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01 foto primer premio - Atardecer en la bahía

El concurso SUMarte ya tiene sus ganadores

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El concurso SUMarte, en el que se deben hacer fotos de cultivos de microoganismos en placas, premió a tres investigadores que unieron bacterias y hongos microscópicos con una búsqueda estética.

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SUMarte, que debe su nombre a que está organizado por la Sociedad Uruguaya de Microbiología (SUM), es a esta altura, con su segunda edición, un clásico de los concursos que todos los años cruzan la ciencia con el arte, como el Concurso de Astrofotografía que organiza la Sociedad Uruguaya de Astronomía (en esta edición junto con el Observatorio Astronómico del Centro Universitario de la Región Este). En el caso de SUMarte el asunto es un poco más complicado que dominar una cámara de foto: los diseños artísticos se elaboran sembrando en un medio de cultivo distintos microorganismos, ya sean bacterias, levaduras u otros hongos, por lo que quienes participan son personas con experiencia en el laboratorio.

“¿Sos microbiólogo y siempre soñaste con ser artista? Sumate a SUMarte, el segundo concurso uruguayo de arte en agar”, decía la convocatoria de la edición 2019. Los interesados debían usar sus “microorganismos favoritos para crear una obra de arte en agar” o también, como les sucede a menudo en su trabajo con placas de cultivo, recurrir a “contaminaciones ambientales que obviamente no son tus microorganismos favoritos”. La organización recibió 18 fotos anónimas con un título y una descripción, entre las que el jurado, compuesto por Carolina Scavone (por FotoClub Uruguayo), Ángela Cabezas (por la Comisión Directiva de la SUM) y quien escribe esta nota (por la sección Ciencia de la diaria), seleccionó las tres ganadoras sopesando tanto lo artístico como lo científico. A su vez, los socios de la SUM eligieron mediante votación una cuarta fotografía.

El concurso, que fue patrocinado por el Foto Club Uruguayo, la American Society of Microbiology, la incubadora de empresas de base tecnológica Khem y la empresa de insumos y equipos de laboratorio Biko, dio a conocer a los ganadores en el marco del II Congreso de Biociencias que se llevó a cabo en la primera semana de setiembre en Montevideo. Compartimos aquí los trabajos y las impresiones de los artistas que, gracias a la vida microscópica con la que trabajan a diario o realizan investigaciones, resultaron premiados.

Primer premio: Atardecer en la bahía

Artista: Andrés Costa

Laboratorio: Departamento de Bioquímica y Genómica Microbianas, Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE)

Descripción: “Se puede observar en vista aérea una bacteria del género Paenibacillus (en negro) oficiando de isla frente a una bahía formada por el micelio de un hongo del género Rhizoctonia”.

Andrés Costa, que cursa la Licenciatura en Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, comenzó a trabajar en verano en un proyecto en el IIBCE. Acerca de la elección de trabajar con la bacteria Paenibacillus, Costa relata: “En ensayos preliminares se vio que tenía la capacidad de controlar hongos, por lo que se inició el proyecto de investigar esta bacteria en relación con hongos que producen enfermedades en la soja”. Costa cuenta que Rhizoctonia es un patógeno que causa una enfermedad que se llama dumping off y que mata a la planta antes de que salga de la semilla o apenas emerge la plantula. “Surgió entonces la idea de utilizar a esta bacteria como un controlador para reducir la cantidad de antifúngicos que se tiran en el campo”.

Sobre Atardecer en la bahía, recuerda: “Después de que ya tenía los resultados de varios experimentos, dejé algunas placas por algunos días más para ver qué pasaba. A los 20 y pico de días se había pintado de negro la bacteria, y justo tenía ese halo de inhibición, que es donde no puede crecer el hongo, que tenía una forma bien circular, y vi que había un llamador estético. Sacándole fotos a la placa, una quedó con un reflejo del flash que era similar, para mí, al del atardecer en el agua. Ahí fue que me di cuenta de que había algo y que esa era la foto”. Andrés no esconde el placer que siente al trabajar con microorganismos: “Lo que más me fascina es que es algo que no vemos, pero que está ahí y que, de alguna manera, es la base de toda la vida”.

02 foto segundo premio - Paisaje lunar.

Segundo premio: Paisaje lunar

Tercer premio: Caleidoscopio

Artista: Javier Menes

Laboratorio: Laboratorio de Ecología Microbiana Medioambiental (Facultad de Química y Unidad Asociada de Facultad de Ciencias)

Descripción: “Se utilizaron cepas que crecieron como contaminantes en el medio, diseñado para el crecimiento del patógeno Legionella pneumophila. Esta bacteria vive en aguas estancadas con un amplio rango de temperatura, preferiblemente superior a 35ºC, y su crecimiento se ve favorecido por la presencia de materia orgánica” (sobre Paisaje lunar).

Hace 30 años que Javier Menes trabaja con microorganismos. Tal vez por su vasta experiencia le haya ayudado para ganar el segundo y el tercer premio utilizando técnicas tan distintas que parecen obras de dos personas distintas. “Trabajo mucho subcultivando bacterias y caracterizando bacterias nuevas. Me encanta ver cómo crecen. Este año me propuse intentar hacer algo artístico con ellas. Cuando uno hace una obra tiene en la cabeza lo que quiere ver plasmado. El desafío de esto es que eso no se ve inmediatamente, ya que cuando uno trabaja con microorganismos los va depositando en el medio de cultivo, y recién ves cómo está quedando la obra a las 24, las 48 o las 72 horas”, dice con entusiasmo. “Mientras, uno se guía por lo que sabe sobre cómo crecen los microorganismos”.

03 foto tercer premio - Caleidoscopio

Sus trabajos premiados son bien distintos. Al respecto, explica: “Caleidoscopio implica más trabajo de hormiga haciendo las líneas. Me llevó más de dos horas sembrar todos los microorganismos. En ese caso busqué la coloración que viene dada por la propiedad que tienen las bacterias para degradar determinados compuestos. Eso sirve para el diagnóstico, porque al saber que una bacteria produce determinado color nos ayuda a identificar de qué bacteria puede tratarse. Esto en microbiología nos permite ahorrar pasos en la identificación. Utilicé bacterias que sabía que producían ciertos virajes de color, lo que no sabía era cómo me iba a quedar el sembrado. Evidentemente, tiene un pulso maravilloso, porque el trabajo geométrico de caleidoscopio evidencia gran precisión para manejar el ansa, que es como una especie de aguja que en su extremo tiene un lazo extremadamente pequeño con el que se siembran los microorganismos.

“En Paisaje lunar buscaba un efecto diferente, por lo que no importaba tanto la precisión. Las bacterias que aparecen en la base sobre el fondo negro las conozco bien, porque aparecen en muchas muestras con las que trabajo y sé que se diseminan muy rápidamente, y ese era el efecto que buscaba. Esa placa también tiene un hongo que es muy particular y que creció como contaminante en otra placa. Cuando lo vi me hizo pensar en una luna o en Marte, y me inspiré en ello. Por tanto, lo sembré en la placa, porque era un hongo muy diferente a los que habitualmente vemos en nuestro laboratorio”.

Sobre trabajar con microorganismos, Menes tampoco oculta su entusiasmo: “Cuando uno hace ciencias tiene la inquietud de responder determinadas preguntas. En mi caso, que trabajo con el ambiente, eso pasa por tratar de determinar las funciones de las bacterias en su ambiente y la posibilidad de utilizarlas en nuestro beneficio. Me encanta descifrar las propiedades que tienen las bacterias, por ejemplo para descubrir alguna utilidad que puedan tener ejemplo, para la biorremediación del medioambiente, o de producir una encima con potencial biotecnológico, o para entender la función que están cumpliendo en el ambiente en el que son aisladas”.

04 foto premio del publico - Yeast Kahlo

Premio del público: Yeast Kahlo

Artista: Elisa Cabeza

Laboratorio: Departamento de Parasitología y Micología, Instituto de Higiene

Descripción: “Realizado con diferentes levaduras: Hortaea werneckii, Candida tropicalis, Candida albicans, Candida krusei y Rhodotorula spp. A estas levaduras, como a Frida, les encanta el color”.

Elisa Cabeza es médica de formación y se dedica a la micología. Sobre haber ganado el premio del público, reflexiona: “Está bárbaro y además es una forma de mostrar que la ciencia es divertida, que es linda y que puede entusiasmar a la gente, sobre todo a la gente joven que estudia ciencias más clínicas o básicas”. Si bien Cabeza trabaja con levaduras del género Cryptococcus, que causan meningitis en pacientes con sida, cuenta que las que eligió para su placa “son levaduras habituales en el laboratorio y que generan micosis superficiales, afecciones de la piel como la candidiasis y la tiña negra. Decidimos utilizar esas levaduras porque sabíamos que nos iban a dar esos colores en ese medio de cultivo”. El tema elegido no fue casual: “De las cinco personas que trabajamos en el Laboratorio de Micología, cuatro somos mujeres. Creemos que las mujeres a veces somos un poco invisibilizadas en la ciencia y que nos cuesta llegar a determinados lugares y cargos, sobre todo en los que se toman decisiones. Por eso queríamos visibilizar la imagen femenina a través de esta Frida Khalo hecha con levaduras”.

Cabeza no oculta el placer que siente trabajando con microorganismos: “Los hongos son microorganismos eucariotas, son organismos más complejos que además tienen una gran interacción entre ellos, así como se puede ver en una placa de Petri, donde no hay una única levadura, sino muchísima vida e interacción. Lo interesante de la micología es que se trata de seres muy complejos que a su vez dan infecciones complejas y desafiantes para el médico clínico”. Todo este entusiasmo lo resume así: “La verdad que la micología es una ciencia apasionante”.

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