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Los ganadores de los Bartolomé Hidalgo cuentan cuáles son sus libros infantiles favoritos, o los que los tienen atrapados hoy

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Recomiendan Karina Macadar, Nat Cardozo y Marcos Llemes.

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Karina Macadar

En 2017 publicó su primer libro para niños, Repite, Lorenzo, repite, en la editorial chilena Recrea y en Uruguay, Elefanman al rescate por el sello Loqueleo, en el que continuaría publicando títulos como La vaca astronauta, El ciempiés con olor a pata y ¿Quién le saca el hipo a Gertrudis?, que se intercalan con ediciones del otro lado del río, por la argentina La Brujita de Papel: La pijamada en el bosque y Campeonato en el bosque. Su libro más reciente, Alboroto animal, ilustrado por Nat Cardozo, le valió el premio Bartolomé Hidalgo en la categoría Libro álbum.

“¿Recomendar libros infantiles? ¡Qué difícil decisión! Seleccioné sólo algunos de los muchos que adoro...”, respondió.

El brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos, de Pablo Bernasconi. ¡Uno de mis favoritos! Cuenta la historia del ayudante de un mago muy especial, que un día descubre que no necesita magia para ser lindo; alcanza con reír y aceptarse tal como es. Admiro mucho la creatividad del autor, y cada vez que lo leo me hace cosquillas en la panza. Hagan la prueba de leerlo una, dos y mil veces. Quizás a ustedes también les pase... Es ideal para leer en pantuflas, con un espejo cerca y practicar sus mejores carcajadas.

Yo voy conmigo, de Raquel Díaz Reguera, me encanta para desafiarnos a vivir siempre con pájaros en la cabeza, y no resignar aquello que nos hace felices, para agradarle al otro. Recomiendo, al terminar de leerlo, bailar o cantar alguna canción que les inyecte energía y les arranque una sonrisa. Eso sí, esta última recomendación aplica sólo si no lo leen antes de dormir. Si ya están en la cama, dejen el baile para la mañana.

Ambos libros nos enseñan a aceptarnos y querernos como somos. ¿Y cómo somos? ¿Y qué queremos ser?

Les recomiendo otra historia: Feroz... ¡Feroz!, de Liliana Cinetto e ilustrado por Poly Bernatene, nos invita a explorar lo que a cada uno le gustaría hacer al crecer. Quizás ya se lo hayan preguntado. Yo me imaginaba que sería astronauta, por ejemplo, y no quería ser ingeniera como mi papá. El protagonista de este libro nos hace cuestionarnos que por más que intentemos convertirnos en lo que nuestra familia proyecta para nosotros, tenemos que hacer lo que nos haga felices. Y yo aquí estoy: lejos de las estrellas, pero cada vez que escribo siento que puedo alcanzar un pedacito de nube. Lo recomiendo para que los niños se lo lean a sus padres antes de acostarlos y darles el beso de las buenas noches.

La fiesta sorpresa, de Gabriela Fleiss e ilustrado por Elissambura. Me divierte leerlo en voz alta (y en voz baja también). En un intento de organizar una fiesta sorpresa para el camaleón, sus amigos arman un tremendo entrevero al intentar pasarse los mensajes en secreto. Lo recomiendo porque me gustan mucho las fiestas, y si es dentro de un libro, mucho mejor. La autora le pone ritmo, música y magia a cada una de las páginas.

Por favor, editor, ¿puedo recomendar uno más? El polilla, de Ziraldo. ¡Ay no! No tengo más espacio para escribir. Lorecomiendoporqueesmuymuydivertidoycreoquetodosllevamosunpolillaadentroyademásporqu

Nat Cardozo

Estudió ilustración en la Escuela de Arte y Diseño J Serra i Abella, de Barcelona. Se especializó en ilustración de libros para niños, entre los que se destacan Margaret y la flor de la luna, de Cameron, y el recientemente premiado Alboroto animal. En 2019 obtuvo el segundo premio en el Premio Nacional de Ilustración, y en 2020 ganó el Concurso de Ilustraciones para Poemas de la oficina, de Mario Benedetti.

“Hay libros maravillosos que dejan su huella impresa en la retina y los pensás durante mucho tiempo. Comparto unos poquitos de muchos otros que me dejaron esa huella. Son libros para deleitar a cualquier edad con ilustraciones imponentes que merecen varias miradas”, adelantó Cardozo.

Tres obras que abordan la migración, tan brillantes como necesarias: Emigrantes, de Shaun Tan (Barbara Fiore Editora); Migrantes, de Issa Watanabe (Libros del Zorro Rojo); y Carpinchos, de Alfredo Soderguit (Ekaré). Cada una en su singularidad y lenguaje, cristalizan todo eso que percibe y siente el migrante y no se puede expresar en palabras.

Sobre la mesa tengo, por supuesto, uno de naturaleza: Construcciones animales, de Emilia Dzubak. Para aprender e inspirarse de la compleja y diversa creatividad de los animales.

La nota de humor que siempre es de agradecer la da Los fantasmas no llaman a la puerta, de Eulalia Canal y Rocío Bonilla. Narran los celos y la amistad de una forma hermosa. Es un clásico en casa que mis hijos siempre quieren volver a disfrutar.

Por último, cierro con uno que acabo de descubrir: La niña de rojo, historia e ilustraciones de Roberto Innocenti escrito por Aaron Fisch (Kalandraka). Es la historia de la caperucita roja en la actualidad. Tan intenso como real, para digerir de a poco –no digan que no avisé–. Inicia así: “Un cuento es como el cielo. De repente puede cambiar, traerte sorpresas o pillarte sin abrigo. Por mucho que mires arriba, nunca sabes lo que te aguarda”.

Marcos Llemes

Ha publicado novelas y colaborado en antologías en géneros diversos, entre ellos el terror y la fantasía juvenil. El recientemente galardonado con el Bartolomé Hidalgo en la categoría Infantil y juvenil Bruno y la nube con forma de dragón, es su primera novela para ese público y ya había recibido, en 2020, el segundo premio en los Premios Nacionales de Literatura que otorga el Ministerio de Educación y Cultura.

Hace un par de días terminé de leer Cielo de la jungla, de la escritora uruguaya Laura Farber. En ella, Cielo, una niña con la piel de canela, recibe en su casa la visita de un tío muy peculiar. Poco después se ven envueltos en un viaje repleto de aventuras que los llevará a los lugares más remotos e inhóspitos. Un recorrido igual de divertido como peligroso, narrado con una buena dosis de humor y una dulzura inigualable. Una lectura fresca que narra un viaje de colores y texturas a través de la sabana y la selva, donde los personajes se topan con un montón de animales y aprenden de los peligros que estos enfrentan a diario. Una historia que nos habla de nuestra relación con la naturaleza, sobre el trato que les damos a los seres con quienes compartimos este planeta y lo fácil que es para los humanos olvidarnos de que no somos más importantes que ellos.

Cuentos de la selva es uno de los títulos que me encanta recomendar tanto a niños como a adultos. Por ser un libro que ya tiene muchos años de haberse publicado, sus relatos son conocidos por varias generaciones y sus personajes tan pintorescos viven en el imaginario popular de grandes y chicos. Fácil de leer y con una gran variedad de historias para disfrutar, este libro de Horacio Quiroga no puede faltar en la estantería de ningún hogar.

Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness, es de las novelas que de vez en cuando me gusta volver a leer. Un niño cuya madre está muy, pero muy enferma recibe por las noches la visita de un monstruo; una criatura que, lejos de querer comerse al niño, llega para enseñarle unas cuantas lecciones sobre la vida, la pérdida, sobre cómo afrontar pero también aceptar los momentos más difíciles. Una historia que invita a la reflexión. Una metáfora que nos habla de una realidad que muchas veces queremos ignorar pero que en ocasiones nos toca vivir. Para quienes quieran adentrarse al mundo de la novela corta con una lectura sencilla, pero intensa, emotiva y con un valioso mensaje, este puede ser el libro que estés buscando.

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