La cuarentena nos tiene a todos pasando de formas tan diversas como son nuestras casas. Estamos empezando a entender que trabajar desde el hogar no era precisamente un idilio. Hay quienes descubrieron un mundo de masa madre y estamos los que deseamos que se duerman nuestros hijos para poder abrazarnos a un plato de polenta calentito. Por un lado, los que se resisten a verlo de manera positiva; por otro, los que nos invitan a disfrutar de la nueva normalidad, y también los que no quieren recibir más consejos ni amasar, los nostálgicos de aquel febrero que parece tan lejano.
Sola, solo, en pareja, con amigos o con hijos, encerrados y teniendo que manejar, en muchos casos, más cosas que antes, nuestras dinámicas cambiaron abruptamente: no sabemos si ir a la feria o no, si pedirle a un delivery, si mandarnos al súper con tapabocas. La economía muta: hay empresas que están produciendo poco y nada, la reposición en las góndolas no es la de antes, los pequeños emprendimientos cerraron o se ven en peligro.
Entonces, ¿compro hecho? ¿Cocino desde cero mis alimentos para comer mejor? ¿Trato de seguir con mi dieta? ¿Tengo ganas de cocinar? Las respuestas dependen de cada entorno y para eso hoy les traigo varias ideas: para los que quieran cocinarse todo, para los que prefieran comprar la masa hecha y para los que se metan a la cocina pero no quieran esperar a que fermente la masa madre.
Caldo de verduras (sirve de base para preparar cualquier otra cosa)
Ingredientes
2 zanahorias
1 apio
1 cebolla
1 puerro
1/2 calabacín o zapallo kabutiá
2 tomates
1 y 1/2 litros de agua
Sal y pimienta
Aceite de oliva
Procedimiento
Cortar en trozos. Colocar en una olla y cocinar durante aproximadamente una hora (hasta que las verduras estén cocidas). Colar. Consumir las verduras a gusto. Colocar el caldo en distintos recipientes y guardar en la heladera hasta por cinco días o congelar para uso en el futuro. Con este caldo se puede hacer sopas, polenta, risotto y casi cualquier comida que requiera un medio líquido. Con caldo va a quedar más rico y nutritivo, y apenas hay que cortar unas verduras.
Caldo de pollo
A la receta base le agregamos carcasas, alas y/o cogote de pollo, laurel, tomillo, pimienta en grano y bastante más agua. Cocinamos cerca de dos horas y media y queda un caldo de pollo increíble y lleno de proteínas.
Masa de tarta
Ingredientes
300 g de harina de trigo
100 g de harina de centeno (o 400 de harina de trigo en total)
4 cucharadas de aceite
4 cucharadas de manteca
Agua fría (cantidad necesaria)
Procedimiento
Mezclar e incorporar todos los ingredientes hasta tener una masa arenosa. Agregar el agua de a poco para no pasarnos. Amasar. Colocar en la tartera, rellenar con lo que vayamos a meter en el horno, tapar si corresponde (en caso de hacer una pascualina o una tarta gallega, por ejemplo). Cocinar a 180 grados por 25 a 30 minutos hasta que se vea dorada.
Tarta de zapallo
Para usar con la masa anterior o con una comprada (sí, tomate las licencias que quieras).
Relleno
1/2 zapallo kabutiá
1/4 kilo de suprema de pollo
2 puerros
4 huevos
1 litro de caldo de verduras y agua para cubrir
Procedimiento
Hervir el zapallo en caldo y agua hasta que esté bien cocido. En otra olla, blanquear los puerros cortados en rodajas durante unos 20 minutos. Retirar el zapallo con una cuchara y mezclarlo con el pollo (cortado en trozos pequeños para que se cocine junto al resto), los cuatro huevos, el puerro, la sal y la pimienta. Colocar sobre la tarta y hornear.
Pique: se le puede agregar un chorro de crema, quitarle el pollo o agregarle queso.
Tarta tipo quiche
Relleno
200 g de crema doble (puede ser mitad crema, mitad leche o puré de zapallo o calabaza para el que no quiera tanta crema)
4 huevos
100 g de queso (el oficial es el gruyère, pero pueden ponerle el que más les guste)
Zanahorias cortadas a lo largo en lonjas finas
Hojas verdes (ahora hay espinacas y acelgas buenísimas)
Sal y pimienta
Procedimiento
Mezclar la crema con los huevos y las hojas crudas cortadas lo más chicas posible. Rellenar la tartera. Colocar las zanahorias y agregar el queso rallado por arriba. Se puede evitar el queso. Lo divertido de la tarta es que permite jugar con los sabores; por ejemplo, se puede hacer de remolachas, queso de cabra y tomillo. Eso sí: en caso de que elijas las remolachas preciosas que esta cuarentena nos ofrece, primero pegales un hervor o no se van a cocinar nunca.