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Los más chiquitos, de parabienes

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Editar

No es frecuente que en Uruguay se editen libros de cartón para primeros lectores; los costos elevados de impresión seguramente incidan en su carácter excepcional. En 2015, Banda Oriental había lanzado la colección Renata, de Malí Guzmán y Pantana, un camino en el que se suma ahora la colección Mi primer, de Alfaguara, una novedad bienvenida. Mientras que la extensión de los textos colocaban en un límite de la categoría “primeros lectores” a Renata, Mi primer se inscribe plenamente en esta. La colección consta de ocho títulos de tres autoras uruguayas: Cecilia Curbelo, Verónica Leite y Susana Olaondo; estas dos últimas son responsables tanto de los textos como de las ilustraciones, mientras que los libros de Curbelo tienen ilustraciones del maragato Mauricio Marra.

Dueña de una trayectoria indiscutible (tiene en su haber numerosos títulos –Una pindó, Felipe, Julieta, ¿qué plantaste?, entre otros–, de intensa presencia en las aulas escolares y que han sido llevados al teatro), Olaondo participa en esta colección con dos títulos, Mimos y Jugamos, que tuvieron una primera edición en 2009, con tapa dura pero con el interior en papel, lo que los dejaba a medio camino en su intención de dirigirse a los más chiquitos; su inclusión en Mi primer permite que ambos libros alcancen el potencial latente en aquella primera edición al invitar a los más chicos a manipularlos y a recorrer sus páginas, solos o con un adulto, una y otra vez. Tanto en Mimos como en Jugamos, la autora apunta a situaciones cotidianas de los más pequeños, en su tono característico, en el que la ternura y el humor son ingredientes fundamentales.

Sorprende la presencia de Curbelo, que es conocida sobre todo por sus libros para adolescentes (es autora de las exitosas novelas La decisión de Camila, La otra vida de Belén, La búsqueda de Lucía, entre otras). También participa con dos títulos (¡A dormir sin miedo! y Bañarse es un juego), que refieren a dos momentos del día que marcan la rutina del niño pequeño: el baño y la hora de ir a dormir. La autora utiliza la rima, en versos pareados que dialogan en cada doble página. Las ilustraciones de Marra, en colores suaves, acentúan la delicadeza con la que son plasmados esos momentos de disfrute que se llevan al papel.

Leite propone cuatro bebés animales: un tero, un zorro, un tatú y una liebre. Mediante ese recurso, textos concisos e ilustraciones muy logradas y con una paleta de colores alta, tanto usando marco como la totalidad de la hoja, plantea situaciones, vínculos y temas reconocibles en la vida de un bebé. Por ejemplo, en Bebé tero come fruta aborda la alimentación y el vínculo amoroso entre abuela y nieto. La atención puesta en los detalles y los gestos de los animales humanizados son un punto alto de estos títulos que rescatan a representantes de la fauna autóctona.

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