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Foto: Santiago Mazzarovich (archivo, octubre de 2016)

Riki Musso el lunes en la Zavala Muniz

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“Está todo muy cambiado. Y yo ya estoy para jubilarme más que para adaptarme al cambio”. Así habla Riki Musso sobre la forma –fragmentada, aleatoria– en la que se consume música en la actualidad. El primer oriental desertor de El Cuarteto de Nos subió hace pocos días a su canal de Youtube la grabación de un toque con su banda (Los Formidables: Santiago Peralta, Andrés Coutinho, Javier Depauli) en el ciclo de AGADU Autores en Vivo. La gente le pregunta por qué no edita un DVD con ese concierto y Riki responde con otra pregunta: “¿Quién tiene un reproductor en la casa para meter un DVD?”. “La gente escucha música en el teléfono, ya no tiene ni laptop. Nadie tiene paciencia para ver una hora de música”, agrega.

Por eso, Riki tiene pensado componer canciones pero no qué hacer con ellas. Las últimas cuatro que grabó luego del brillante y multipremiado disco Formidable! (2014) las subió a Bandcamp en 2016: “Frutos del mar”, “Buendía, Wendi”, “3 cochinos” y “Pájaro Batman” (en la que las tías viejas le dicen al caballero oscuro que no debería gastar la fortuna de la familia en eso de luchar por la verdad y la justicia). Algunas de estas todavía no sonaron en vivo, pero lo harán el lunes a partir de las 21.00, cuando Riki se presente con su banda en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís (con entradas a $ 450 y 2x1 para Comunidad la diaria).

Será la primera vez en el año que el ex Cuarteto toque en un lugar con entrada apta para menores. Algunos adolescentes le comentaron que no lo habían podido ver justamente por esa razón. “Pero hago el mismo show, no saco palabrotas porque vayan menores”, aclara Riki.

Por otro lado, el músico está viviendo una especie de segunda carrera que lo lleva a presentarse solo con su guitarra por lo menos una vez al mes en Buenos Aires, donde encuentra una respuesta diferente. “Allá por lo menos te escuchan. Acá, si no es agite, es muy difícil que la gente salga. Allá salen a ver cualquier cosa, incluso las que no conocen. Además, hay más cantidad de gente, entonces, más probabilidades. Y como voy solo, con 20 entradas empato. Acá, con 20 pago el flete, pero le quedo debiendo a todo el mundo”, confiesa.

Tiene en mente el dinero a la hora de hacer música porque si graba un disco debe atrincherarse en su estudio durante tres meses 12 horas por día, y por lo tanto, tiene que dejar su trabajo de civil. “No puede ser un hobby. Tengo que mantener una casa. No tengo plata para hacer un disco, porque no es plata para pagar el estudio sino para vivir sin trabajar durante tres meses”. Por eso, no sabe qué hacer si graba canciones nuevas. Las plataformas de streaming no lo entusiasman demasiado. “Está Spotify pero tenés que hacerlo a través de 500 intermediarios y es imposible cobrar esas cosas”.

La publicidad del toque dice que Riki va a repasar su carrera solista “y aquellos grandes éxitos que cantaba con el Cuarteto”. Pero él se pone humilde y dice que son tres: “Sólo soy un polaco enamorado”, “Soy un capón” y “Ya te vas a mejorar”. También supo ser un éxito aquella que contaba la historia de Manfredi, un señor que tenía un hijo “retardado mental” y que al morir va a parar al infierno, donde lo someten pero, como le gusta, terminan echándolo. Riki dice que Manfredi hoy está “muy mal vista” y cree que si la toca en vivo va preso. La que sí piensa tocar –por primera vez– es “Doble identidad”, de Bipolar (2009), el último disco de El Cuarteto que lo tuvo como guitarrista.

A propósito de su ex banda, Riki vio el video de “Gaucho Power” y le hubiera encantado que Osvaldo Laport interpretara al gaucho Catriel como en Más allá del horizonte, aquella novela argentina y noventera protagonizada por Grecia Colmenares. Riki escuchó una vez sola y “por arriba” Apocalipsis zombi, el último disco de El Cuarteto, pero igual tiene su veredicto: “Un embole, más de lo mismo. No me gustó la producción. Prefiero a [Juan] Campodónico antes que a Cachorro López, que ya fue hace mucho”.

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