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25 años de Ceprodih.

Foto: Difusión

El trabajo de incluir: Ceprodih cumple 25 años

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La asociación civil organiza dos eventos para celebrarlo y sensibilizar a la comunidad.

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“Ceprodih (Centro de Promoción de la Dignidad Humana) nace hace 25 años con la misión de atender a las familias más vulnerables, especialmente la mujer madre, que está sola a cargo de la educación y la crianza de sus hijos”, señala Adriana Abraham, directora de esta asociación civil, que a lo largo de su historia desarrolló distintos programas con 15.000 familias, logrando un impacto positivo en 60.000 personas. La realidad social y los modos de intervención en ella se modificaron en este tiempo. “Hace 30 años el foco estaba puesto en las familias que quedaban en situación de calle, sobre todo después de la crisis de 2002, que eran cientos, que venían del interior, que perdían el trabajo. Luego eso lo asume el Mides, que se crea años después. Pero en sus comienzos, en 1998, Ceprodih abre el primer centro diurno para atender a esas familias que de noche dormían en alguno de los cinco refugios de origen religioso que había”.

Un cambio de rumbo ocurrió al volcarse Ceprodih “a otro tema que todo el mundo discutía pero sobre el que no había soluciones concretas: que eran las familias en situación de violencia doméstica”, resume. Así crean los tres primeros hogares que abordan esa necesidad de la mujer que no tenía a dónde ir: “En aquel momento se hablaba de si lo tenía que solucionar el sistema judicial, la Policía, pero en realidad la mujer tenía que salir corriendo”. Abraham subraya que “Ceprodih siempre ha estado incidiendo de alguna manera en políticas públicas”.

Desde el inicio se contempló el especial riesgo que corrían las madres con niños, porque no era solamente su problema sino que en ocasiones a sus hijos pequeños se sumaba un embarazo. “Pasaban el día en la calle, no conseguían trabajo porque no tenían dónde dejar los niños, no tenían una dirección, un teléfono”, ejemplifica la consultada. Más adelante, con el apoyo de INAU, la institución fundó centros dedicados a esa coyuntura. En este proceso, hace unos años ya que Ceprodih se centraliza en la inclusión económica de la mujer, ya que se trate de una urgencia habitacional o de un caso de violencia doméstica, embarazo en situación de riesgo, población migrante o que sale de cárceles, como enfatiza Abraham, “sea la situación que sea, la única manera de que la familia salga adelante es con trabajo digno”.

La capacitación, así como la implementación de programas adecuados al perfil de población constituye la preocupación principal de la organización. Para eso establecen categorías de acuerdo al riesgo que observan: en el primer escalafón están los más vulnerables, les siguen quienes conservan alguna herramienta o capital social y en tercer lugar, aquellos que necesitan apoyo pero tiene cierto nivel de instrucción, familiares o pareja.

Abraham recalca que por eso mismo la atención tiene que ser integral. “A veces no saben hacer una cuenta, son increíbles los problemas de alfabetización, y cuando llegan a Ceprodih, para muchas es la primera vez que tienen la posibilidad de decidir qué hacer con su vida. Muchas soñaron con ser peluqueras, o trabajar en la cocina, o hacer algo textil, o informática, pero nunca tuvieron la oportunidad. Ceprodih les brinda cursos básicos gratuitos; son herramientas que les permiten generar ingresos rápidamente. Luego pueden seguir estudiando en diferentes módulos dentro del mismo rubro, a medida que les van agarrando el gustito y se entusiasman”. Se inscriben más de 3.000 anualmente; en ocasiones hay tres generaciones que pasaron por Ceprodih.

“Tenemos una metodología de triple impacto: por un lado el social, con un equipo técnico integrado por abogados, asistentes sociales, psicólogos, que va a acompañarla para que resuelva situaciones de base. Esto incluye el espacio infantil de cuidado, y les damos una merienda, porque muchas llegan con hambre, incluso a veces hay que pagarles el boleto, porque no tienen siquiera para trasladarse. Hay que tener en cuenta que vienen de todos los barrios de Montevideo, de la zona metropolitana y de muchas localidades. La segunda pata es la inclusión, que ella defina un proyecto de vida. Luego tiene que tomar la segunda gran decisión, si quiere ir a trabajar a una empresa u optar por el autoempleo. Según el camino que elija hay una equipo que va a dar seguimiento a esa inserción o a cómo formalizar y obtener créditos para un emprendimiento”.

El tercer impacto es ambiental y surgió de una faltante, “porque no teníamos materiales para las capacitaciones y las empresas comenzaron a donarnos cosas: banners en desuso, tela, papel, vidrio”. De ese modo empezó a desarrollarse el área de economía circular, que actualmente abarca todo tipo de talleres de reciclaje. También buscan involucrar a las empresas y al propio Estado para que compren regalos fabricados de ese modo y fomentando el consumo responsable.

El siguiente nivel, entre quienes logran cierta calidad en el acabo de sus productos, son los negocios inclusivos: una cantidad de mujeres que producen y buscan incorporarse eficazmente al mercado, logrando estar en condiciones de sostener sus familias con autonomía.

Otro programa del Centro es Convivamos en Paz, que trabaja semanalmente con niños y adolescentes para que no repitan la violencia de la que fueron testigos, construyendo redes sanas. En cuanto al interior del país, la demanda se repite, y están llevando a varios departamentos capacitaciones, emprendedurismo y economía circular.

Ocasión de ayudar

La asociación civil sin fines de lucro realizará dos eventos en conmemoración de sus 25 años. El primero será el Festival por la Paz, este sábado, 23 de setiembre, de 14.00 a 19.00, en su sede de la Curva de Maroñas, ubicada en Gerónimo Piccioli 3280 (entrada por calle Fonseca). Durante la jornada gratuita habrá música en vivo, stands de emprendedoras y actividades para niños.

El segundo encuentro se denomina Música por la Paz y estará enmarcado en la semana del 25N en la que distintas voces se unirán en solidaridad con las familias que sufren violencia. La banda dirigida por Juan Pablo Chapital, junto a músicos como Martín Ibarburu, Nacho Mateu y Sabrina Díaz Grande, aspira a llenar la sala Teatro Movie el 23 de noviembre a las 20.30.

Más información acerca de Ceprodih sobre cómo colaborar (como socios, como voluntarios, con donaciones o mentorías) y adquirir las entradas en www.ceprodih.org o a través de la cuenta @ceprodih en Instagram.

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