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Ruta 9.

Foto: Leo Lagos

Ministerio de Transporte, basándose en información científica, colocó carteles para evitar atropellamientos de fauna en tres zonas de Rocha

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La identificación de los tres puntos calientes estuvo a cargo del grupo Ecobio, que también tiene la aplicación ECOrutas para reportar fauna atropellada y hacer ciencia ciudadana.

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[Esta nota forma parte de las más leídas de 2019]

Dos animales se encuentran de noche en una carretera. Uno es extremadamente tímido, el otro piensa que el mundo existe sólo para él. Uno se mueve con sigilo y delicadeza, el otro a una velocidad temeraria. Uno dilata sus pupilas para ver con la suave luz de la Luna, el otro desgarra la noche con sus luces largas. Uno es un mamífero cuadrúpedo, el otro anda sobre dos patas pero prefiere trasladarse usando vehículos de cuatro ruedas. Tras el violento encuentro, uno perderá la vida mientras que el otro, con un poco de suerte, sólo se llevará un susto y alguna rotura menor en su medio de transporte. La escena se repite a diario.

En un trabajo realizado en 2015 por Ecobio (Ecología y Conservación de la Biodiversidad), una ONG que se gestó en 2010 entre varios estudiantes y profesionales de la Facultad de Ciencias, los mamíferos con más chance de morir en este tipo de encuentros fueron los zorillos (316 atropellamientos registrados en relevamietos bimensuales hechos en las rutas 7, 8, 9, 15, 18, 19, 26 y la Interbalnearia) seguidos por los zorros de campo (132) y los de monte (123) –a los que hay que sumar 140 zorros atropellados que no se pudieron discriminar por especie– y luego las comadrejas moras (74). La lista se completa con liebres, mano peladas, apereás, gatos monteses, hurones, tatús, mulitas, ratones, margays, guazubirás, nutrias, lobitos de río, comadrejas coloradas grandes, coatís y carpinchos. Pero Los científicos de Ecobio, que hace años que abordan la ecología de carreteras –que no se limita al fenómeno de los atropellamientos, sino que también estudia los efectos de las infraestructuras viarias en el ambiente y la biodiversidad– hoy tienen motivos para celebrar: el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) acaba de colocar en rutas de Rocha cartelería para tres tramos con gran cantidad de atropellamientos de fauna.

Ciencia y gestión

Llegando al kilómetro 199 de la ruta 9, poco antes de arribar a la ciudad de Rocha, el letrero es claro: “Cruce de fauna autóctona” indica el cartel que, además de anunciar que la velocidad máxima permitida es de 60 kilómetros por hora, muestra a la silueta de un zorro y una mulita cruzando una carretera. A los pocos metros, un cartel vertical y llamativo amplía mientras en una foto una nutria nos mira a los ojos: “Próximos 6 km cruce de fauna autóctona”. Al finalizar esa distancia, un tercer cartel anuncia el “Fin de cruce de fauna autóctona”. De día los carteles son grandes y llamativos. De noche, momento en que son atropellados más animales al cruzar la ruta, los carteles refractarios llaman aun más la atención. Incluso la foto de la nutria es refractaria –se encarga la impresión a Buenos Aires, porque aquí por ahora no hay máquinas que permitan realizar ese tipo de trabajo– y entonces para quien conduce la presencia del animal es más llamativa. Los carteles se repiten luego en los tramos del kilómetro 8 al 14 y del 18 al 25 de la ruta 15, que es la que lleva de la ciudad de Rocha a la Paloma.

“A principios de este año nos acercamos al MTOP y conversamos con Leonardo Cola, director de Vialidad, sobre biodiversidad e infraestructura vial. Enseguida entendieron la importancia del MTOP en este tema, y rápidamente nos abrieron las puertas y se mostró interés en trabajar en conjunto, con un diálogo fluido”, comenta Hugo Cotiño, geógrafo que cursa la maestría en Geociencias de la Facultad de Ciencias y miembro de Ecobio desde Colombia, ya que se encuentra en el II Congreso Iberoamericano de Biodiversidad e Infraestructura Viaria representando al nodo de Uruguay. Tras realizar varias reuniones con el director de vialidad y su equipo, los miembros de Ecobio, que el verano pasado lanzaron la aplicación ECOrutas para que cualquier persona con voluntad y un celular pueda reportar animales atropellados en las rutas, participando así en un proyecto de ciencia ciudadana, presentaron varias alternativas para abordar el problema. “La cartelería es mucho más económica que los pasos de fauna y permitía tanto una acción rápida como mostrarle a la sociedad que el tema se está trabajando, porque las personas estaban colaborando mucho, aportando información”, dice Coitiño. También hicieron un taller con los funcionarios de vialidad regionales y de Montevideo en los que expusieron sobre los impactos de las carreteras en la biodiversidad y en los ecosistemas en general. “El taller fue muy exitoso, los asistentes mostraron un interés muy grande, por lo que fue un paso muy importante. Tal es la colaboración, que los funcionarios del MTOP están aportando información sobre fauna atropellada” agrega el investigador.

Justamente desde el otro lado del mostrador –en realidad en este caso tanto los investigadores como los gestores se pusieron del mismo lado– Leonardo Cola es claro: “Para nosotros era imposible colocar cartelería sin tener lugares perfectamente identificados, porque uno va por las rutas nacionales y encuentra atropellos por todos lados”. El tema de la biodiversidad siempre había sido de interés para el director de Vialidad del Ministerio –es uno de los fundadores de la ONG para la conservación de fauna nativa Coendú– y con la puesta en marcha de la aplicación de Ecobio la información que necesitaba para respaldar medidas estuvo disponible: “Nuestra necesidad era saber dónde colocar los carteles. A partir de la aplicación que Ecobio logró implementar a través de EpiCollect, pudimos tener puntos calientes identificados”.

No es que en nuestra caretelería rutera la fauna brillara por su ausencia. “Dentro de la cartelería vial teníamos unos cartelitos romboidales con un ciervo que salta que no parece un ciervo de acá, pero que si uno mira con cariño puede llega a parecer un guazubirá”, comenta Cola. Pero esos carteles estaban colocados en algunos puntos en los que en algún momento hubo problemas con la fauna, e incluso accidentes serios, dice. “Después de tener una perspectiva al respecto, de definir esos puntos calientes de atropello, empezamos a seleccionar qué íbamos a poner. La alternativa de colocar el cartel del ciervito no parecía lo ideal, había que pensar algo que a la gente le llamara más la atención”, explica Cola. “Le enviamos al ministerio varios ejemplos de cartelería a nivel mundial y se eligió uno basado en una cartelería interesante que se usa en Iguazú, que se basa en tener una foto reflectiva de un animal, de manera que de noche el animal queda iluminado”, recuerda Coitiño. “También les enviamos la información de los sitios en los que se encontró mayor mortandad de animales”, dice el geógrafo, que además destaca una coincidencia afortunada: dos de los puntos con mayor mortandad de animales se encontraban en tramos de la ruta 15 que estaba siendo reparada y repavimentada. “Vieron ideal que en diciembre, al finalizar las obras, se inaugurara la temporada con esa cartelería”, comenta Coitiño, y esta vez los plazos se cumplieron: la ruta ya luce fantástica y los carteles están allí para que los conductores reduzcan su velocidad. “Hoy tenemos un set de cartelería de fauna, que es el que instalamos en Rocha, que entró en el marco normativo de Vialidad dentro de la cartelería vial autorizada bajo nuestros estándares. Ese es otro logro: no es sólo una prueba, hoy tenemos carteles de atropellamiento de fauna”, celebra Cola.

Sacar la pata, meter conciencia

Cuando hablamos por el lanzamiento de ECOrutas, Felipe Montenegro, de Ecobio, decía que una de las soluciones más económicas para el problema de la fauna atropellada era “levantar un poco la pata del acelerador” y que a esa medida, en términos de costos, le seguía “la colocación de cartelería que indica el cruce de fauna y establece límites de velocidad”, como se ha hecho en otros países. “Una de las cosas que se discutió fue que la cartelería especificara la velocidad máxima en la que se podía andar en esos tramos”, dice ahora Coitiño, que recuerda que el límite de 60 km/h para esos tramos está coordinado con la normativa de vialidad a nivel nacional. “En los diálogos que tuvimos ellos siempre estuvieron de acuerdo en que se tenía que bajar la velocidad y aceptaron las recomendaciones”, agrega. Pero, como siempre, ante cualquier medida surgen críticas y sugerencias. “Hay gente que nos comentaba en Facebook que los animales no mueren sólo en esos tramos sino a lo largo de toda la ruta. Eso es verdad, el problema es que no se puede aplicar cartelería en cada kilómetro o cada diez metros; primero, porque sería inviable, porque va contra la normativa de vialidad, y segundo, porque la gente no los respetaría, ya que no le podés decir a una persona que durante toda la ruta 9 vaya a 60 km/h”, dice Coitiño. “Lo importante es encontrar esos puntos calientes de alta mortandad, que en este caso son tramos de seis o siete kilómetros en los que se ha encontrado que cruza bastante fauna y que coinciden con condiciones ambientales de esos sitios que permiten que esa fauna cruce por allí”, dice.

“Los carteles que colocamos tienen una función fundamental, que es avisarle a la gente lo que puede pasar”, explica Cola. “Ahí tenés dos clases de usuario, aquellos que se puedan sensibilizar ante la posibilidad de atropellar a un animal, y aquellos que puedan pensar que un atropello pueda llegar a generar un accidente. Las dos cosas son válidas”, afirma. “Nosotros vamos por el lado de proteger lo más posible el cruce de fauna, pero hay gente que si no se sensibiliza por eso, se tiene que sensibilizar con el peligro que implica el cruce de un animal”, amplía, señalando que “a las velocidades a las que hoy por hoy se conduce”, si un auto pequeño atropella a un mamífero chico, puede terminar fuera de la ruta o “producir un desastre en el propio coche”. Pero Cola, que lleva más de 130.000 kilómetros manejados desde que trabaja en Vialidad y sin haber atropellado a ningún mamífero, reflexiona: “Los carteles tienen que avisar y predisponer. Si vas predispuesto a que va a cruzar fauna, vas mucho más atento a tu campo de visión. Uno aprende a identificar, por ejemplo, el brillo de los ojos de un zorro en la faja al costado de la ruta. Si uno va predispuesto mentalmente a que en determinados lugares cruzan animales, uno está atento y baja la velocidad. Si uno ve ojos al costado, es evidente que esos ojos en dos segundos se te pueden poner en la línea de cruce. Es un tema de educación y de predisposición a manejar mejor”.

Aunque parezca raro, los carteles colocados en Rocha podrían incluso tener efecto en otras zonas: dado que la fauna uruguaya no se deja ver con frecuencia, debe haber muchos conductores a los que la idea de colisionar con un mamífero les parezca tan probable como subir a una nave extraterrestre. Ver carteles que advierten sobre el cruce de fauna es también una forma de que empiecen a pensar que allí por donde viajan, por más que no sea vean, también hay zorros, comadrejas, mulitas, tatús, mano peladas, zorrillos y otros cuadrúpedos con tantas ganas de vivir como las que el conductor tiene de llegar cuanto antes a su destino. Por otro lado, gran parte de los atropellamientos de fauna se dan en la noche, donde hay un efecto de encandilamiento y un problema para los dos animales, el que maneja y el que va a cruzar, para juzgar la velocidad y la trayectoria del otro. Si bien la idea detrás de los carteles es modificar los hábitos de los conductores de manera de que entiendan que por esas rutas, y en esos tramos, cruzan animales y por tanto deberían manejar más atentos, Cola es realista: “Si bien la idea es predisponer para cambiar conductas, igual esos tramos de ruta cambian a 60 km/h, por lo que posiblemente un día el conductor se encuentre con un radar”.

Más que carteles

La colocación de los carteles en estos tres tramos de rutas rochenses, si bien es bienvenida, no es más que el inicio de varias acciones. “Vamos a monitorear las zonas, y también le vamos a pedir a la sociedad, que ha participado mucho en ese trayecto, que colabore en registrar fauna atropellada y ayudarnos a ver si la cartelería se respeta o no. Creemos que va a funcionar, porque son tramos cortos, pero la idea es monitorearlos para ver cómo adaptarlos y modificarlos para que sean efectivos, y en caso de que no resulten efectivos, ver en qué se falló y qué otra cosa se puede implementar para mejorar”, dice Coitiño. “Sabemos que en Uruguay los límites de velocidad no se respetan mucho, y es algo que hablamos con el MTOP, por lo que un próximo paso sería colocar sensores de velocidad o tomar otras medidas”, agrega, conociendo nuestra funesta predilección por no hacer caso a las normativas.

“Luego de este plan piloto en Rocha, esperemos que a partir de mediados del año que viene comience a haber cartelería en otros lugares”, adelanta el director de Vialidad. “Rocha es un departamento bien particular, con el que hemos trabajado muy bien, y en el que ahora estamos terminando un relevamiento de flora autóctona en la faja pública con la idea de generar una protección para esa faja. Hay quienes a esa faja la ven como desprolija y selvática, pero en realidad son corredores biológicos y repositorios de flora, por ejemplo de la palmera Butia odorata. Además de eso, Rocha tiene los montes de guayabo más grandes del país en la faja pública y en la faja de AFE”, agrega Cola, mostrando que además de la cartelería para la fauna hay planes más ambiciosos.

¿Pasarán los mamíferos de Rocha una mejor temporada estival? Tanto Coitiño como Cola esperan que sí, pero saben que el trabajo es de largo aliento. “A nivel mundial los carteles no son la medida más efectiva, pero sirven para educar. Lo importante es trabajar con la gente y ayudar a que entienda que en esos tramos es fundamental bajar la velocidad. Con el tiempo se verá si estas medidas son efectivas o no. Los monitoreos en estas medidas de mitigación arrojan que los resultados no se dan de un año a otro, sino que llevan un tiempo”, dice Coitiño. “El asunto de si está temporada va a haber una baja en la mortandad dependerá de cuánto respeten los conductores la cartelería y de medidas como, por ejemplo, que la Policía Caminera se despliegue en la zona para ir controlando”, agrega. Cola, desde el MTOP, tiene una visión parecida. “Ojalá que los mamíferos pasen una mejor temporada, pero este es un tema que hay que trabajar durante todo el año, en el que hay que ser constante, hay que hacer educación y difusión. Hay que trabajar muchísimo con el tema de los excesos de velocidad”. Ecobio y el MTOP planean lanzar la cartelería el viernes 13 de diciembre –a confirmar– en el Centro Universitario de la Región Este de Rocha con una charla abierta al público sobre esta medida de mitigación y futuras acciones. Los animales humanos que conducen están avisados. Los animales cuadrúpedos tienen en esta alianza entre ciencia y gestión una pequeña muestra de que los humanos, algunas veces, parecemos comprender qué es la empatía y el respeto por todas las formas de vida.

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