Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Los homicidios están aumentando desde hace meses y causa alarma. El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, afirmó anteayer que la causa del problema es el aumento de la violencia en los enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes, y anunció que tenía un plan para hacerle frente a la situación.
Ayer Heber se reunió con el presidente Luis Lacalle Pou y no dio muchos detalles acerca de su plan, que al parecer incluye un aumento del despliegue policial con más vehículos. Esto merece por los menos un par de comentarios.
Por un lado, el actual gobierno reconoce que los conflictos entre organizaciones delictivas son una causa importante de que haya más violencia. Cuando el exministro Eduardo Bonomi lo decía, los entonces opositores solían opinar que se trataba de una excusa inaceptable.
El otro comentario es quizá menos obvio. La cuestión de la seguridad pública fue priorizada en las campañas de los mayores partidos que hoy integran el gobierno, y sus promesas se centraron en el aumento del patrullaje en las calles, que no es el mejor modo de afrontar las causas del problema señaladas por Heber.
La seguridad depende en importante medida de la prevención, y esta no consiste apenas en vigilar los espacios públicos. Para algunos tipos de delito, multiplicar esa vigilancia sirve de poco: así sucede, por ejemplo, con la violencia doméstica, y también con los enfrentamientos entre personas asociadas para cometer delitos. Hay que actuar antes, como sucede en otros tipos de problema.
Cuando se hace notoria la presencia de contaminantes en aguas donde muchas personas se bañan, no se trata sólo de impedir que lo hagan. Hay que comprender por qué llegan los contaminantes a esas aguas, y ocuparse de las causas. A su vez, esto no implica solamente prohibir determinadas conductas contaminantes, sino también identificar sus motivos y contrarrestarlos.
En cuestiones de salud pública, como vimos durante la reciente emergencia sanitaria, tiene obvia importancia tratar a las personas diagnosticadas, pero es crucial conocer cómo se producen los contagios y adoptar medidas para prevenirlos. También es muy importante tener claro que para parte de la población es más difícil cumplir con esas medidas, y hacer algo al respecto.
En lo que tiene que ver con la violencia entre grupos organizados para violar las leyes, la prevención requiere tareas de inteligencia con métodos modernos y también trabajos de largo plazo que no son policiales, para disminuir la capacidad de reclutamiento e incidencia territorial de esos grupos. Esto incluye (mal que les pese a quienes insisten en que todo se arregla con más represión) fortalecer las tramas sociales, mejorar la calidad de vida en los barrios y aumentar las oportunidades de trabajo legal con remuneraciones dignas.
Decía Georges Clemenceau que “la guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los militares”. Tampoco es bueno dejar la seguridad a cargo exclusivamente de la Policía.
Hasta mañana.