Hasta el 31 de agosto más de 40 panaderías de Montevideo, Canelones, Cerro Largo, Lavalleja, Río Negro y Soriano adheridas a la campaña del Centro de Panaderos del Uruguay (CIPU) ofrecerán tres clásicos locales: napoleones, besitos y borrachos.
“Si bien algunas panaderías todavía conservan uno o dos de estos productos, son casos aislados, y la mayoría de los clientes más jóvenes ni siquiera los conocen. Por eso quisimos darles una nueva oportunidad, al menos por unos días, y sentimos que el Mes de la Nostalgia era el momento ideal para hacerlo”, señaló Jorge Fernández, presidente del CIPU.
“Las panaderías de barrio vuelven a hornear recuerdos” es el lema de la campaña, que invita a revivir aquellos sabores que solían elegirse en el mostrador.
Para garantizar la correcta elaboración de estas recetas tradicionales, el CIPU organizó una clase demostrativa en su Instituto Tecnológico del Pan (ITP) con panaderos de todo el país.
Los bizcochos borrachos (o simplemente borrachos) son una masa de repostería puesta en remojo en un almíbar mezclado con un licor (puede ser ron, brandy, vino dulce, licores de frutas), que en Uruguay se caracterizan por su color rojo intenso. Distintas fuentes apuntan a España como su lugar de origen, a fines del siglo XIX, y tiene variantes en la península ibérica y en varios países de Latinoamérica. Llegó a Montevideo entre fines del siglo XIX y principios del XX, de la mano de inmigrantes franceses y españoles que fundaron confiterías históricas.
Por otra parte, se sospecha que los napoleones, esas galletitas similares en forma e ingredientes a los hombrecitos de jengibre, un clásico de las recetas navideñas europeas, deban su nombre al emperador Bonaparte o a una deformación de la designación de “napolitana” de su preparación original. Milton Schinca relata en Boulevard Sarandí que el presidente Joaquín Suárez, durante la Guerra Grande, solía recorrer las calles para comprar sus napoleones –que costaban un cobre– y los iba comiendo por el camino.
En cuanto a los besitos, son un “bizcocho de soletilla” o ladyfinger, en inglés. La receta básica de estas pequeñas plantillas nació en la corte de Saboya hacia finales del siglo XV. Según los registros, se crearon para agasajar al rey de Francia. Eran muy livianos porque se elaboraban con huevos batidos (la levadura química no existía), azúcar y harina. Esto los hacía perfectos para postres en capas, ya que absorbía almíbares y licores sin deshacerse. Los besitos son la variante más pequeña y en el pasado eran la opción más escogida para la merienda infantil.
Se podrán encontrar estos productos en las panaderías identificadas con el logo de la Nostalgia en el mapa de la web del CIPU.
Receta
Para intentar replicar los borrachos en casa, seguir estas indicaciones.
Ingredientes para la masa
360 gramos de harina
14 gramos de polvo de hornear
200 gramos de huevos
200 cc de aceite
350 gramos de azúcar
Vainilla (cantidad necesaria)
Procedimiento
Batir a punto letra los huevos, el azúcar y la vainilla. Fuera de la batidora, agregar el aceite, mezclar bien, y por último agregar lo seco tamizado. Volcar en molde enmantecado y llevar a horno 170° durante 25 minutos.
Para el almíbar
Poner a hervir dos tazas de azúcar, una taza de vino blanco, una taza de agua, dos clavos de olor, cáscara de naranja y canela en rama por cinco minutos, retirar del fuego y agregarle colorante rojo. Colocar el almíbar frío en un recipiente, cortar los cuadrados de masa y colocarlos de canto. Pasarlos por coco.