Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Ayer llegaron al aeropuerto de Carrasco las primeras 50.000 dosis de vacunas de Pfizer contra la covid-19. Se destinarán a trabajadores de la salud, en el comienzo de la prevención para los grupos de mayor riesgo, que se había postergado en las dos últimas semanas mientras sólo estaban disponibles las de Sinovac. A esta buena noticia se le agregan, en lo vinculado con la emergencia sanitaria, dos malas y una sospecha grave.
La información del Sistema Nacional de Emergencias indica que continúan las tendencias ascendentes del total de casos activos, de los diagnósticos diarios, de la proporción de positivos en los testeos y de la cantidad de personas en cuidados intensivos. Pese al inicio de la vacunación, nada hace prever que esas tendencias vayan a revertirse en el corto plazo, y más bien hay razones para suponer lo contrario, debido al ritmo de reanudación de diversas actividades que aumentan la posibilidad de contagios.
El nefrólogo Oscar Noboa, integrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), destacó que Uruguay está en el nivel máximo de transmisión comunitaria de acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud. Las recomendaciones del GACH ante este panorama incluyen mayores restricciones en las fronteras, y en las reuniones sociales y familiares, pero no hay indicios de que el Poder Ejecutivo esté considerando nuevas medidas, y las últimas declaraciones en la materia del presidente Luis Lacalle Pou se refirieron a la intención de flexibilizar algunas limitaciones actuales.
La sospecha es que en Uruguay ya está presente la variante P1 del virus causante de la covid-19, detectada por primera vez en Brasil y muy activa en el caótico panorama sanitario de ese país. El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, dijo que se mantiene una activa vigilancia para saber si tal variedad es responsable de casos locales, y que esto no se ha comprobado ni puede descartarse.
La P1 está entre las variedades por mutación que preocupan a los especialistas, por la mayor rapidez de su propagación y por el riesgo de que sean menos controlables con las vacunas disponibles.
La otra mala noticia llegó en un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que registra y compara las políticas en la región para hacer frente a las consecuencias sociales de la pandemia. Lamentablemente, Uruguay aparece una vez más en una posición poco deseable: el último lugar, entre 16 países, en transferencias monetarias a personas afectadas por la crisis.
En agosto del año pasado la Cepal informó que, al comparar porcentajes del producto interno bruto destinados a paliar las consecuencias económicas de la pandemia, Uruguay estaba en el antepenúltimo lugar de la región. Lacalle Pou afirmó que eso no era cierto, y que él le había pedido al canciller Francisco Bustillo que le escribiera una carta a la Cepal solicitando una rectificación. Días después, la secretaria general de la Cepal, Alicia Bárcena, replicó que el organismo internacional no iba a retractarse y que las cifras, oficiales, “son lo que son”.
Hasta mañana.