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Expertos que asistieron a la conferencia internacional ACM, sobre asteroides, cometas y meteoros, ayer, en la cancha de baby fútbol del club Maeso. Foto: Andrés Cuenca

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La escena es bien conocida gracias a Hollywood: un gran asteroide viene con rumbo a la Tierra, la comunidad científica mundial no lo detectó a tiempo y la colisión es inminente. Los gobernantes de los países que importan (esos que tienen capacidad de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU) analizan estrategias para evitar el fin de la humanidad, aunque sin preguntarse por qué invirtieron tan poco en investigación científica como para estar mejor preparados ante la próxima catástrofe contingente. Por lo general, las mentes más brillantes de cada país idean un plan que sólo podrá ser ejecutado por un estadounidense atractivo, atlético y heroico que tiene problemas familiares pero que, mientras salva al planeta, también salvará su vida afectiva. Hay mucha tontería en este tipo de películas, pero lo cierto es que en el mundo existen centenas de científicos que se toman en serio la posibilidad de la colisión de la Tierra con un asteroide y piensan cómo hacer para que el encuentro no sea letal o, al menos, no nos tome por sorpresa. La gran mayoría de esos científicos y científicas se encuentran en Uruguay en estos días.

La ciencia no goza de la misma popularidad que la fantasía hollywoodense. Pero del 10 al 14 de abril tiene lugar en la Facultad de Ingeniería el encuentro Asteroides, Cometas y Meteoros (ACM), el principal evento internacional sobre cuerpos menores del Sistema Solar, que reúne a expertos de todas partes del mundo. Claro que no todos se dedican a tratar de evitar la colisión con estos cuerpos celestes, aunque sí podría decirse que todos ayudan a aplicar la máxima “conoce a tu enemigo”.

Hombres y mujeres estadounidenses, japoneses, españoles, checos, alemanes, chinos, suizos, italianos, brasileños, australianos, chilenos, ingleses, franceses, argentinos, eslovenos, finlandeses, coreanos, holandeses, canadienses, polacos, belgas, israelíes, sudafricanos y, por supuesto, uruguayos conforman la crema y nata de la astronomía mundial sobre el tema y el grupo de casi 420 científicos extranjeros -a los que se suma la casi media centena de locales- que dicen presente en este encuentro organizado por el Departamento de Astronomía del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.

Daniel Mazanek es uno de los científicos de la NASA a los que el guionista de una película de colisión planetaria debería consultar. Su conferencia en Montevideo dará un panorama sobre la Misión de Redireccionamiento de Asteroides que la agencia espacial estadounidense lleva adelante. El programa planea, para 2021, acercarse con un robot a un gran Asteroide Cercano a la Tierra (NEA, por su sigla en inglés, y en este caso, el cuerpo al que hoy se planea abordar lleva el atractivo nombre de NEA 3481843 2008 EV) para extraer muestras de su superficie y a la vez probar la eficiencia de la técnica de desviación de asteroides conocida como Tractor Gravitacional. Desde que el Homo sapiens gobierna el planeta, los cuerpos que han logrado atravesar la atmósfera no han causado mayores daños (como puede constatarse en la conferencia “El impacto de un meteorito en una casa de San Carlos, Uruguay”, del astrónomo Pablo Núñez Demarco). Sin embargo, a diferencia de los dinosaurios, que perecieron por el impacto de un gran meteorito hace 65 millones de años, la especie dominante de hoy en día cuenta con la ciencia para tratar de que la razón de su extinción se deba más a defectos propios que a un desastre astronómico. Pero, claro, las jornadas de Asteroides, Cometas y Meteoros 2017 no sólo tratan sobre impactos de asteroides.

¿El momento justo?

La conferencia ACM trata de reunirse cada tres años. Y 2017 no es un año más. Tabaré Gallardo, astrónomo y organizador del evento, nos cuenta que quien eligió este año y este mes para el encuentro fue su colega y también organizador Gonzalo Tancredi: “Su idea fue hacerla ahora porque justo están los resultados de la misión New Horizon en Plutón, de Rosetta en el cometa Churyumov-Gerasimenko (primera vez que un artefacto humano se posa en un cometa y envía información) y de la sonda Dawn en el planeta enano Ceres”. Estamos en un momento de sumo interés por los asteroides, ya que la tecnología actual permite acercarse a ellos y obtener gran cantidad de datos de una forma relativamente económica. Sin embargo, Gallardo abre el paraguas ante este auge: “Hay que ver qué decide [el presidente de Estados Unidos, Donald] Trump. Ya dijo que les va a dar para adelante a los viajes a Marte porque eso consiste en conquistar un planeta y le encanta. Pero todas estas misiones, que son de menor presupuesto, no sé qué futuro van a tener”.

Las misiones como Rosetta o New Horizon son bastante populares entre los científicos, porque tienen bajo presupuesto, son bastante rápidas, se llevan a cabo cada vez con objetos más pequeños y obtienen resultados impactantes. Gallardo asegura que justamente este tipo de misiones “eran las que los científicos querían en la época de los viajes a la Luna.

El partido de las estrellas

Los organizadores locales de la ACM 2017, los astrónomos Gonzalo Tancredi y Tabaré Gallardo, decidieron darle un toque local al encuentro y organizaron el Campeonato del Sistema Solar, que tuvo lugar ayer en la cancha de baby fútbol del club Maeso. Tratándose de expertos en asteroides, el estado de la cancha no resultó un inconveniente, ya que es lo más parecido a la superficie de un cometa que hay en la ciudad: cráteres, pozos y un polvo duro desprovisto de cualquier vegetación. Sin embargo, el evento suscitó gran entusiasmo, y distintos astrónomos y astrónomas se anotaron en algunos de los cuatro equipos que se disputaron el título. El primer partido tuvo lugar entre la selección Asteroides contra la de Cometas. Tras el match se enfrentaron el seleccionado de Objetos Trans Neptunianos y el de Meteoros. El campeón resultó ser el equipo en el que Tancredi jugó un más que digno partido, que hubiera pasado a la posteridad si no fuera porque la pelota que cabeceó se empeñó en dar en el travesaño. Pero nada de suspicacias: el seleccionado de los Objetos Trans Neptunianos mereció la victoria por un juego ordenado y un poco agresivo. De todas formas, tanto ganadores como perdedores, y especialmente los astrónomos y astrónomas extranjeros, se vieron recompensados por una generosa degustación de choripán con chimichurri.

Los científicos nunca se plantearon ir a la Luna y bajar, sino mandar pequeños robots y explorar”. Pero, claro, una cosa es obtener datos y otra es filmar la bandera ondeando en el único satélite natural de la Tierra. En ese sentido, Trump y John F Kennedy no son tan distintos. “A los gobernantes, lo que más les preocupa es el impacto mediático y esa cosa del objetivo cumplido”, afirma Gallardo, y uno no puede dejar de pensar en la promesa, aún no cumplida, del presidente Tabaré Vázquez de destinar 1% del Producto Interno Bruto a la investigación.

No obstante, Trump no es una amenaza futura para los astrónomos. Su funesta influencia ya causa daños en la comunidad científica: algunos astrónomos de origen musulmán, aun cuando tienen residencia y trabajan en prestigiosas instituciones norteamericanas, declinaron venir al ACM 2017 por temor a que luego no los dejaran entrar nuevamente a Estados Unidos.

Uruguay y los asteroides

Sería una pena que el presidente estadounidense recortara las misiones que exploran asteroides, cometas y meteoritos. Porque allí están las fortalezas para un país como el nuestro. “Antiguamente la astronomía dependía del acceso a grandes telescopios. Hoy ya no va tanto por ahí, más bien pasa por el acceso a los datos, que se ha democratizado muchísimo. Todas estas misiones espaciales más acotadas generan cantidad de datos. Y el hecho de que estemos en un país con un cielo complicado y con pocos recursos no es un obstáculo, es más una cuestión de recursos humanos, de formar gente que pueda analizar esos datos y extraer conclusiones”, comenta Gallardo.

Uruguay, en ese sentido, cuenta con cierta ventaja, ya que la de los asteroides es una área en la que la astronomía nacional “se ha especializado, gracias al impulso del astrónomo Julio Fernández, desde la época en la que se creó el Pedeciba [Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas]”. Fernández es un experto en asteroides (es mencionado en el libro Cometas, del célebre Carl Sagan), y junto a Gonzalo Tancredi, organizador de este ACM 2017, fueron los responsables de quitarle la categoría de planeta a Plutón, para rebajarlo a la menos glamorosa condición de planeta enano. “Muchos nos formamos con Fernández. Algunos nos quedamos acá y otros se fueron del país y hoy vuelven para este encuentro, como es el caso de Javier Licandro, experto mundial en propiedades físicas de cuerpos celestes menores. Nos formamos en esta área de cometas, asteroides y cometas y no éramos muchos en el mundo. Hoy es un área gigantesca”, sentencia Gallardo.

Este tipo de encuentros estimula la actividad científica pero también tiene un impacto en la sociedad, como quedó claro en la conferencia a sala llena sobre el origen de los océanos de la Tierra dictada en español por la doctora Karen Meech, del Instituto de Astrobiología de la NASA. Y también sirve para ejercitar los músculos: “Para armar la conferencia hay que resolver millones de problemas de informática, de redes, de streaming, de audio, de video, de infraestructura, de logística, adaptar salones que son de clase para albergar conferencias, adaptar el espacio para los casi 350 posters de exponentes... no es llegar a la Luna, pero nos pone a prueba en una misión que es bastante básica pero que hay que saber cumplir”, afirma Gallardo.

Leo Lagos

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