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Daniel Lasca, con la Orquesta Sinfónica del Sodre, en el Auditorio Nelly Goitiño del Sodre (archivo, setiembre de 2018).

Foto: Amalia Pedreira

Este jueves será el primer concierto del Festival Beethoven en el Teatro Solís, a cargo de la Filarmónica de Montevideo

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En diciembre se cumplen 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven, por eso desde principios de 2020 estaban programados infinitos recitales conmemorativos en todo el mundo; pero la infame pandemia obligó a dejar la batuta a un lado, y en Uruguay no fue la excepción. El primer concierto del Festival Beethoven a cargo de la Orquesta Filarmónica de Montevideo (OFM) estaba programado para mayo, y finalmente tendrá lugar mañana a las 19.30 en la sala principal del Teatro Solís.

“Al venir la pandemia pensamos que no iba a ser posible, pero afortunadamente estamos volviendo de a poco a los escenarios, y se va a hacer el ciclo casi completo”, dice Daniel Lasca, concertino –primer violín– de la OFM. Resalta que es un gran avance con relación a cómo estaban hace un par de meses, que los músicos se grababan solos tocando en sus respectivas casas, por eso el reencuentro de los primeros ensayos fue “una gran emoción, un sentimiento muy fuerte para todos”.

Por supuesto, por el protocolo el aforo será muy limitado, pero el concierto también se podrá seguir vía streaming de forma gratuita por el canal de Youtube de la OFM, gracias a la colaboración de la Embajada de Alemania, que aportó los recursos para poder transmitir en directo. Así que desde sus casas también podrán disfrutar este primer concierto beethoveniano, bajo la dirección de Ligia Amadio, que tendrá en el programa la obertura de Las criaturas de Prometeo (op. 43) y la Sinfonía N° 1 (op. 21).

El protocolo no sólo es para el público, sino también para los que se presentan en el escenario, y afecta a la música clásica mucho más que a la música popular, ya que si hay algo que precisa una filarmónica es muchos músicos. Para que los intérpretes mantengan la distancia aconsejable actualmente no se permiten más de 30 músicos en escena. Lasca cuenta que en tiempos normales suelen tocar 14 primeros violines, y ahora cuentan con la mitad.

El músico explica que para adaptarse a la reducida cantidad de músicos tratan de elegir repertorios que no requieran tantos integrantes, y recuerda que en la época de Beethoven las orquestas no eran tan grandes, porque los escenarios no tenían mucha capacidad. “Fue a partir de que evolucionaron las salas de conciertos que se fueron agregando las orquestas. Ahora las sinfonías de Beethoven a partir de la Quinta se hacen con maderas y metales por cuatro, pero en el original eran maderas y metales por dos. Por lo tanto, ahora se van a hacer versiones un poco más ajustadas a como fueron estrenadas, más fieles a la época”, subraya. Pero no todo es adaptable. La Novena sinfonía del genio de Bonn no podrá interpretarse con el protocolo actual, dado que requiere muchos más músicos que todas las sinfonías anteriores (en su famoso cuarto movimiento, con coro incluido, suma más de 100).

A lo largo del ciclo conmemorativo de Beethoven la OFM interpretará, además de ocho sinfonías, algunos de los cinco conciertos para piano y el Triple concierto (para violín, violonchelo y piano; op. 56). Lasca señala que a esta altura ya es muy poco lo que se puede decir sobre el músico alemán que no se haya dicho, y que siempre es un placer y al mismo tiempo un reto interpretar su música, porque fue un “revolucionario que se adelantó en casi dos siglos a lo que era la composición de la época en la que le tocó vivir”.

Como violinista, Lasca se pregunta cómo hacían en la época de Beethoven para tocar sus obras, porque “son de una dificultad técnica impresionante, hasta hoy en día, que la técnica se ha desarrollado tanto”. “Después está su profundidad filosófica y cómo fue evolucionando a lo largo de toda su vida, pasando por los distintos períodos: empezó siendo un compositor clásico, se transformó en el primer romántico y en las últimas obras, a partir de la Novena, la Missa solemnis y los cuartetos de cuerdas prácticamente saltó hasta los cuartetos de Béla Bartók”, señala.

Concierto en canto negroriano

Pero no sólo de Beethoven será el concierto de mañana. El programa también incluirá Fantasía para clarinete y orquesta (op. 23), del compositor uruguayo Carlos Estrada (1909-1970), fundador y primer director de la OFM, creada en 1958 como Orquesta Sinfónica Municipal. Lasca acota que vuelven a la música de Estrada porque “es muy poco difundida, pero de mucha calidad”.

La obra que completará la noche del jueves será el Concierto en canto negroriano para violín y orquesta, del argentino Gabriel Senanes, compuesto en 1993 para su compatriota Fernando Suárez Paz, violinista que tocó durante 11 años en el Quinteto Nuevo Tango de Astor Piazzolla y justo falleció hace pocos días, a los 79 años. A Suárez lo apodaban Negro, por eso el título juega con la palabra “gregoriano” y su segundo movimiento, muy lento, se titula “Frenando suave en paz”.

Lasca subraya que esta obra nunca se interpretó en Uruguay, y a su vez será un doble estreno, porque Senanes le hizo algunas modificaciones a la partitura original con motivo de la presentación en Montevideo. Agrega que la obra está compuesta con un lenguaje contemporáneo, pero con ritmos populares muy definidos (el último movimiento, por ejemplo, es un malambo). “No es difícil de escuchar y se identifican ritmos como el tango o la milonga. Es un concierto para violín con un lenguaje moderno, pero a la vez con raíces en la música rioplatense”, finaliza.

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