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Matías Alonso y Pablo Caballero, ayer, tras el segundo gol de Cerro ante Defensor Sporting en el estadio Luis Tróccoli.

Foto: Javier Calvelo

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Gran triunfo de Cerro ante Defensor Sporting.

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Cerro, que todavía no había sumado, estrenaba técnico y tenía enfrente un durísimo rival, Defensor, uno de los punteros. El Tato Ortiz en su debut como DT albiceleste tuvo que inprovisar a la hora de armar la oncena inicial. El Jhona Soto, Martin Icart y el Pájaro Márquez estaban lesionados, para colmo Mansilla tiene cinco fechas de suspensión y Ferreira, dos. Armó un 4-4-2 que le dio el resultado esperado, con un Omar Pérez que pasó de su posición de volante a la de puntero y fue una de las figuras del partido.

Hacía un minuto y medio que la pelota rodaba por el Tróccoli cuando llegó el gol que marcaría el rumbo: tras un córner desde la derecha, la defensa violeta rechazó el balón, que Pablo Pallante convirtió en otro centro al área; la bocha rebotó en un defensa visitante y con la ayuda del viento se le coló a Martín Silva dentro del arco.

Los dirigidos por Pablo Repetto salieron a buscar el empate al impulso del corpulento salteño Texeira, que complicaba mandando muchas bolas al área para el Nacho Risso. Diego Ferreira con el Torito Rodríguez también trepaban y colocaban balones peligrosos en el área de Rolero.

Cerro se defendía de buena manera y presionaba en la salida a Defensor, dando la sensación de que el segundo gol para el local estaba al caer. El match era de ida y vuelta, característica que mantendría hasta el final. Por momentos, la viola tenía más el esférico y demostraba tener el control, pero a los 35 minutos, cuando el empate parecía inevitable, Pablo Caballero peleó desde atrás una bola que entró en el área de Silva, se acomodó y sacó un remate cruzado al palo derecho del golero violeta.

Cinco después llegó la paridad para los del Parque Rodó: Danilo Asconeguy, un ex Cerro, le colocó desde la derecha un pase preciso a Risso, quien, con una tijera, envió la pelota a la red. Cerro insitió y a los 43 minutos Silva evitó el tercero al taparle un gran remate de afuera del área a Omar Pérez. El loco, ese punta que improvisó Tato Ortiz, se encontró de cara al gol cuando se moría el primer tiempo, pero el Chino Moiraghi evitó la conversión. El primer tiempo se fue con esa jugada que levantó a toda la parcialidad local que pedía penal.

Sin goles, pero con emoción

La segunda mitad fue frenética. Defensor ahora con viento a favor se mostró agresivo desde el arranque dejando en claro que quería empatarlo de nuevo. Cerro se mantuvo en su esquema, muy atento a la hora de defender, presionando arriba y esperando la contra.

Los minutos pasaban y el 2-2 no llegaban, a pesar de que Asconeguy y Texeira bombardearan el área local a centros. Entonces Repetto mandó a la cancha al olímpico Luna y a Mauro Vila. Y al igual que el fin de semana anterior ante Liverpool, que al ingresar cambió la pisada del partido, ayer lo hizo a los 80 minutos cuando sacó un latigazo que se estrelló en el palo, generando el clásico “uuuh” en la tribuna Brasil, donde se ubicó la parcialidad visitante.

Cerro lo tuvo para liquidar en un par de ocasiones pero el cansancio le jugó una mala pasada. Las últimas bolas las corría la villa entera tratando de sacarla para cualquier lado, hasta que Prudente señaló el medio de la cancha y con el pitazo final hizo explotar el coloso de cemento del oeste montevideano.

Cerro cambió de director técnico y al mismo tiempo la pisada en este torneo, ganándole a uno de los punteros que tenía el Clausura. Una victoria importantísima para los de la villa: por los puntos obtenidos para alejarse del fantasma del descenso y por el estímulo anímico que significa de cara al grán clásico de la villa del fin de semana que viene.

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