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Foto: Ignacio García Da Rosa

Estela Magnone y su hermano Daniel, el viernes, en la Sala Zitarrosa

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No fue hipercomentado ni sonó en todos lados, pero el álbum Telón, de Estela Magnone, fue de lo mejor que apareció en las bateas vernáculas el año pasado. Y no sólo por la calidad de sus canciones sino también porque es uno de esos casos —cada vez menos frecuentes— en los que se puede escribir “álbum” en el sentido puro y clásico, el de colección de temas que tienen un hilo conductor, cuando no letrístico, estético y sonoro. “De cada una de las canciones yo podría decir por qué las hice o con qué están vinculadas de mi vida. Todas tienen algo que ver”, cuenta Estela, que no duda en afirmar que Telón es su disco más autobiográfico.

“Me gusta revivir los cuentos infaltables del domingo de mañana, / poblados de aventuras y de los personajes de tu imaginación. / Me gusta revivir aquellas fantasías que nos deslumbraban, / y la infantil ilusión de descubrir esos mundos de misterioso color. / Hoy tan sólo queda en un portarretrato tu silueta en la escalera de un avión”, canta Estela con su voz suave en “Cuando me toque morir”, y construye una melodía melancólica que se apoya sobre arpegios acústicos que parecen representar los escalones del avión. La letra la escribió cuando falleció su padre, Dante, reconocido director de orquesta. Como se sabe, Estela Magnone nació en una familia de músicos, por lo tanto estuvo en contacto con diversos géneros desde muy pequeña, por ejemplo, con el tango.

Y el tango aparece en Telón desde su portada, con la imagen de los pies cruzados, enfundados en zapatos rojos y en posición de baile, que por sinestesia enseguida predisponen a sentir el alma tanguera del disco, aunque ese género no desborde explícitamente en la música. “Yo tengo mucho tango y milonga”, dice Estela, y muestra como ejemplo “La suerte está echada”, la octava canción de Telón, una milonga de pura cepa en la que toca nada menos que Julio Cobelli, quien también se encargó de los arreglos de la canción. “No quiero ser en tu vida uno de tantos recuerdos, / por eso de vez en cuando voy a visitarte en sueños”, canta Estela al principio de la canción, marcando de lleno el panorama.

Entre los músicos invitados, en Telón se destaca Ruben Rada en la canción “Frente a frente”, que hace un contrapunto sonoro impecable con la voz de Estela y termina de redondear una de las mejores canciones del disco. También en esta canción se nota, quizás más que en otras, la base rítmica programada, un detalle electrónico sutil que atraviesa los cimientos de casi todo el álbum y le da ribetes modernos. “Increíblemente esos arreglos medio electrónicos van bien con mi voz”, dice Estela sobre esos detalles que son obra de Fabián Marquisio, músico que produjo y arregló el disco junto con ella, y además se encargó de tocar casi todo: guitarras acústicas y eléctricas, ronroco, charango, bajo, etcétera (Estela toca piano, teclados y acordeón).

“No me parece que el tipo de música que yo hago sea para tener una gran popularidad, por lo menos interpretada por mí —hay temas que han sido bastante exitosos en versiones de otros artistas—. No es una música de estadio, sino para públicos chicos, y estoy conforme con eso, no me quejo en absoluto”, señala Estela sobre su música y la gran popularidad, que nunca buscó.

La cantante y compositora se presentará el viernes a las 19.30 en la Sala Zitarrosa, junto con su hermano Daniel, con el que no hacía nada musical desde la época en que cantaban en familia. El repertorio contará con canciones de ambos y también con versiones de Jorge Galemire.

Pero si se trata de dúos, el más famoso que conformó Estela fue con Jaime Roos, quien además fue su pareja durante muchos años. El disco que editaron en 1985, Mujer de sal junto a un hombre vuelto carbón, hoy se puede disfrutar en CD como parte de la colección Obra Completa de Roos.

“Me dejó feliz que se reeditara, porque hace muchísimos años que estaba como perdido, fuera de circulación. La gente a veces dice: ‘Ay, mi primer disco me da vergüenza’, pero a mí me encanta. Es más bien para mi lado, medio exótico y raro, una cosa bastante experimental. Me gustan todos los discos que grabé y no me arrepiento de ninguno”, afirma Estela.

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