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“Feliz día, padres. Por ustedes también trabajamos. Porque la cuestión de género es una cuestión de hombres y mujeres que nos afecta día a día. Trabajamos para visibilizar las distintas formas de familia, y para que los niños de hoy puedan ser (si así lo eligen) buenos padres mañana”. Ese fue el saludo que salió el domingo 16 desde la cuenta de Facebook de Geduca, un colectivo de jóvenes que trabaja en el sistema educativo por la igualdad de género y el reconocimiento y respeto a la diversidad sexual.

El trabajo es voluntario y sin fines de lucro, y la propuesta busca vincular las temáticas que trabaja con la educación, un vínculo no del todo explotado. Ximena García, fundadora del colectivo, explicó a la diaria que el proyecto comenzó a andar en 2015, después de que la propuesta fuera seleccionada como una de las ganadoras de un concurso regional de la UNESCO y Socialab. El año pasado se conformó el colectivo, al que se fueron incorporando jóvenes uruguayos de diversas procedencias académicas, de militancia y participación en instancias de voluntariado. Desde ese momento el proyecto empezó a consolidarse, para lo que también han sido importantes financiamientos posteriores como el del Fondo de Iniciativas Juveniles del Instituto Nacional de la Juventud. Si bien hasta el momento el colectivo no está constituido como una organización de la sociedad civil, García espera que el año que viene se pueda avanzar para dotarlo de un mayor grado de formalización.

Los espacios en donde Geduca trabaja también son diversos, y abarcan instituciones de la educación formal y de la no formal, y tanto privadas como públicas. La dinámica de trabajo consiste en la generación de dinámicas lúdico-recreativas de tipo taller, que según García tienen la virtud de que en ellas se aprende “sin que te des cuenta de que estás aprendiendo”. Si bien muchas veces los convocan desde instituciones educativas para “resolver” algún problema puntual, desde Geduca tratan de escapar a esa lógica de trabajo, ya que no quieren enfocarse en conflictos particulares, sino poder trabajar sobre el género y la diversidad sexual de una forma más general e integral, más allá de que en algunas oportunidades alguna situación concreta pueda servir de disparador.

Desde el colectivo apuntan especialmente al trabajo con niños de entre diez y 14 años, porque se considera que están en un momento sustancial y “muy esponja” de la vida, consideró García. Pero también trabajan con los docentes y educadores que están a cargo de los niños, ya que les interesa abordar el tema bajo la idea de proceso. “No es que vamos un día, hacemos un taller y cerramos”, apuntó la integrante de Geduca, quien explicó que desde el colectivo se aspira a tener entre cuatro y seis encuentros con los niños.

Además, García contó que muchas veces, a partir de las consignas planteadas en los talleres, surgen casos de violencia o abuso sexual, que el equipo deriva a las organizaciones e instituciones correspondientes en cada territorio. La integrante de Geduca lamentó que estos casos se presentan con bastante frecuencia.

A tope

Actualmente, el colectivo está saturado de demandas de centros educativos, por lo que los nuevos pedidos que van llegando quedan en una lista de espera. En lo que queda del año atenderán 17 pedidos de instituciones de todo el país. García señaló que desde los centros llega todo tipo de pedidos, y muchas veces ofrecen cierta resistencia al trabajo en más de un encuentro presencial, ya que muchos sólo buscan que se resuelva un conflicto puntual. Incluso, indicó que en algunas oportunidades los problemas tienen que ver con el mundo adulto, y los niños viven con naturalidad situaciones que los mayores consideran conflictivas.

Las resistencias también aparecen a nivel de contenidos. Por ejemplo, García relató que, más allá de que encuadran su propuesta desde la “igualdad de género”, les han llegado a decir cosas como “no me vengas a hablar de feminismo”, o se han encontrado con que desde algunas instituciones no se quiere abordar la temática de la diversidad sexual, aunque en los talleres se aborda el tema desde nociones muy básicas.

Más allá de estos casos anecdóticos, el balance del colectivo es más que positivo. En particular, destacan su llegada al interior del país, en donde la educación sexual “casi no existe” en la educación formal, dijo García. La integrante de Geduca contó que, por ejemplo, en junio estuvieron en Río Negro, donde coordinaron con varias instituciones de la capital del departamento y de Young para aprovechar mejor la visita, pero cuando se supo que estaban en el departamento, recibieron pedidos de pueblos y localidades más pequeñas. Estas situaciones llevaron al colectivo a plantearse la posibilidad de trabajar con los niños por medio de la tecnología, pero no únicamente para retransmitir los talleres, sino para que por ese medio los niños puedan participar en los encuentros presenciales. Esta será una de las líneas de trabajo que explorarán el año que viene, y puede ser desarrollada gracias a que en Geduca conviven jóvenes con distintos perfiles, que abarcan desde la educación a la comunicación, pasando por la sociología y el trabajo social.

Una experiencia en la que ya han trabajado desde la virtualidad tuvo lugar a partir del contacto con jóvenes de San Carlos, Maldonado, quienes solicitaron poder replicar la experiencia en esa ciudad. A partir de entonces, comenzaron a trabajar por medios virtuales para brindarles formación en el tema, hasta que se convirtieron en promotoras de Geduca en el lugar donde viven.

Otra línea de trabajo del colectivo es la realización de campañas en redes sociales. Una de las que hacen año a año se relaciona con el comercial Día del Niño y problematiza el vínculo entre los juguetes y el género. Lo que se busca, explicó García, es plantear que los juguetes que se regalan no se asocian con un género. De esta forma, también se apuesta al activismo digital, ya que las redes sociales son frecuentadas por el público infantil y adolescente al que se apunta.

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