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Una pantalla informa de la caída sufrida por el Índice Nikkei, el martes 31 de agosto de 2010, en Tokio, Japón.

Foto: Efe, Franck Robichon

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Expertos entienden que la crisis internacional va quedando atrás, pero el panorama aún es complicado.

Economistas consultados por la diaria entienden que el mundo desarrollado es el que aparece con mayores dificultades, aunque de a poco “va sorteando” obstáculos, y pese a algunas señales de desaceleración, los emergentes tienen un crecimiento sólido, mientras que el enfriamiento es “esperable, lógico y sano”, y Uruguay aparece con buenas oportunidades de crecimiento del PIB, que rondaría este año entre 5,9% y 7,3%. No obstante, advierten desafíos, como el déficit educativo de nuestro país.

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Mercado modelo

Respecto al posible cambio de modelo de crecimiento de Estados Unidos, que busca reducir el consumo interno e incrementar las exportaciones, los expertos consultados vieron con distintos enfoques esa posibilidad. Moya interpretó que el consumismo “es un modelo que está cayendo” y que “la lógica” es que así sea. Sin embargo, Mordecki consideró que “el cambio no es fácil”, porque en los últimos años “no sólo EEUU, sino el mundo entero creció por el consumo interno de ese país”. “Cambiar la forma de pensar es difícil”, apuntó, añadiendo que lo que se puede alcanzar es “un punto más equilibrado” entre consumo interno y exportaciones. Pampin coincidió en que “no se cambian tan fácilmente los modelos” y añadió que “el consumo sigue siendo una variable muy importante” en EEUU.

La economía internacional anda como bola sin manija y todavía no se vislumbra con claridad qué es lo que sucederá en el futuro. Mientras que algunos analistas aseguran que el mundo está en una segunda fase de caída de la actividad, tras la registrada en 2009, y un período de recuperación, otros entienden que el panorama mejora, aunque sea con dificultades y lentitud. En el medio hay una infinidad de matices acerca de lo que puede ocurrir.

Los fríos y objetivos indicadores económicos tampoco dan certezas sobre el rumbo de la recuperación, ya que mientras que algunos llenan de optimismo, otros causan el estado de ánimo contrario.

Al respecto, cabe destacar la situación en Estados Unidos (EEUU), donde ayer se dieron a conocer datos contradictorios. Por un lado, se supo que las compañías manufactureras estadounidenses aumentaron su ritmo de crecimiento en agosto, pero al mismo tiempo la agencia de noticias Reuters divulgó un informe en el que detalla que durante el mismo mes se eliminaron “inesperadamente” 10.000 puestos de trabajo.

Cruzando el océano, en Europa la situación es aun más compleja, aunque parece encauzarse de a poco. Información difundida por la agencia EFE señala que el consejo de gobierno del Banco Central Europeo hará hincapié hoy en continuar apoyando a los bancos comerciales de la eurozona, y que mantendrá inalterada la tasa de interés en 1%.

El Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión Europea (UE) creció 1% en el segundo trimestre de este año con respecto al anterior, superando las expectativas, pero todavía existen importantes desafíos que afrontar en el viejo continente, entre ellos, el alto endeudamiento y el pronunciado déficit fiscal en algunos países.

Para colmo, los emergentes que sostienen el crecimiento mundial, particularmente Brasil y China, comienzan a mostrar alguna señal de desaceleración en su industria y de enfriamiento económico.

Lento pero seguro

Para el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, “no es evidente” que la crisis económica tenga una forma de W (con un pico descendente, recuperación y una nueva caída, tras la cual vendría el ascenso), pero advirtió que “claramente no es una V o una U, como la mayoría de los analistas” proyectaba. A su entender, “parece ser como una U muy aplanada, porque el crecimiento ha sido más lento que lo que presuponía”.

En conversación con la diaria, interpretó que el responsable de esa lenta recuperación es el mundo industrializado, la UE, EEUU y Japón, mientras que del otro lado los emergentes China, India y Brasil “son los que hacen que el PIB mundial crezca levemente”.

Fundamentó que los indicadores de la economía estadounidense “no están alineados y tienen distintas lecturas”, aunque se observa una recomposición “en la forma de crecimiento”.

Respecto al viejo continente, interpretó que hay “diversas realidades” según los distintos países que componen la UE, y que en términos generales “no se puede concluir que lo peor de la crisis haya pasado”.

Por su parte, la coordinadora del Área de Coyuntura del Instituto de Economía, Gabriela Mordecki, coincidió con “la visión menos pesimista”. Ello implica que “si bien la recuperación está siendo más lenta que lo pensado en principio, no se ve una nueva caída”.

Respecto a los países desarrollados, dijo que muestran serias dificultades, pero que las “van sorteando” de a poco. La economía estadounidense “no está lo fuerte que se precisa”, mientras que en la UE “están complicados los países más pequeños”, al tiempo que Alemania, Francia y en menor medida el Reino Unido lideraron el crecimiento del segundo trimestre. Mordecki evaluó que las medidas adoptadas en la zona euro “han sido efectivas”, pero acotó que algunas decisiones, principalmente en lo referido al recorte del gasto público, “hay que implementarlas y eso no es fácil”. “Los problemas de las deudas y los déficits fiscales siguen ahí, y las calificadoras [de riesgo] siguen mirando con cuidado esos datos”, añadió.

El economista Ramón Pampin, de Pricewaterhouse Coopers, afirmó que “el mundo está partido en dos corazones con dos realidades diferentes, dos motores que movilizan la economía desde distintos lugares”: el mundo desarrollado y el emergente. Al respecto, detalló que “el mundo desarrollado, paradójicamente, está sufriendo los dolores que nuestros países sufrieron hace diez años”. Interpretó que la UE está más dañada que EEUU pese al crecimiento del segundo trimestre, que atribuyó fundamentalmente al desempeño alemán, a un “efecto rebote” y a una base de comparación muy baja.

Apuntó además que “tanto EEUU como la UE tienen problemas más serios y estructurales” por el alto endeudamiento y crecientes déficits.

A todo motor

En lo referido al mundo emergente, Pampin sostuvo que son países que “salen muy fortalecidos”, e interpretó que el enlentecimiento y enfriamiento registrados en China y Brasil es “esperable, lógico y sano que suceda”.

Indicó que estos países están retirando los estímulos económicos, fiscales y monetarios que aplicaron para poder sortear la crisis, y que el enfriamiento de algunos sectores es algo que buscaron para evitar un sobrecalentamiento de sus economías.

Moya coincidió en que los emergentes son “los motores del crecimiento global” y opinó que “habría que sacarles dramatismo a las luces amarillas”. Mordecki también destacó que Brasil y China adoptaron políticas de enfriamiento y que la desaceleración es consecuencia de ello. “Brasil está retirando los incentivos [...] y además tiene una tasa de interés restrictiva, que impacta en el consumo y la inversión”. “No es para alarmarse, porque igualmente son niveles de crecimiento importantes”, resumió.

Respecto a nuestra región en particular, y al pronóstico de una llegada masiva de capitales provenientes del mercado asiático, que traigan consigo un período de “plata dulce”, Mordecki coincidió en que “es normal que vengan inversiones” a una región que muestra crecimiento y estabilidad. No obstante, matizó que “los inversores están más cautelosos” y los países también “aprendieron a poner límites” para prevenir “un problema de apreciación de la moneda”.

Pampin sostuvo que “hay elementos que pueden llevar a pensar” que ese período de “plata dulce” se concrete, aunque advirtió que “los ciclos económicos existen” y que esta tendencia se puede trastocar.

Moya subrayó que “los capitales financieros no tienen corazón, y van a donde les es más atractivo”, para explicar que nuestra región actualmente los atrae debido a su estabilidad, al igual que a la inversión directa, que en su opinión “viene para quedarse”.

Y por casa...

En lo que refiere a la economía local, Moya evaluó que “Uruguay está bien”, aunque “tiene sus particularidades”, como “las presiones inflacionarias”, que “deberían estar más cercanas a 5% que a 7%”. “Eso genera dos inconvenientes: la cultura de tener precios que crecen continuamente, lo que dificulta la programación financiera de las empresas, y que realmente estamos caros, lo que afecta la competitividad”. Estimó que nuestra economía crecerá 5,9% en 2010 y en el entorno de 5% en 2011.

Pampin interpretó que “entre los países que hicieron mejor las cosas se encuentra Uruguay”, agregando que “ojalá sean permanentes” algunos “logros que se han obtenido”. Entre ellos mencionó el “régimen de flotación del tipo de cambio”, que “amortigua los golpes externos”, y “un balance en la inflación”.

No obstante, advirtió que el país tiene desafíos importantes, como “un debe educativo muy fuerte”, que es preciso revertir para que se reduzca “la brecha con la demanda de trabajo”. “Hay sectores que están llamados a tener una demanda importante y que quizás enfrenten una restricción de mano de obra calificada”, previó. Su pronóstico de crecimiento es 7,3% para el año en curso y 4,5% para el próximo.

Mordecki valoró que el país “está aprovechando oportunidades”, recibiendo capitales e inversiones en forma importante y siendo beneficiado por “una mejora de los precios internacionales”. Añadió que el desafío es “incorporar valor agregado a las exportaciones” algo que “no se logra de un día para el otro” y que requiere de educación, avance tecnológico e innovación”, entre otros elementos. Su pronóstico para este año es 6,7% de incremento del PIB y para 2011 entre 4% y 4,5%.

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