un principio importante para el país. La segunda son las consecuencias. Entonces, en función de eso, hay márgenes de negociación. Lo que pasa es que yo no puedo opinar hoy de un contrato que no conozco, porque no lo conocemos. ¿Cuáles son las cláusulas del contrato? Si el contrato que van a firmar es igual al contrato del puerto, obviamente estamos entregados. Este es el gran problema, si van a firmar y qué tipo de contrato van a firmar. Nosotros no podemos tener una opinión cuando no conocemos la decisión y cuando no somos parte de la decisión.

Derechos humanos y pasado reciente

Ignacio Errandonea, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, afirmó que Cabildo Abierto quiere “vender sus votos” en Diputados para promover a cambio la liberación de los represores de la última dictadura que están presos. ¿Esto sería innegociable?

Yo creo que es innegociable que quien haya sido juzgado por crímenes de lesa humanidad tiene que cumplir su pena en el marco del Estado de derecho uruguayo. Ni más ni menos. Acá lo que es innegociable para mí es que no haya ciudadanos clase A y clase B con respecto a la justicia; la justicia es una sola y tiene que caer con todo el peso a los que son responsables sin hacer diferencias, más allá del tipo de delito que hayan cometido. Cualquier tipo de beneficio que pueda tener en este caso un preso tiene que estar dentro del marco general de las leyes del país. No puede haber privilegios para ninguno. Lo que creo es que hay una discusión más profunda, más compleja -porque este es un tema también muy cargado de dolor-, que tiene que ver con otra cosa. Hay quienes piensan -y este es un debate que la izquierda ha tenido siempre y que no siempre ha sido cuidado- que para lograr algo de verdad hay que renunciar a la justicia, y quienes piensan que sólo hay que avanzar en la justicia sin tener toda la verdad. Y yo creo que esos dos componentes tienen que estar unidos, no se pueden separar, porque todo avance en verdad nos trajo justicia, y todo avance de la justicia nos trajo un poco más de verdad. Para mí ese binomio es innegociable, porque tiene que ver con una posición política, ética y humana frente a lo que ha sido el episodio del terrorismo de Estado. Después viene el debate de por qué no les dicen a los militares que digan la verdad. Bueno, no tengo un mecanismo de acción más que decirles que lo digan, y si no lo dicen... Y también, por otro lado, te dicen: “Che, algunos que podían hablar no van a hablar porque si no los van a juzgar”. Yo puedo analizar esas circunstancias, pero de lo que no me puedo separar es de la verdad y de la justicia.

En esa clave, ¿qué te parecieron las declaraciones de la exvicepresidenta Lucía Topolansky?

Yo no sé el contexto de las declaraciones, no leí el libro, pero diría que son infelices. No las comparto, porque creo que pueden tener efecto de deslegitimar todo un proceso. Esta no fue la intención de Lucía, porque yo la conozco, es mi compañera, es mi referente. Tengo un enorme aprecio por Lucía y es una de las mujeres políticas luchadoras de toda la vida. Se puede equivocar como se equivoca cualquiera en una declaración, en una apreciación, pero lo cierto es que esas declaraciones ya quieren ser utilizadas para deslegitimar todo el proceso de construcción de verdad y de justicia en Uruguay. Obviamente iban a ser utilizadas para eso, entonces en ese sentido creo que son desafortunadas e inoportunas.

¿Quedó alguna deuda pendiente en los gobiernos del FA respecto del tema de los derechos humanos y el pasado reciente?

Hay que seguir buscando la verdad. Y hay que poner todos los recursos disponibles para encontrar los vestigios de verdad que pueden existir. Para mí hay tres componentes en esta mirada, que es una mirada política, ideológica y ética: memoria, verdad y justicia. Nuestros compañeros siguen en nuestra memoria y seguiremos haciendo los máximos esfuerzos para encontrar a los responsables, para juzgarlos y para conocer dónde están, y es irrenunciable para un estado democrático esa búsqueda. Pero también es cierto que eso hay que hacerlo desde una mirada sin anteojeras. Yo no le cargo esa responsabilidad a los nuevos oficiales que tiene la fuerza. No podemos cargarle a la oficialidad nueva con esa mochila, no la tiene. Entonces la discusión no es entre ciudadanos y militares, no, es entre violadores de derechos humanos, entre quienes llevaron adelante terrorismo de Estado, y quienes luchamos por la verdad, la justicia y la memoria.

El próximo gobierno

Hubo una reunión del futuro ministro de Economía, Gabriel Oddone, y el futuro ministro de Trabajo, Juan Castillo, para conversar y evitar que surjan tensiones porque hay visiones distintas en algunos aspectos. ¿Cómo ves esa articulación Economía-Trabajo?

Tensiones va a haber. En todo gobierno hay tensiones, porque el conjunto de desafíos que tiene el país son demasiado grandes y porque hay matices en las miradas. Pero cuando nosotros hablamos de un equipo, hablamos de esas cosas. Por ejemplo, a nosotros nos parece que es un buen binomio Oddone-Castillo en el caso de las políticas laborales, que están muy relacionadas con la política económica, porque nosotros tenemos el horizonte de privilegiar el aumento de los salarios sumergidos. Eso es una prioridad de la política económica y tiene que ser una prioridad, obviamente, del Ministerio de Trabajo, en el sentido de ir con pautas salariales que prioricen los salarios sumergidos y generen condiciones para mejorar a ese medio millón de compatriotas que tienen salarios sumergidos. Ahí hay desafíos estructurales que tienen que ver con la formación de esos trabajadores y trabajadoras y con mejorar sus condiciones para poder acceder al trabajo de mejor calidad, y eso tiene que ir de la mano con una estrategia de inversión que permita y habilite que se creen puestos de trabajo más calificados. No se puede separar una política de otra, porque si las políticas no están coordinadas tienden al fracaso. Entonces esas dos políticas tienen que estar coordinadas, pero no son las únicas. ¿Cómo hacemos para resolver el problema de los asentamientos y los niveles infrahumanos en los que viven muchos ciudadanos? Bueno, se requiere mucha inversión, privada y pública. Entonces ahí el Ministerio de Economía tiene otro papel que jugar. Y mejorar el acceso a la educación, mejorar el acceso a los salarios y el trabajo de calidad, y resolver las condiciones de hábitat de las personas impacta posteriormente en los niveles de violencia y en los problemas de seguridad. Nosotros estamos pensando en un gobierno en el que la política la llevan adelante los ministros, pero que el gobierno se hace cargo de la integralidad de la política, que tenga una mirada integral de los problemas. Tiene que haber una planificación de inversiones y tenemos que generar un gobierno inteligente.

¿En eso la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) va a jugar un rol?

La OPP y Rodrigo [Arim], con su mirada innovadora, con una mirada de desarrollo. Recordemos que Rodrigo, además de las virtudes que tiene, en el primer gobierno del FA trabajó y se esforzó muchísimo por construir la AGEV, la agencia de evaluación de políticas públicas, en la OPP. O sea que no son temas ajenos a él y fueron parte también de por qué creíamos que podía cumplir una función muy buena desde la OPP.

Alejandro Sánchez.

Foto: Gianni Schiaffarino

Oddone en un momento hizo algunas declaraciones respecto de la desindexación de los salarios, también sobre la edad jubilatoria, que no iban en línea con el programa del FA o con lo que propuso el presidente electo. ¿Hubo alguna charla con él para tratar de evitar cortocircuitos públicos?

Muchas charlas, y esa es mi tarea. Es la tarea que me pide Yamandú, la de la articulación política de los distintos ministerios y de los distintos ministros, y además el relacionamiento con el Parlamento y con la fuerza política para tratar de ir encauzando. Está bien, en un cuadro de baby fútbol el malo es el tesorero. ¿Por qué? Porque es el que te dice cuáles son los límites. Porque podemos empezar a soñar con todo lo que hay que hacer, pero después hay un principio que ordena la vida y es el principio de la realidad, es decir, cuántos recursos tengo para eso. Y el debate en este gobierno no va a ser sólo de las limitantes, porque esto lo hemos conversado mucho con Gabriel, sino de qué es lo que necesitamos hacer y cómo generamos los recursos para que eso suceda. No es un debate en el que la política económica va a venir a decir “hasta aquí sólo se puede, porque estas son las limitantes”, porque entonces nos dedicamos a administrar la realidad. No, la queremos transformar. Bueno, lo que precisamos es ir a más. ¿Cómo generamos los recursos para ir a más, cómo lo ponemos en la programación para que eso sea consistente con el objetivo de tener las cuentas sanas? Ese es un trabajo en el que le tenemos mucha fe a Gabriel, para pensar con cierta innovación de qué manera financiamos y les damos fundamentos económicos a las acciones prioritarias que tiene el gobierno, que están centradas en las 300.000 personas que están en condiciones de vulnerabilidad. Cómo mejoramos el acceso a los derechos, desmercantilizando un conjunto de servicios que hay en el país y que terminan generando brechas de acceso enormes para la gente en salud, en la educación, en cultura, en vivienda.

Oddone mencionó la posibilidad de revisar las exoneraciones tributarias. Además de eso, ¿están pensando en algún otro mecanismo de financiamiento?

El primero es el crecimiento económico. Uno tiene que potenciar el crecimiento para que de alguna manera existan recursos. No hay forma de repartir riqueza cuando no se produce, y ahí vuelvo a lo de integrar políticas: si no tenemos una vinculación muy fina entre la política económica y la política exterior, que es la inserción internacional, es muy difícil. Uruguay tiene que pensar cómo logra mejorar su acceso a los mercados en el mundo. Después, nosotros queremos ser eficientes con el gasto público, evitar la superposición de tareas, lo que me permite hacer más con lo mismo, y ahí también hay que mirar el gasto tributario, que tiene que ser eficiente. No estamos en contra del gasto tributario, creemos que contribuye al desarrollo. Tiene dos componentes: uno es bajarle el costo de vida a la población, porque una parte importante del gasto tributario es la rebaja del IVA, y la otra parte es la orientación de inversiones. Sin ese instrumento para orientar inversiones probablemente no se pueda generar desarrollo en todo el territorio.

Por otra parte, nos hemos planteado un fuerte desafío con el riego para aumentar la productividad. Creo que ahí va a haber posibilidades de recursos. Y se está hablando de construir un IVA personalizado, que hoy es un impuesto bastante ciego con respecto a nuestra capacidad contributiva. Hoy se puede hacer, habrá que empezar de a poco.

¿Dónde deberían estar los énfasis en la próxima ley de presupuesto?

El presupuesto es la materialización económica de tu plan de gobierno. Ahí nosotros tenemos 48 prioridades anunciadas en Colonia que tienen que tener su correlato en el financiamiento. De hecho, están presupuestadas. Tenían que ver con medidas muy concretas, como un bono para el inicio de clases, con el incremento en el número y en la proporción de las becas Butiá, con algunos aspectos de seguridad. Pero la prioridad es cómo nosotros vamos a avanzar en un presupuesto que ponga proa a mejorar el acceso a los servicios públicos a la población, ese tiene que ser un eje central. El segundo es cómo resolver los problemas de la pobreza infantil y cómo vamos mejorando en resolver los problemas de acceso a la salud, tanto a los especialistas como a los medicamentos. Y por supuesto, poner un eje en el tema de los salarios bajos, sumergidos, este es nuestro norte.

¿Una de las primeras medidas del gobierno va a ser convocar al diálogo social?

Sí, es nuestro compromiso y lo vamos a hacer. Tenemos desafíos importantes; en seguridad social está el problema de la Caja Profesional, que es una de las bombas de tiempo que están instaladas, la del Casmu es otra. Seguramente el tema de la seguridad social estará dentro de los puntos que toque el discurso de Yamandú el 1o de marzo. Todos sabemos que el discurso de la Asamblea General el 1o de marzo es el primer discurso del presidente electo y son los ejes estructurantes de lo que pretende hacer su gobierno. Entonces ahí seguramente estarán las iniciativas que tendremos de cara a ese diálogo social.

¿Se va a bajar la edad jubilatoria a 60 años como se prometió?

Nosotros fuimos claros siempre en que todo el que necesite jubilarse a los 60 años se podrá jubilar y que la ley que llevó adelante el gobierno genera enormes dificultades para una porción grande de la población. Tenemos también que buscar mecanismos e incentivos para que las personas decidan postergar su jubilación, porque la seguridad social siempre está tensionada por el envejecimiento de la población y su financiamiento, pero también porque el mundo del trabajo ha cambiado y porque la expectativa de vida ha crecido. Pero el que necesite jubilarse a los 60 lo tiene que poder hacer, porque el mundo entero ya nos dio el diario del lunes. Te quedás sin trabajo a los 60 años y ¿quién te toma? Y para un conjunto de trabajadores y trabajadoras, que llegan con su físico que ya no dan más, jubilarse a los 60 años es una oportunidad. Pero bueno, una cosa es incentivar y otra cosa es obligar y generar situaciones tan traumáticas como en todas partes del mundo, donde aumentó la edad jubilatoria y casi la mitad de los trabajadores no se ha podido jubilar.

Si sucediera en el gobierno de Orsi un caso similar al de Raúl Sendic, ¿cómo debería ser la reacción?

Creo que de estos temas hay aprendizajes hechos del FA, y desde mi punto de vista hay que ser y parecer. Ser y parecer en un gobierno tienen que tener el mismo nivel de importancia. Si se cometen actos de corrupción, evidentemente hay que tomar una decisión rápida, ese compañero que cometió esos errores tiene que estar afuera del gobierno. Y parecer también, porque muchas veces lo que termina pasando es que no hay actos de corrupción, pero lo que hay es una batalla política que genera de alguna manera una instalación en la sociedad con ese tema. Y un gobierno es un proyecto colectivo, no personal, las personas en este gobierno somos accidentes y lo más importante es el proyecto. Entonces creo que frente a un escenario de esas características ya hemos aprendido, y los compañeros tienen que dar un paso al costado en pos del proyecto y defenderse. Nosotros lo acabamos de hacer con Charles Carrera. Entonces me parece que en un gobierno de Yamandú esa tiene que ser la actitud que asumamos, porque el proyecto es más importante que nosotros.

“Algunos de los problemas financieros de la IM también tienen origen endógeno”

El Movimiento de Participación Popular (MPP) resolvió no impulsar una candidatura propia para la Intendencia de Montevideo (IM). Aunque se maneja como una posibilidad, por ahora el sector no ha expresado su respaldo a la candidatura de Mario Bergara, impulsada por Convocatoria Seregnista Progresistas. Sánchez aclara que no está en las negociaciones departamentales, pero acota que está a favor de las múltiples candidaturas porque “permiten que haya distintos perfiles”, y expresa su preocupación de que quede “instalado en la sociedad de que la IM es el trampolín para la candidatura presidencial”. “¿Eso quiere decir que el intendente de Montevideo no puede ser candidato a presidente? No, puede. Ahora, lo que no puede quedar es que al final la opción de la IM siempre es una opción para ser candidato a presidente. Creo que eso hay que desterrarlo”, remarca.

En segundo lugar, señala la necesidad de tener “un proyecto de ciudad y de departamento”. “Yo creo que el Frente Amplio lo tiene, lo tuvo, pero hay que poder explicitarlo mejor a la sociedad, qué tipo de proyecto tenemos nosotros de ciudad, y eso tiene que ser un componente importante a la hora de definir una candidatura”, afirma. Añade que eso “tiene que ver con el ABC de lo que tiene que hacer la intendencia, que es la limpieza, el barrido, la iluminación, pero también con otras cosas de cómo hacemos convivible esta ciudad, cómo reducimos los tiempos que gastamos en dirigirnos de un lado al otro, cómo se democratiza la geografía de esta ciudad”, así como con construir espacios de convivencia.

Respecto de los nombres, destacó que con Seregnistas se ha venido “construyendo afinidad” y que conversarán sobre este tema con todos los sectores con los que conformaron un sublema para las elecciones nacionales. “Pero no tenemos una definición todavía. Es cierto que los compañeros de la 95 [Seregnistas] han planteado a Mario, y nosotros lo que planteamos es que es una candidatura a construir y que lo que hay que hacer es construir la candidatura de Mario. En todo caso, el MPP después tendrá sus mecanismos para tomar una decisión, pero hay que hacerlo en conversación con el FA. No es ‘nosotros resolvemos ir con Mario y que el FA se maneje’”, apuntó Sánchez.

Sobre los problemas económicos que está teniendo la IM, el futuro secretario de la Presidencia valoró que “ahí hay distintos niveles de problemas”. “El gobierno nacional ahogó a la IM, y eso es una realidad, también lo sufrieron Canelones y Salto. Después con esas condiciones cada uno tuvo que gestionar la realidad, entonces obviamente que algunos de los problemas financieros de la IM también tienen origen endógeno en decisiones que se toman en la intendencia. Yo no estoy cerca de ese proceso, pero obviamente que si hay algún error cometido, hay que ver cómo se resuelve”, afirmó. Agregó que la IM le transmitió al gobierno nacional electo que hay deudas del gobierno nacional a la intendencia y que esperan que, una vez que asuma, se ponga al día con esto.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura