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Elízabet Gómez y Adriana Sirito, el miércoles 16 de noviembre, en la sala 2 del cine Alfabeta.

Foto: Mara Quintero

Encuentro de empresarios regionales llamó a dar valor e invertir en quienes emprenden luego de los 50 años, en una región con envejecimiento acelerado

7 minutos de lectura
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Diversos proyectos fundamentaron que en las personas mayores activas hay una “industria nueva” que permite generar capital y “movilizar dinero”

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Leído por Mathías Buela.
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En el marco de la Semana Emprendedora 2020, se desarrolló “La era de la economía plateada: hacia una longevidad innovadora, emprendedora e inclusiva”, un evento organizado por el grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Endeavor Uruguay y Pensar en Grande, tres iniciativas que integran la Red Uruguay Emprendedor y que además están vinculadas al desarrollo de emprendimientos.

Las tres organizaciones se complementaron en un espacio que reunió inversionistas, empresarios y organizaciones nacionales e internacionales, con el objetivo de intercambiar experiencias de la economía plateada, un sector que se vincula específicamente al envejecimiento y a las oportunidades de emprendedurismo y capacitación, así como a las necesidades y las demandas de las personas luego de los 50 años de edad.

Además de dos paneles conformados, entre otros, por ingenieros, emprendedores e inversionistas que compartieron sus experiencias con la economía plateada o senior desde sus diferentes labores, también se presentó Finanzas plateadas: zona de no exclusión financiera, una publicación reciente de BID Lab que indagó sobre la exclusión financiera de las personas mayores en el mundo.

La principal motivación del trabajo fue que según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas, “en los próximos 30 años, el número de personas mayores de 65 años se duplicará de 750 millones a más de 1.500 millones”. Se estima que “en 2050 el porcentaje de personas mayores de 65 años pasará de 9,3% a 16% de la población” y si bien el crecimiento será mundial, se espera que América Latina y el Caribe sea la región que “más rápidamente envejecerá”.

Fermín Vivanco, especialista de BID Lab y uno de los autores, resumió que el objetivo del libro fue conocer tendencias en finanzas y en economía plateada, es decir, “revisar las experiencias como una llamada a la acción” para nuestra región, porque “la exclusión financiera de las personas mayores es algo que nos debe movilizar”. Lo que hace el libro es analizar la situación de exclusión desde diferentes problemas. Uno de ellos “es la brecha digital que de alguna manera se acentuó durante la pandemia” por la migración de los bancos y los intermediarios financieros hacia productos, canales y servicios digitales.

La segunda dimensión o problema contemplado fueron “las necesidades desatendidas, por ejemplo, en cuanto a la vivienda o emprendimientos” de las personas mayores de 50 años que “muchas veces se autoexcluyen o son excluidas por el sector financiero”. Por último, se consideró el fenómeno del emprendedurismo en esta población, “que a veces es invisible entre personas mayores” por diferentes motivos, entre ellos, que “la imagen pública del emprendedor casi siempre es la de una persona joven”.

Los especialistas de BID Lab analizaron las dimensiones detalladas y, según Vivanco, encontraron que en “nuestra región todavía no es un problema angustiante para los bancos” y, si bien hay interés y una serie de iniciativas, eso sucede “sobre todo afuera, en países como España”, en bancos que, por ejemplo, “contratan asesores especializados en personas mayores para que las ayuden a aprender a hacer determinadas cosas”, gestiones como retiro de dinero en un cajero.

Otra de las observaciones de la revisión fue el rol de las organizaciones sociales. “La banca por sí sola no va a innovar” la mirada sobre la inclusión de las personas mayores en el sistema financiero, “o va a tardar mucho”. Por eso es un sector que “necesita ir de la mano con organizaciones comprometidas con los adultos mayores que puedan colaborar” en el diseño de productos, nuevos canales, y servicios para lograr un emparejamiento de oportunidades en las que, según Vivanco, el BID ya trabaja por medio de diferentes alianzas y proyectos.

Emprender en el siglo plateado

“El siglo plateado” y “Emprender en plateado” fueron los dos paneles que graficaron con experiencias la acción de cuya necesidad advierte el libro del BID Lab. Expertos, inversores y emprendedores de Uruguay y del mundo que trabajan en apoyar la economía plateada e intercambian de cerca con adultos mayores impulsaron a desarrollar un sector “invisibilizado” pero con la posibilidad de darle desarrollo “a un modelo de capital diferente” mediante múltiples formas.

En principio, César Buenadicha, jefe de la Unidad de Discovery en BID Lab, manifestó que en la misma sintonía del banco, que “hace cinco años vio en Uruguay la posibilidad de transformar los paradigmas económicos”, para trabajar la economía plateada, “hay que romper el preconcepto de que la vida se da desde una situación de montaña” y verla desde el concepto como “la vida como muchas vidas”, es decir, contemplar “etapas que no hay por qué compararlas sino complementarlas”.

Para Buenadicha, dentro de la economía en personas mayores hay una “industria nueva” que permite generar capital y “movilizar dinero”. Resaltó además “el privilegio de emprender cuando uno es un adulto mayor”, sin las tensiones de la juventud y de otras etapas de la vida, aprovechar “las oportunidades de la serenidad y de poder aplicar el conocimiento que dan los años”. “Emprender cuando uno es un senior tiene mucho sentido”, consideró.

También hubo ejemplos de cómo impulsar emprendimientos en personas mayores. Desde Perú, Elizabeth Gómez, integrante de Emprende Perú, una red de más de 40 organizaciones públicas y privadas que impulsan los emprendimientos de adultos mayores, expuso que el objetivo del proyecto del que es parte es “promover emprendimientos de y para adultos a partir de los 50 años”, también brindar capacitaciones, diferentes eventos, y “empoderarlos para que formen parte activa de la sociedad” y se conviertan, además de en emprendedores, en “docentes, o en la manera en la que elijan ser activos”.

Agregó que el proyecto tiene tres componentes básicos: educar como academia, difundir el concepto de economía plateada, “porque aún hay quienes no lo conocen”, y “generar redes”. También se trata de colaborar articuladamente con el gobierno como un fin para “poder promover leyes” a futuro.

Consultada sobre el futuro de la iniciativa, Gómez comentó que dentro de cinco años el éxito del proyecto se centraría en “maximizar el valor de la experiencia de los adultos, romper paradigmas y trabajar de manera articulada”.

Alejandro Anderlic, integrante de la empresa Salesforce, trabaja en “sistemas de tecnologías que buscan dar visibilidad a las oportunidades que existen para trabajar en la economía digital”, porque a veces “la gente no sabe que puede vivir a través de un trabajo como estos”. Sobre todo, buscar “igualdad de oportunidades para las personas que forman parte de la economía plateada” y que muchas veces creen que “ya están bajando la cuesta”, resignados.

Remarcó que en la economía digital hay muchas posiciones que falta cubrir y para ocuparlas “no hace falta ser un gurú de la tecnología”. Ejemplificó la posibilidad contando un proyecto de la empresa en cuatro meses: “gente con cierta educación técnica y de cualquier edad” recorrió “un camino acelerado de aprendizaje”, se certificó y tuvo la posibilidad de comenzar a trabajar en el ecosistema de Salesforce, con alguno de los socios de la empresa. “Hubo un caso de la primera cohorte, una persona adulta que nunca había tenido gran contacto con la tecnología decidió tomar la experiencia y quedó empleado en la empresa”.

Lo que también “buscamos es trabajar en equipo, que los programas escalen y que las grandes empresas de tecnología se sumen”, comentó. Consideró que primero hay que actuar, dar visibilidad, “acompañar y facilitar las herramientas para que las personas mayores se incorporen al ecosistema” empresarial.

En el segundo panel también se habló de invertir en economía plateada. Ariel Zylberzstejn, un uruguayo que vive en Israel y emprendió en México, contó cómo fue invertir en el sistema de cuidados, un factor fundamental de la economía plateada.

Hace siete años que Zylbersztejn creó en México la primera empresa de atención a personas con Alzheimer, una plataforma tecnológica para el desarrollo interno del país, que luego se amplió a la gestión del sistema de cuidados de toda América Latina.

Gracias a la economía plateada “nos podemos convertir en un ejemplo regional de lo que ya ocurrió en los países desarrollados”, consideró. Sobre su proyecto, dijo que “en el mundo hay un billón de personas que se hacen cargo de una persona adulta o dependiente” que vive en su casa, y en América Latina, “si bien es muy común”, trae una gran carga para el cuidador y para el sistema del país en general.

“Observamos que la intersección del sistema de salud, el sistema social y las personas que están en su casa tiene en común el objetivo de vivir mejor y pagar menos”. Por ese motivo el objetivo del proyecto “es empoderar y certificar a las personas que cuidan” y que al final del día “no saben bien cómo hacerlo”, para que además, “cuando termine esa labor tengan un fortalecimiento para poder volver a insertarse en el mercado”.

El Estado y la iniciativa

El rol del Estado en la inclusión de los emprendedores plateados, pero también de su inclusión en el sistema social y financiero, fue un importante puntapié del intercambio.

Adriana Sirito, integrante del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, remarcó la importancia de “ponerse al servicio de una población envejecida” y tratar de pensar propuestas “desde la articulación entre lo público y lo privado”.

Recalcó que es necesario el trabajo cooperativo y la escucha para “incluir a las personas mayores en los programas que ya existen”, sin la necesidad de crear iniciativas nuevas. Además de la inclusión financiera, sostuvo que hay que atender otras demandas, como “la soledad que sienten los mayores de 60 años”.

La vicepresidenta de Uruguay, Beatriz Argimón, participó en el encuentro y celebró la propuesta. Opinó que la economía plateada “es un gran tema para la región pero en especial para Uruguay, que tiene un alto número de personas mayores de 60 años” y que tener “una mayor longevidad implica fortalecer la calidad de vida”. Sostuvo que “se debe poner el foco desde el fortalecimiento de las políticas públicas”.

Agregó que durante la pandemia por coronavirus el tema de los cuidados “se volvió más notorio”, y sentenció que esa situación redunda en la posibilidad de tener nuevas formas de trabajo, pero recalcó la importancia de ampliar el concepto, porque la economía plateada sobre todo “es tener la posibilidad de buscar el desarrollo de determinados microemprendimientos y aportar a la economía de las familias y los Estados”, luego de la etapa jubilatoria.

Todos los participantes dejaron el mensaje de emprender sin importar la edad o la etapa de la vida en la que las personas se encuentren, de cambiar el paradigma e invertir roles, por ejemplo, que sean los jóvenes quienes financien a un adulto mayor en un emprendimiento y no al revés, como es habitual.

Es importante “dejar de lado la idea de que porque no estamos acostumbrados o familiarizados es imposible”, dijo Miriam de Paoli, emprendedora y fundadora de No Pausa, un proyecto que busca acompañar e informar a las personas con aparato reproductor femenino en la etapa del climaterio, la etapa que transcurre en torno a la menopausia.

Agregó que “cuando hablamos de economía plateada hablamos de longevidad”, y si no pasa nada inusual, “todos vamos a vivir alrededor de 80 años y nos vamos a reinventar por lo menos dos veces” en la vida, por lo cual, “la productividad no se trata sólo de producir ganancias”, también implica “cambiar la manera en la que miramos al adulto mayor”.

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