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La tecnología detrás del Bitcoin se abre paso en Uruguay

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Gobiernos digitalizados, seguros inteligentes y registros médicos más privados. Qué planean el Estado y las empresas uruguayas para esta nueva manera de compartir información. En paralelo, el Banco Central del Uruguay (BCU) avanza con su proyecto para empezar a emitir billetes digitales.

Si de algo puede jactarse el mundo de la tecnología con su ritmo incesante es de hacer que lo nuevo parezca viejo, incluso mucho antes de que nos acostumbremos a ello. Y Bitcoin, la ahora célebre criptomoneda que no para de batir precios históricos, no es la excepción. Mientras cientos de inversores se acercan curiosos a la divisa digital para averiguar cómo conseguir su parte, algunos ya están viendo más allá de ella. O, mejor dicho, por detrás.

En 2008, cuando el Bitcoin fue creado por el mítico Satoshi Nakamoto (cuya verdadera identidad permanece desconocida), no llegó al mundo solo. Detrás de la idea de crear una moneda cuya emisión e intercambio no fueran controlados por ninguna entidad, se escondía otra manera de transmitir y registrar información, que pronto demostraría tener más potencial que la divisa que sostenía. Se trataba de blockchain (“cadena de bloques”, en inglés), una tecnología con tantas aplicaciones como adeptos, entre ellos varias empresas y organismos del Estado en Uruguay.

¿Pero cómo funciona y cuáles son sus virtudes? Por un lado, es un sistema que va registrando información de manera continua en unidades llamadas “bloques” (de ahí su nombre), que se encadenan entre sí como los vagones de un tren de carga, ofreciendo gran trazabilidad. Por otro, y a diferencia de la clásica arquitectura de internet, que guarda la información en servidores centralizados, esta tecnología la aloja en miles de computadoras de toda la red. De esa manera, resulta virtualmente imposible que una sola persona altere los datos guardados en un bloque, lo que permite almacenarlos de manera transparente, verificable y permanente.

Si bien esta tecnología es la piedra angular de Bitcoin y una de las razones que mantienen la confianza en la moneda, efectuar transacciones no es lo único que puede hacerse con ella. Según Carlos Alba, director de Planificación Estratégica de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic), el “blockchain es aplicable a todos los sectores e industrias, y sus beneficios incluyen mejoras en seguridad, privacidad, eficiencia, veracidad de la información y su registro en el tiempo”.

Como organismo asesor en materia de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), Agesic se ocupa de estudiar sus beneficios y evaluar su potencial para mejorar los servicios que presta el Estado. A nivel mundial, el uso de blockchain en la esfera pública es innovador, pero dista de ser pionero: en India lo usan para registrar la propiedad de la tierra y en la Unión Europea se ha manejado la alternativa de implementarlo en el registro cívico de refugiados.

Alba aclara que en Uruguay la idea todavía está “en fase de investigación y análisis de factibilidad”; sin embargo, esta discusión formará parte de la agenda del Plan de Gobierno Digital 2020, que incluye objetivos como la digitalización de los trámites, la apertura de los datos públicos y el aumento de la seguridad de los sistemas estatales. Además, según Alba, las primeras pruebas se realizarán a fin de este año, y su aplicación concreta a partir de 2018.

Pero la apuesta del Estado por blockchain no se reduce a aplicar la tecnología a sus organismos sino también a invertir en ella. El director de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), Fernando Brum, cuenta que ya recibieron propuestas relacionadas a esta tecnología. Una fue la de Thales Labs, un fondo y aceleradora de startups que desde 2016 se especializa en esta tecnología. Según Sylvia Chebi, su directora, el acuerdo con ANII apuntará a las empresas prometedoras del sector. “Esperamos proyectos en las áreas de finanzas, seguros, medicina y en toda industria en que se realicen contratos entre partes que requieran su confianza mutua”, explica.

ANII ya tiene un antecedente financiando proyectos de blockchain. En 2016 le otorgó a la empresa ZirconTech 2,2 millones de pesos para desarrollar Seguros 2020, una plataforma que le permitirá a las aseguradoras de automóviles ofrecer paquetes cuya póliza se reduzca para recompensar buenos hábitos de conducir. “Los conductores reportarán datos sobre su forma de manejo mediante una aplicación que registrará parámetros como ubicación, velocidad y aceleración, y detectará desde frenadas bruscas hasta viajes en hora pico”, dice Alejandro Narancio, responsable de Tecnología de la compañía. Con esa información, agrega, se ejecutarán una serie de smart contracts, programas informáticos que funcionan sobre blockchain y que calcularán automáticamente un puntaje de manejo para asignar una recompensa.

Según señala, la salida al mercado de la plataforma será a fines de este año y su implementación ya se negocia con varias empresas de Uruguay, Argentina y Chile. De todas maneras, el proyecto está lejos de ser su primer encuentro con blockchain, una tecnología con la que desarrolla pruebas piloto hace casi dos años. “La más interesante fue en el área de la salud, donde creamos un sistema de historias clínicas que le permitía a los pacientes tener el control de sus datos, y ser ellos quienes autorizaran a los médicos para verlos”, explica.

En el sector privado no sólo las startups experimentan con estos nuevos sistemas. Mauro Flores, gerente de Servicios de Seguridad y líder técnico de blockchain para Latinoamérica de Deloitte, cuenta que ya trabaja con varias compañías para identificar los beneficios de esta tecnología. “El uso de blockchain es muy reciente, pero se espera que en 2018 comiencen a entrar en producción las soluciones reales”, agrega. El presidente de la Cámara FinTech de Uruguay, Sebastián Olivera, opina que blockchain tiene un alto potencial en las finanzas, la medicina, los seguros, la energía y el agro, y que el talento y la infraestructura instalada de Uruguay lo posicionan para convertirse en un referente regional. Una señal: la buena concurrencia del Montevideo FinTech Forum, que organizó su cámara en junio y al que asistieron funcionarios de ANII, AGESIC, la Agencia Nacional de Desarrollo, los ministerios de Industria y Economía y el Banco Central.

Sin imprenta

Blockchain continúa creciendo y encontrando nuevos nichos, pero su campo de mayor penetración sigue siendo el que conquistó con el Bitcoin: el sistema monetario. De la mano de esta y otras criptodivisas, la nueva tecnología descentralizada desafía el concepto tradicional de moneda, y los Estados nacionales toman nota. Desde Estonia, que evalúa comenzar a vender su propio token para financiar su desarrollo tecnológico, hasta Rusia, donde el viceprimer ministro, Igor Shuvalov, dijo estar a favor de la creación de un “cripto-rublo”, los bancos centrales se enfrentan a una transformación sin precedentes. En Uruguay, y en medio del debate por la Ley de Inclusión Financiera, el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, opinó que “la gente aferrada al billete físico va a quedar por el camino”. Consultado por la diaria sobre los planes que tiene su organismo para blockchain, Bergara admite que si bien “no descarta” su aplicación, aún no ha definido proyectos concretos, aunque ha hecho avances en cuanto a la emisión de una moneda virtual. “El BCU explora la posibilidad de emitir billetes digitales con el mismo tipo de registro que tienen hoy los físicos mediante un plan piloto. Así, de algún modo, la billetera pasará a estar dentro del teléfono”, explica. Según el titular del BCU, el proyecto está en la etapa de análisis logístico y de seguridad, y comenzará a implementarse en los próximos meses. “Este sistema ofrece ventajas en materia de transparencia, eficiencia y de reducción de costos, aunque demanda tanta o más seguridad que la que conlleva el billete físico”, admite. Además, dice que la iniciativa se ubica en el marco de “un proceso de inclusión financiera que impulsa los medios electrónicos de pago por sobre el efectivo y el cheque”.

Juan Charovsky.

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