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Roberto Kreimerman y Agustín Colombo

Foto: Victoria Rodríguez

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Financian proyectos de biotecnología, electrónica y software para dar “un salto de calidad”

Para promover la asociatividad entre los ámbitos empresarial y académico a nivel local y regional se lanzó un nuevo llamado a proyectos de inversión en los sectores de biotecnología, electrónica y software. Éstos serán financiados hasta en un 50% por el Proyecto de Internacionalización de la Especialización Productiva (PIEP), que entre 2008 y 2009 otorgó 1.852.000 dólares a emprendimientos en esas áreas. El ministro de Industria, Roberto Kreimerman, destacó la importancia de la iniciativa para estar “un escaloncito más arriba” en materia productiva. Valoró que la economía, por sí misma, llevará a un proceso de integración regional, aunque también destacó la intención política de realizarlo.

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A lavar los platos

El director de la Secretaría del Mercosur, Agustín Colombo, celebró estar participando en “una de las actividades más gratificantes”, porque es “un proyecto que funciona bien” y está “bien concebido y bien trabajado”. Apuntó que “las diferencias tecnológicas son el distintivo de los países desarrollados” y recordó con “tristeza” que “en la década de los 90 un ministro de Economía de Argentina [Domingo Cavallo] mandó a los científicos ‘a lavar los platos’”. Resaltó la importancia del “triángulo de Sábato”, que implica la conjunción de acciones entre los ámbitos público, empresarial y académico.

El lanzamiento 2010 del PIEP se realizó ayer en la Torre de los Profesionales, oportunidad en la que se presentaron los resultados alcanzados hasta ahora por el programa, y que contó con la presencia de Kreimerman, el director de la Secretaría del Mercosur, Agustín Colombo, y la directora del PIEP, Mónica Barriola. Además, se presentaron ejemplos de empresas e institutos que financiaron proyectos por intermedio del PIEP, que se integra con recursos del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) como principal inversor y del gobierno uruguayo.

El objetivo principal del programa es “fortalecer y desarrollar las cadenas productivas” en los tres sectores mencionados, en el país y también la región, mediante proyectos asociativos entre empresas e investigadores. Ello se hace para “alcanzar una mayor integración y complementación regional, ampliar mercados y [lograr] una mayor especialización en las exportaciones con base en el conocimiento, la tecnología y la innovación”.

En 2008 y 2009 el PIEP otorgó 1.852.000 dólares en financiamiento, de los que 1.275.000 fueron aportados por el Focem, mientras que los 577.000 dólares restantes fueron aportados por cada gobierno local. Barriola detalló que se presentaron 34 emprendimientos, de los que se aprobaron 26: 11 en software, ocho en biotecnología y siete en electrónica. Brasil fue el país más asociado al programa, con nueve proyectos presentados, seguido por Argentina, con ocho, Chile y Venezuela, con tres en cada caso, y Paraguay, asociado a un proyecto. Debe agregarse una iniciativa conjunta con socios de Brasil y Argentina, y otro entre Argentina y Paraguay.

Lanzado

Se resaltó que todos los proyectos lograron apertura de nuevos mercados. La mitad lo hizo en la región, 20% hacia mercados extrarregionales y el 30% restante hacia ambos destinos. Se informó que 70% de los planes generó empleo de forma directa y 80% de forma indirecta, subrayándose que en los dos años de funcionamiento se crearon 150 puestos de trabajo especializados de forma directa. El 60% de los proyectos logró “una asociatividad nacional alta” y “las empresas regionales tuvieron una adecuada participación en los roles que se comprometieron a realizar en cada uno de los proyectos”.

El PIEP 2010 se orienta a empresas de software, biotecnología y electrónica, y a sus respectivas cadenas de valor; como elemento “excluyente” deben promover la innovación tecnológica. Asimismo, tienen que estar asociados localmente con empresas o institutos de investigación, y también a nivel regional, apuntando además a ampliar sus exportaciones. El monto máximo de financiamiento es de 80.000 dólares para cada uno, y como contrapartida deben contar con un aporte de empresas asociadas equivalente a 50% del monto total implicado. El plazo para presentar proyectos vence el 17 de mayo y se pueden consultar las bases en la página web www.piep.org.uy. Barriola dijo a la diaria que el Ministerio de Economía analiza a cuánto ascenderá el monto total a financiar, pero estimó que rondará los 500.000 dólares durante todo 2010.

Subiendo escalones

El titular de Industria apuntó que el programa supone “un apoyo de los países del Mercosur”, cuya base radica en la “asociatividad entre empresas” de los países miembros en “tres sectores muy dinámicos, proveedores de mano de obra y de desarrollo del país”.

Se refirió a la importancia de una “actuación mixta” entre “el Estado y el mercado”, asegurando que “se dejaron atrás las discusiones de si es todo el Estado o todo el mercado, y hay alianzas público-privadas con un Estado controlador, regulador y promotor”.

Remarcó que en el período 2005-2009 la economía de Uruguay creció a una tasa promedio de 6,2% anual y logró un sustancial aumento de sus exportaciones, diversificando destinos y “abriéndose a la venta de nuevos productos”. En ese sentido, los principales desafíos de la nueva administración pasan por garantizar el crecimiento y promover aun más la diversificación de destinos, “pero principalmente diversificar la matriz productiva incorporándole productos de mayor valor agregado”.

Se trata de “generar una estructura que vaya de menos a más, [...] que nos coloque un escaloncito más arriba de lo que estamos ahora” y genere “más trabajo y de mayor calidad”.

Explicó que “la tecnología permite la fragmentación de los procesos productivos [...] y la clusterización, la aglomeración de los procesos donde son más eficientes, donde tienen mejores locaciones”. En virtud de ello, “este doble proceso va a llevar por sí solo a cierto grado de integración productiva entre países, porque lo van a ir haciendo las grandes empresas”. No obstante, añadió que más allá de la economía también existe “la voluntad política” de concretar esa meta, puntualizando que “hay una clara intención de dar mayores posibilidades a las pequeñas y medianas industrias”.

“La integración es económica, productiva, social, cultural, pero tiene un fuerte apoyo de las políticas públicas para dirigirnos hacia el lugar que queremos: un país mejor para todos”, concluyó Kreimerman.

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