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Ilustración: Ramiro Alonso

El FA en busca de nuevos equilibrios

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Leído por Joaquín Fernández.
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Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El lunes se realizó una reunión de la bancada electa por el Frente Amplio (FA) para el Senado, con dos presencias adicionales muy significativas. Una de ellas fue la del futuro secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, quien va a actuar como vínculo entre el Poder Ejecutivo y los legisladores frenteamplistas. La otra fue la del presidente del FA, Fernando Pereira.

Pereira presentó una propuesta de documento que ya había entregado al Secretariado Ejecutivo y a la Mesa Política frenteamplistas, para actualizar los criterios de relación entre la estructura orgánica, la del gobierno y el resto de la sociedad, definidos hace 21 años por iniciativa de Tabaré Vázquez, antes de que fuera elegido para su primer mandato presidencial.

El texto aprobado en abril de 2004 y el que se discute ahora tienen muchos puntos de contacto en lo conceptual, pero corresponden a dos contextos políticos notoriamente distintos. Hace 21 años, Vázquez había consolidado su jefatura dentro del FA, tenía allanado el camino hacia la presidencia luego de la crisis de 2002, y estaba muy interesado en definir reglas de juego que descartaran cualquier expectativa de dirigir el gobierno nacional desde la fuerza política o desde organizaciones de la izquierda social.

Vázquez había establecido el mismo criterio cuando fue electo intendente de Montevideo en 1989 y declaró cortado “el cordón umbilical” entre él y el FA: era clara, como en 2004, su voluntad de actuar con autonomía, y si lo del cordón aludía al nacimiento de un ser humano, se quedó corto, porque no hubo un período de cuidados y tutela por parte de la estructura madre y, de hecho, él siguió dirigiendo a la fuerza política desde la presidencia de la República.

La autonomía se mantuvo en los tres períodos de gobierno nacional del FA, con el agregado de que tanto Vázquez como José Mujica apostaron con frecuencia a establecer vínculos directos con la ciudadanía, sin la mediación de la estructura frenteamplista o de la dirigencia de organizaciones sociales. Ahora el FA reconsidera la cuestión desde un ángulo diferente.

El proceso de autocrítica posterior a la derrota de 2019 y la experiencia de recorridas por el país bajo el lema “El Frente te escucha” llevaron a concluir que una de las causas centrales de aquel revés electoral fue el debilitamiento de los vínculos con la sociedad. Y no sólo por un exceso de autonomía en los elencos de gobierno, sino también porque la estructura del FA no funcionó en la medida de lo deseable como una red capilar de contactos con el resto del país, que percibiera demandas y las procesara políticamente, a partir de niveles adecuados de información y reflexión sobre la labor de gobierno.

Por el contrario, se fortalecieron modos de actuar en esa estructura con una mirada hacia adentro y hacia arriba, de competencia entre sectores para incidir en la conducción frenteamplista, y también concepciones de la militancia como ejecutora de directivas. Lo que se plantea ahora implica un ambicioso regreso a la concepción fundacional del FA como herramienta de “acción política permanente”, en un marco de autonomías relativas que valorice el papel de cada parte.

Hasta mañana.

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