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Por el lado más fino

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Estudiantes de Unila en Brasil -entre los que hay 80 uruguayos- amenazados por la Policía de Paraná.

Por una supuesta denuncia por ruidos molestos, la Policía de choque del estado de Paraná irrumpió en una residencia de estudiantes y luego de discusiones y golpes se llevó detenidos a ocho estudiantes, entre los que se encontraba una uruguaya. A partir de esta situación, la relación tensa que existía entre los universitarios y la Policía Militar se rompió, al punto de que amenazan con emplear “tolerancia cero” con los estudiantes.

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La Universidad Federal de Integración Latinoamericana (Unila) es un proyecto del gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva que busca integrar a estudiantes de todo el continente para plasmar los ideales de universidad latinoamericana. Desde 2010, el Ministerio de Educación y Cultura difunde las becas que llegan desde la Unila y actualmente hay cerca de 80 uruguayos becados en la universidad.

Nada es porque sí

Según Yacovenco, la situación que hoy les toca vivir a los estudiantes es producto de una “crisis institucional, generada a partir de una falta de planificación y en el apuro por construir la universidad”, y dijo que el gobierno uruguayo nunca se preocupó por esa situación. Varios cursos de la Unila están parados por una reivindicación docente que busca la reconfiguración de la carrera docente, más presupuesto para la educación y mejores salarios. Además, la universidad se encuentra en la definición de su Proyecto Pedagógico Institucional (PPI), necesario para establecer su regimiento general -similar a su ley orgánica-, que no ha sido elaborado desde su inauguración, el 12 de enero de 2010.

Hace algunas semanas hubo un conflicto entre los estudiantes y la rectoría, porque desde la conducción de la Unila se remitió un documento de propuesta de PPI, pero se fijó un plazo de 48 horas para su discusión y no había mucho lugar para modificaciones, según dijo Rodríguez. En este contexto, bajo presiones políticas y apurados por concretar el proyecto antes de las próximas elecciones, la Unila persigue la concreción del sueño de universidad latinoamericana.

La madrugada del 3 de junio marcó un antes y un después para los estudiantes. Esa noche, cerca de 100 jóvenes estaban reunidos en una de las residencias para estudiantes conocidas como moradías y alrededor de un fogón cantaban canciones con la amplificación de dos parlantes de computadora. La fiesta se vio abruptamente cortada por efectivos de la Policía Militar de Foz de Iguazú -estado de Paraná-, quienes señalaron que habían recibido denuncias de los vecinos, que se quejaban por el ruido que estaban haciendo, y solicitaron hablar con un representante de la moradía. Las moradías se organizan y gestionan en forma colectiva, por lo que los estudiantes replicaron que no había una persona que fuera representante y que iban a tener que hablar con un grupo de gente que allí se encontraba, pero la Policía se negó. Eso generó una discusión entre los funcionarios y los estudiantes, que desencadenó una fuerte represión por parte de la Policía. La cámara de seguridad de la moradía (ver video en http://www.youtube.com/watch?v=pCFa2m_serU) tomó con claridad la violencia con la que se llevaron a varios de los jóvenes, que en ningún momento agredieron o intentaron agredir a los policías.

El momento que desató la golpiza fue cuando los efectivos policiales, que pidieron refuerzos a la guardia de choque, irrumpieron en el lugar sin una orden judicial y se llevaron de los pelos a un estudiante, lo que generó que varios de sus compañeros quisieran evitarlo. La Policía respondió con golpes y tiros, tanto a las instalaciones como a los presentes, y la detención de ocho estudiantes.

Una de las detenidas fue una uruguaya que ni siquiera estaba en la fiesta, sino en la vereda de enfrente, y al ver lo que ocurría intentó grabar con una cámara digital, según contó a la diaria Tania Rodríguez, otra estudiante uruguaya de la Unila. “Al darse cuenta de que estaba filmando y de que era estudiante la agarraron del pelo sin explicarle nada, le pegaron dos veces en el abdomen, y si bien no la llegaron a fracturar, todavía está con dolor y con el hematoma”, indicó.

En un material audiovisual producido por estudiantes de la universidad (http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=jxCBi7S9chs) los vecinos del lugar dan su testimonio y dicen que ninguno de ellos hizo una denuncia y declararon que los estudiantes que se hospedan en esa moradía no molestan ni perturban la tranquilidad del lugar.

De otra época

De acuerdo a lo relatado por Rodríguez y a lo que puede verse en ese video, los estudiantes detenidos fueron perseguidos ideológicamente. “Los policías le cuestionaron la camiseta del Che [Guevara] que llevaba un estudiante, a otro lo cuestionaron porque es homosexual y a otro le dijeron que si era estudiante de sociología era marxista, como si fuera un delito”, explicó. Además señaló que también hubo amenazas para que no hicieran denuncias y les dijeron que carecerían de valor por ser extranjeros y estudiantes. Otra de las uruguayas que estudia en la Unila, Besna Yacovenco, indicó que fueron humillados en la comisaría y obligados a sentarse unos arriba de otros, incluso luego de ser golpeados. De acuerdo a lo que comentó, uno de ellos presentó fractura en dos costillas.

Rodríguez dijo que la Policía se excusa en que Foz de Iguazú es una ciudad fronteriza y que por eso tienen que actuar con violencia. La Policía Militar depende del gobierno estadual de Paraná, a cargo del derechista Carlos Alberto Richa, y de acuerdo a lo indicado, está controlada por el Batallón Nº 14, que se conforma principalmente por la Policía motorizada. “La ciudad fue creada por ese batallón y es sumamente represiva. Es a su vez donde está la Itaipú Binacional, una empresa que intervino en la época de la dictadura”, señaló. Además, existen versiones que indican que varios desaparecidos de Uruguay y Argentina podrían haber sido destinados a ese batallón en las décadas de los 70 y 80. Las calles interiores al batallón llevan nombres de directos responsables de los últimos golpes de Estado 
en el país.

Tanto Rodríguez como Yacovenco destacaron que en este contexto es que la Unila, una universidad que en su discurso se dice de izquierda, y a partir de la movilización y la organización pone en cuestión aspectos que en la ciudad no eran discutibles, entre ellos la autoridad de la Policía, se siente desafiada. Rodríguez indicó que en esa ciudad de Brasil parece que se siguiera viviendo en épocas de dictadura y que, a la inversa de lo que puede pasar en nuestro país, “primero te dan un balazo y después te piden la cédula”, ironizó.

Hace algunos días se dio un episodio similar en otra moradía, y de acuerdo a lo que dijo la estudiante uruguaya, los policías dijeron a los estudiantes que a partir de lo ocurrido el 3 de junio, iban a comenzar a tener “tolerancia cero” con los de la Unila, lo que generó conmoción entre ellos.

Los estudiantes reclaman que no tienen respaldo de las autoridades uruguayas y dicen que nadie quiere responsabilizarse de su situación en Foz de Iguazú, a diferencia de lo que pasa con otras delegaciones de estudiantes. Según dijo Rodríguez, el cónsul uruguayo en Curitiba habría solicitado iniciar una investigación al respecto y se lo habría autorizado desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por su parte, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay emitió un comunicado planteando su repudio y preocupación por los hechos y la necesidad de un amparo a los estudiantes. Los encuadres institucionales que cada país les da a las becas son distintos y países como Venezuela o Ecuador cuentan con un fluido canal de comunicación con sus gobiernos que es lo que los uruguayos reclaman.

Una falta

Yacovenco sostuvo que la rectoría de la Unila no dio el apoyo que hubieran esperado por parte de la institución. En un principio no quisieron entregar a los estudiantes el video de las cámaras de seguridad que registraron la represión. Rodríguez se quejó porque si bien la universidad sacó una declaración en apoyo a los estudiantes agredidos demoró mucho tiempo en hacerlo y no brindó respuestas adecuadas. Entre sus planteos está la falta de apoyo psicológico y jurídico de la Unila, que “ni siquiera contrató un abogado a los estudiantes”, indicó.

Además comentó que si bien no niega la capacidad y los méritos del rector Helgio Trinidade -quien fue colocado por el entonces presidente Lula hasta tanto pudieran realizarse elecciones- cuestionó la forma en la que está desempeñando su rol, en éste y otros asuntos.

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