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Las Migas.

Foto: Julia Termes

El flamenco del nuevo siglo: Las Migas regresa a Montevideo y en vez de un show prometen una fiesta

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El grupo español presenta las canciones de su disco Libres el jueves en Sala del Museo.

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Leído por Andrés Alba.
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“Pues la verdad es que siempre he sido soñadora y no me ha faltado ambición, pero no me imaginaba que esto iba a ser tan significativo en mi vida y que iba a durar tanto tiempo, pero sí intuía que era un proyecto importante; por eso desde el principio fue mi prioridad”, confiesa Marta Robles, guitarrista, fundadora e histórica líder de Las Migas, en diálogo con la diaria.

“Sabía que era algo original dentro de la música y con los años se ha demostrado que el nuestro es un proyecto que siempre puede seguir creciendo”, agrega.

La canción más nueva de este grupo de flamenco, autodefinido como el “más femenino, valiente y alegre” de España, y con dieciocho años de trayectoria, es una versión soleada de “Hola, mi amor”, que sigue la ruta del flamenco sintetizado del innovador Ricardo Gabarre (más conocido como Junco). En el videoclip, las cuatro mujeres conquistan las calles y las arenas de una playa de Miami, vestidas con diferentes tonos del rosa y el fucsia; en sintonía con los festejos por la obtención de un Grammy Latino a mejor disco de flamenco por Libres, su último LP.

“Al principio nosotras estábamos muy interesadas por tocar y aprender flamenco, pero tampoco teníamos tan claro hacia dónde nos queríamos dirigir”, cuenta Robles sobre los comienzos del grupo, como estudiantes de la Escuela Superior de Música de Cataluña.

“Cada una de nosotras era muy diferente, con sus expectativas y gustos, y todavía no teníamos una dirección definida; éramos como un colectivo de experimentación, de ir viendo qué iba pasando. Eso duró siete años. Primero se marchó Silvia Pérez Cruz, que hoy es una gran cantante súper reconocida, y eso cambió mucho nuestra dinámica. Al día de hoy, luego de varios cambios de integrantes, Las Migas es mi proyecto principal: yo lo produzco, y si decido hacer un disco, lo hago, y si quiero hacer una pausa, lo mismo. Digamos que al final es como si fuera Marta Robles y su grupo, pero gracias a dios, seguimos siendo Las Migas y me encanta que sea así”, reconoce.

Robles se fue de la casa de sus padres a los 19, decidida a dedicarse a su gran vocación: “Quería hacer música y me lo tomé muy en serio. Fue mi método mi vida, y lo que me dio de comer desde el principio. En ese momento pensaba: ‘Qué bien, me voy a dedicar a lo que yo quiero y no voy a tener que trabajar de otras cosas’. Me fui a vivir a Ámsterdam y con mi hermana y otra amiga teníamos un grupo con el que tocábamos flamenco en la calle. La verdad es que teníamos mucho dinero y éramos muy felices. Viajábamos mucho, también. Mi vida siempre fue ‘¿Dónde hay que tocar?’”.

Con Las Migas arrancó en 2004, grabó cinco discos y sigue viajando por Europa y Latinoamérica, como integrante de uno de los grupos españoles más reconocidos del flamenco-canción en el mundo.

La actual formación del grupo se completa con la guitarrista Alicia Grillo, “la calma en el escenario, sin ella Las Migas no existiría ahora mismo”, según Robles. “Carolina (la Chispa Fernández) es como un arrebato que no para de bailar, tiene mucho arte, es mágica, y tiene esa voz flamenca que es tan característica de ella; Laura (Pacios) ha sido nuestra última incorporación, aporta mucha luz y su juventud. Me encanta que en un escenario estemos diferentes generaciones. Mucha gente me pregunta si es mi hija, y no lo es, pero podría serlo, y sin embargo nos entendemos muy bien. Es muy virtuosa y todo se lo estudia muy bien”, afirma la guitarrista y directora musical del grupo. “Yo soy la pesada, estoy todo el día mandándoles a hacer cosas, pero creo que tengo una visión muy a largo plazo. Yo dirijo este barco, ellas confían en mí, y parece que está funcionando muy bien”.

Pop y tradición

“Nunca hemos puesto excesivamente la bandera del flamenco en lo que hacemos”, afirma Robles sobre el sonido de Las Migas y su incursión en la tradición musical española. “Lo nuestro siempre ha sido una mezcla con otras músicas, y creo que es lo que más les ha gustado de nosotras a los flamencos. Tenemos un sonido especial, le aportamos al género algo distinto, siempre con un respeto muy grande. En nuestro último disco, Libres, hemos tenido la suerte de contar con la colaboración de Estrella Morente, que viene de una familia histórica del género, y de Tomatito [José Fernández Torres], que es un guitarrista maravilloso que acompañaba a Camarón de la Isla . Somos una banda querida dentro del mundo del flamenco. Estamos ahí, aunque sea en el borde”, dice Robles.

En Libres, Las Migas vuelan más alto que nunca, lejos de su tierra, como en “La cantaora”, un himno feminista de soul-pop con arreglos neoyorkinos. “No soy la otra, ni esa / Soy la prota’ en mi novela / Yo ya no pongo la mesa / Soy la madre y soy la abuela / No soy má’ quien tú quisiera’ / Que la costumbre desgasta / Y no soy de las primera’ que se planta y dice basta”, canta el grupo. “Para esa canción me inspiró mucho Beyoncé. Escuchándola a ella y sus coros me dieron ganas de hacer algo así, pero en español, y quedó esta canción que está aflamencada, pero mucho más urbana. Es una de mis preferidas del disco”, resalta.

“Yo trabajo como si no hubiera estudiado música. Intento ser intuitiva”, dice sobre su método de composición. “Hay algo que me tiene que emocionar a mí primero. A veces termino una canción y luego no me acuerdo cómo lo he hecho, y pienso: ‘¿esto me lo he inventado yo?; es un proceso en el que estoy con la cabeza un poco perdida”.

A los shows de Las Migas los define como “un viaje en el que pasan muchísimas cosas”. “Le ponemos un especial esmero a la puesta en escena. Tenemos canciones en la que estamos todas de pie, después nos sentamos, hacemos cosas un poco más tradicionales, nuestra cantante baila, la violinista no para de correr de un lado para el otro, la gente participa muchísimo en las canciones, canta y baila. Te diría que más que un concierto es como una fiesta. Y este espectáculo en particular con el que venimos a Uruguay es el más logrado de nuestra carrera. Hemos dedicado muchas horas a plasmar un espectáculo para que cuando te vayas se te quede en el corazón”.

“En el flamenco se le llama duende. Es algo que no pasa siempre, sobre todo cuando tienes tantos conciertos. Nosotras viajamos, ensayamos, salimos en la tele, lo que sea. Pero a veces perdemos la dimensión de lo que estamos haciendo. Cuando pasa, te detienes y te acuerdas: ‘Es que soy feliz haciendo esto, es que me muero si no estoy aquí, cantando para esta gente’. La música es de las cosas que más necesita el ser humano, entonces sentir que tú puedes dar eso es muy especial, no tiene precio. No todas las profesiones tienen esa característica”, dice Robles y remata: “A veces la magia aparece con una nota musical, o con una palabra que ha cantado Carolina increíblemente bien, y dices ‘¡qué maravilla!’, o con una armonía que cantamos entre todas. Son pequeños momentos que hacen que valga la pena todo lo demás”.

Las Migas. Jueves 9 de noviembre a las 21.00 en Sala Museo del Carnaval (25 de Agosto, esquina Maciel). Entradas a $ 1.800 y $ 2.500 en Redtickets. Comunidad la diaria 2x1.

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