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Toxoplasmosis en gatos: mitos y cuidados

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La mascota y su contexto.

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La toxoplasmosis en una enfermedad infecciosa producida por un parásito llamado Toxoplasma gondii, que puede afectar tanto a animales como al hombre. Entre los animales de importancia epidemiológica se encuentran los de consumo habitual –cerdos, ovejas, vacas– y los no tradicionales –como la liebre y la vizcacha–, así como las aves. Entra en el grupo de enfermedades zoonóticas, esto es, que pueden transmitirse de animales a personas. Toxoplasma y gatos son un combo que seguramente hemos escuchado, ya que son los únicos animales en los que el parásito produce huevos; por eso se llaman huéspedes definitivos. En el resto de los animales, huéspedes intermediarios, el parásito no produce huevos.

Si ahondamos en el ciclo del parásito y en la relación que mantiene con el gato, seguramente se diluciden algunas dudas sobre la peligrosidad de convivir con esta mascota. El ciclo se inicia cuando un gato come carne cruda de algún animal infectado o cuando ingiere huevos infectantes de otros gatos depositados en agua, suelo o materia fecal. Una vez que ingresan al organismo, se dirigen al intestino y se reproducen formando huevos no infectantes.

El tiempo que pasa desde la ingestión de los huevos hasta la eliminación por las heces varía entre los tres y los 20 días. Sin embargo, ese proceso no es eterno. En general, lo harán por un período de entre 15 y 20 días, no más, ya que su sistema inmune logrará vencer al parásito y, por ende, dejará de eliminar huevos. Por lo tanto, el gato sólo es peligroso en esta etapa. Pero he aquí lo interesante: los huevos que eliminan no son peligrosos, ya que necesitan de uno a cinco días para volverse infectantes.

El ciclo se completa cuando un huésped intermedio (bovinos, ovinos, suinos, perros, nosotros) ingiere estos ooquistes, liberando otras estructuras que a través de la sangre terminan formando, generalmente en cerebro y músculo, los quistes toxoplásmicos. Vale aclarar que los perros no son una fuente de contagio para las personas.

El ser humano también puede infectarse al consumir otro huésped intermediario con quistes toxoplásmicos (carne cruda o mal cocida de vacas, ovejas, cerdos).

Conocido el ciclo y sus particularidades podemos concluir en que, en condiciones normales, limpiando todos los días la materia fecal que el gato deposita en la bandeja sanitaria, no sería una fuente importante de contagio ya que, como comentábamos, aun no son infectantes en las primeras 24 horas. Distinto es el caso de aquellos gatos que defecan en el jardín, porque entonces no sabemos las horas transcurridas entre la deposición y la posible maduración de los huevos. Entre otras medidas, es indicado el uso de guantes si manipulamos tierra y demás.

Por otro lado, si el gato es de apartamento, la probabilidad de que contraiga la enfermedad es escasa, ya que en general se alimentan con raciones balanceadas.

Ahora bien, ¿cuál es entonces la forma más común de infectarse en el hombre? Los estudios apuntan a las carnes crudas o mal cocidas como el principal problema en Uruguay, así como también a las verduras mal lavadas. Los quistes toxoplásmicos que se encuentran en músculos son muy resistentes y pueden soportar los jugos gástricos; esto incluye fiambres crudos, contacto con carne o cualquier tejido muscular.

¿Es una enfermedad grave?

No es grave en personas adultas saludables o discretamente inmunodeprimidas, aunque algunas veces puede producir síntomas similares a una gripe. Sólo ocurren complicaciones en aquellos severamente inmunodeprimidos, como los pacientes con VIH y otros que cursen enfermedades que afecten el sistema inmune. El problema muchas veces se manifiesta en las mujeres embarazadas. Entonces se pueden dar dos situaciones: mujeres que presentan anticuerpos contra toxoplasma y mujeres que no los tienen. El primer caso no hay problema, ya que si la mujer se infecta, los anticuerpos neutralizan la enfermedad; el segundo es muy peligroso, pues puede producir una infección en el feto, provocando defectos congénitos graves, como ceguera o microcefalia, e incluso un aborto. Obviamente, la consulta médica es pertinente para prevenir estas situaciones.

Recomendaciones relacionadas con el gato

» Evitar que coma carnes y vísceras crudas.

» Impedir la ingestión de presas vivas, como roedores, pájaros, cucarachas. Un collar con cascabel puede ser útil para evitar que las capture.

» Evitar el contacto con materias fecales de otros gatos (sobre todo de animales que no viven con personas).

» Controlar especialmente a las hembras en los criaderos, ya que también puede haber transmisión transplacentaria en el gato.

» Utilizar el cajón sanitario para la materia fecal y eliminarla diariamente.

» Evitar la contaminación de jardines, huertas y areneros de juegos con materia fecal.

» Utilizar guantes para tareas de jardinería y limpieza del cajón sanitario.

» Extremar los cuidados en todos los aspectos en mujeres embarazadas, y en especial en aquellas de serología negativa.

En definitiva, la convivencia con un gato no significa un riesgo latente para sus propietarios si se tiene en cuenta una alimentación adecuada y una correcta eliminación de su materia fecal.

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