Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Hace un par de semanas publicamos los resultados de una encuesta de la Usina de Percepción Ciudadana, en la que los principales temas de preocupación registrados fueron la seguridad pública, el empleo y la economía. Desde entonces hubo debates públicos sobre estos asuntos, y eso es muy pertinente, pero no se puede decir lo mismo sobre la forma en que se plantearon varios de ellos.
Las preocupaciones implican, obviamente, insatisfacciones con el actual gobierno, y la oposición intenta aprovecharlas con miras a las elecciones de este año. Desde el punto de vista del oficialismo, la cosa es más complicada.
Integrantes del equipo de gobierno que no van a competir en las internas, como la ministra Azucena Arbeleche, pueden mantenerse en el trillo previo, elegir indicadores que llenen el ojo y tratar de convencer a la gente de que su percepción sobre la situación económica del país es equivocada. En cambio, quienes ya están en campaña deben asumir que, si el malestar ciudadano existe, para ganar hay que prometer mejores soluciones, aunque esto sea un cuestionamiento implícito de lo hecho hasta ahora.
El precandidato nacionalista Álvaro Delgado afirmó que si llega a la presidencia le va a dar prioridad a la seguridad pública, y esto no pareció gustarle mucho al senador Luis Alberto Heber, alineado con la precandidatura de Laura Raffo, quien lógicamente no puede aceptar que su gestión como ministro del Interior haya dejado mucho que desear.
Los debates se vuelven aún más complicados cuando el oficialismo, en vez de centrarse en propuestas que hasta ahora no ha impulsado, busca excusas en la comparación con los gobiernos del Frente Amplio, y es peor aún cuando ensaya comparaciones engañosas.
Luego de que Arbeleche destacara que el año pasado se crearon muchos nuevos empleos, el precandidato frenteamplista Mario Bergara señaló que la gran mayoría de ellos fueron informales. Este dato no salió, por cierto, de un comité de base, ya que por ejemplo lo había mencionado, hace un mes, el economista Nicolás Cichevski, de la firma CPA Ferrere. Pero el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, hizo como que le respondía a Bergara enfatizando que los niveles de informalidad actuales son menores que los registrados en los tres últimos años de gobierno frenteamplista. Esto es cierto, y lo que dijo Bergara también lo es: la informalidad disminuyó, pero el año pasado registró un importante aumento, que tiende a disminuir la diferencia señalada por Mieres.
Volviendo a la seguridad, en los últimos meses ha causado un fuerte impacto social la cantidad de víctimas infantiles en conflictos vinculados con el crimen organizado. Ayer el Ministerio del Interior convocó a una reunión en la que participaron representantes de varias otras instituciones estatales, para tratar de frenar la terrible tendencia. Corresponde discutir con seriedad cuáles son las medidas necesarias, y a esta altura es evidente que contra el avance en Uruguay del crimen organizado no basta con políticas policiales. Lo que de ningún modo debería ocurrir es que se intente aprovechar electoralmente esta realidad atroz con críticas al fallecido exministro Eduardo Bonomi.
Hasta mañana.