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Fernando Mattos.

Foto: Ernesto Ryan

Para el ministro de Ganadería, las gremiales agropecuarias “tienen razón” en sus reclamos por el atraso cambiario

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Fernando Mattos sostuvo que si bien algunos sectores “se benefician con esta realidad”, para “el sector productivo se ha tornado muy pesado”.

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Leído por Andrés Alba.
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El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, admitió que los gremiales agropecuarias y empresariales “tienen razón” al quejarse del atraso cambiario que se registra en el país, algo que es cuestionado, incluso, por parte del Frente Amplio.

En rueda de prensa, el jerarca sostuvo que las herramientas del Ministerio de Economía y Finanzas “no han sido efectivas” para revertir el atraso, y agregó que hay una “realidad de un dólar que no ayuda al proceso de exportación”. “Como todo en la economía, es un tema de equilibrio y balanza. Hay sectores que se benefician con esta realidad y el primer objetivo, que fue reducir la inflación, fue exitoso, y después de 18 años hace varios meses estamos dentro del rango meta. Pero para el sector productivo se ha tornado muy pesado”, apuntó, según consignó Telemundo.

Para Mattos, la inflación en dólares “impacta en los costos de producción, y cuando eso lo asociamos a una caída en la producción física, como ocurrió el año pasado por la sequía, o con reducción de precios internacionales, la ecuación económica se torna bastante compleja”.

La semana pasada, la Federación Rural publicó un comunicado en el que se centró en la situación del dólar. En ese sentido, manifestaron que “el valor del dólar tendría que estar a 58 pesos para poder equipararnos al nivel promedio de referencia”. Actualmente, el dólar está a 37,20 pesos.

Al ser consultado sobre este planteo, Mattos dijo que no sería razonable tener un dólar de 58 pesos, pero afirmó que “sí sería un gran alivio para el sistema productivo tener un dólar más alineado y competitivo”. Sin embargo, acotó que “la intervención puede ser un camino sin salida porque después no es suficiente”, porque “el tamaño de la economía uruguaya frente al tamaño regional es de baja incidencia”.

Otro de los actores que se refirieron al atraso cambiario fue el presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales, Diego O'Neill, quien en la mañana de este miércoles, tras una reunión de la directiva de la gremial, dijo que hay una valoración positiva de la baja de la inflación, pero afirmó que el atraso cambiario “es algo que preocupa mucho”.

“El BCU [Banco Central] tiene una política de no intervenir en el mercado, que tiene sus fundamentos, pero también entendemos que cuando hay distorsiones en el mercado, que parecería es lo que está pasando en estas últimas semanas, debería haber una reacción. El sistema productivo está muy golpeado por el tipo de cambio y es algo que nos preocupa mucho”, afirmó en una rueda de prensa.

En tanto, en la noche de este martes, el presidente del BCU, Diego Labat, habló sobre la libre flotación del dólar en Uruguay y la política financiera del organismo, que apunta a tener una baja inflación. Según comentó en un evento coordinado por Somos Uruguay, la libre flotación “es la mejor referencia que uno puede tener”, y recordó que el BCU no interviene en el tipo de cambio desde agosto de 2021.

Asimismo, Labat llamó a “no politizar el tipo de cambio”. “Hemos hecho un hincapié especial en esa libre flotación. ¿Por qué? Una de las dificultades que ha tenido Uruguay durante muchos años para bajar la inflación es la falta de credibilidad”, ya que en promedio el país ha tenido 8% de inflación en los últimos 20 años. “Cuando yo tengo esa historia, es difícil que me crean que la voy a romper. Entonces, ser absolutamente ortodoxo en la libre flotación me ayuda a construir credibilidad, para que les quede claro a todos los agentes económicos que nosotros tenemos un objetivo central, que es la inflación”, expresó.

En otro tramo del conversatorio, Labat sostuvo que la “mejor contribución” del BCU con la sociedad es tener una inflación baja, “lo que implica evitar problemas redistributivos”. “Una inflación alta perjudica el funcionamiento micro de la economía, lleva a decisiones empresariales correctas, pero no óptimas”, añadió.

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