En Uruguay hay 500.000 consumidores de tabaco y mueren cerca de 6.500 personas por año como consecuencia del tabaquismo, enfermedad crónica consecuente del consumo de tabaco. Estas cifras colocan al país en el tercio superior en el ranking de prevalencia del consumo de tabaco en adultos en la región de las Américas. A nivel mundial, fallecen cada año ocho millones de personas, tanto por consumir tabaco como por estar expuestas a este tipo de humo.
Elba Esteves, directora del Programa Nacional de Control de Tabaco del Ministerio de Salud Pública (MSP), advirtió este lunes sobre “la asociación catastrófica” de la epidemia de tabaquismo y la pandemia por la covid-19. “Ambas se potencian”, dijo Esteves en la actividad “Desafíos y oportunidades para el abordaje del tabaquismo en el contexto de pandemia”, organizada por el laboratorio Roche.
“En estos meses ya se ha podido generar suficiente evidencia para demostrar que el consumo de tabaco actual o pasado produce formas más graves de la covid-19”, aseguró la directora. A su vez, con mayor frecuencia estos pacientes requieren ingreso a CTI e intubación y, además, registran mayor cantidad de muertes. Según estudios internacionales, los fumadores o exfumadores tienen 79% más de probabilidad de desenlaces graves.
Como consecuencia de esta evidencia, organizaciones internacionales –y también locales– elaboraron recomendaciones con respecto a la asociación entre el tabaco y la covid-19. Entre ellas, se destaca la advertencia a los fumadores sobre un mayor riesgo de adquirir la infección por SARS-CoV-2. “Si bien esta recomendación no tiene un alto nivel de evidencia, sí hay suficientes argumentos”, explicó Esteves.
Está estudiado y hay evidencias firmes de que las personas que fuman tienen mayor riesgo de adquirir infecciones respiratorias, tanto bacterianas como virales. Dentro de estas últimas, se incluyen otros tipos de coronavirus. “Todavía no se ha podido demostrar que con el SARS-CoV-2 suceda esto simplemente porque no ha habido tiempo para acumular la evidencia suficiente”, aclaró la directora.
A esto se suma que producto de la conducta de fumar los consumidores se llevan la mano a la boca cientos de veces al día. Este es uno de los hábitos que se trata de evitar para prevenir el contagio del virus. “Por lo tanto, aumenta el número de veces que la persona se pone en riesgo para adquirir la infección”, subrayó Esteves.
Teniendo en cuenta la alta transmisibilidad de la covid-19 y el riesgo alto de contagio, también se aconseja evitar el uso de sistemas electrónicos de administración de nicotina (conocidos como cigarrillos electrónicos, e-cigs o vapeadores), productos de tabaco calentado u otras formas de consumo que suelen ser compartidas.
Asimismo, Esteves recordó que la exposición pasiva al humo de tabaco y a las emisiones de los vaporizadores significa un amplio riesgo de infección de la covid-19 para quienes comparten ambientes cerrados o están a corta distancia, incluso en ambientes abiertos, de exposición a las sustancias tóxicas y a las partículas que pueden vehiculizar el virus.
79% más de probabilidad de desenlaces graves de covid-19 tienen fumadores o exfumadores.
Esteves enfatizó que en esta situación el “gran desafío” es promover el cese del consumo de tabaco y que la Organización Mundial de la Salud no eligió “en vano” trabajar bajo este precepto durante 2021. Sin embargo, advirtió que existen ciertas dificultades. Entre ellas, mencionó que a las personas que tienen adicción al tabaco muchas veces les resulta más difícil superarla en un contexto de adversidad, como puede significar la pandemia. En esta línea, aclaró que en Uruguay no se cuenta con evidencia respecto de este punto. Un estudio que hizo la Junta Nacional de Drogas, con una muestra voluntaria a través de las redes sociales, arrojó que no se registraron “cambios significativos” en relación con el consumo de tabaco en el contexto de la pandemia.
Por otro lado, identificó como otro inconveniente que los sistemas de salud estén abocados a atender la covid-19. Esto hace que el abordaje de otras enfermedades crónicas, como el tabaquismo, hayan sufrido un “detrimento por menores recursos y tiempo”, recordó. Por otra parte, impacta la baja de la presencialidad porque, tal como dijo Esteves, el abordaje del tabaquismo requiere un vínculo con los pacientes que es más difícil de establecer por los medios virtuales.
“Las autoridades obviamente están abocadas a tratar esta pandemia. Por lo tanto, las medidas de control del consumo de tabaco y las estrategias sobre las cuales hay que seguir avanzando para disminuir las muertes por este motivo no están siendo atendidas con la intensidad que desearíamos”, agregó.
Pero para la directora del Programa Nacional de Control de Tabaco la pandemia también es una motivación. “Tenemos que lograr que sea una motivación para dejar de fumar”, afirmó. En este sentido, recalcó que la actual situación sanitaria no sólo ha generado un cúmulo de evidencia que “es muy importante” para respaldar las acciones de control del consumo de tabaco en el marco de la pandemia, sino que “ha puesto a la salud como prioridad y en el foco del sistema”.
Dispositivos de tabaco calentado
El decreto del Poder Ejecutivo del 3 de marzo, que habilitó la comercialización de dispositivos de tabaco calentado, fue criticado por distintas organizaciones e instituciones del ámbito médico y científico que plantearon que la medida del gobierno “debilita la política de control de tabaco” e “implica un grave retroceso en la protección de la salud de los uruguayos”. Esteves reconoció que significa “un desafío y una preocupación” para el Programa Nacional de Control de Tabaco, teniendo en cuenta que aumenta la oferta de productos de tabaco y nicotina. “Al ingresar al país nuevas formas de consumo, obviamente hay que estar alerta sobre cómo se comporta la prevalencia del consumo de tabaco. Esperemos que no haya un cambio sustancial”, auguró.
La directora señaló que previo a la entrada en vigencia de la norma “no hubo tiempo de establecer los procedimientos de la ley integral del control de tabaco”. Por este motivo, actualmente se está trabajando con la Dirección Nacional de la Salud para ver cómo aplicar el decreto. En este sentido, recordó que estas formas de consumo tendrán las mismas medidas de control. “Hay que ir adaptando toda la legislación a la realidad de estos productos que van a ser implementados por una variedad de empresas”, indicó. Agregó que actualmente están elaborando procedimientos “provisorios” –algunos ya se están aplicando– mientras desarrollan un procedimiento electrónico que esperan que esté listo “a la brevedad”, concluyó.