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Carlos Palleiro.

Foto: Camilo dos Santos

Como un rompecabezas: una charla con Carlos Palleiro

8 minutos de lectura
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El reconocido diseñador gráfico, dibujante e ilustrador conversó con la diaria sobre sus comienzos, su militancia, el exilio y los problemas actuales del diseño gráfico.

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Una mesa rectangular contra la ventana. Arriba, dibujos, dos cajas de pasteles, una aspiradora. Carlos Palleiro, ilustrador y diseñador gráfico, estaba dibujando antes de la entrevista. Inventó una técnica que mencionará con orgullo: pastel a la aspiradora. Así evita que el polvillo manche el dibujo. Más tarde, tomará vuelo en sus respuestas, pausará y dirá: no sé qué más decirte. O pedirá que se le repita la pregunta. Sus respuestas estarán llenas de anécdotas, de personajes, de una vida que personifica esa mesa frente a la ventana, entre afiches y tintas, entre portadas y clases; una vida en la que el arte nace y obra en la política: militante de la Unión de la Juventud Comunista (UJC), comenzó su actividad artística entre los afiches y las pintadas, y luego trabajó en campañas electorales. A raíz de la dictadura, en 1976 debió exiliarse, primero en Argentina y luego en México, donde reside actualmente.

Nació en 1945 en Montevideo. En 1962 comenzó haciendo propaganda para la UJC; para 1965 ya sabía que se quería dedicar al diseño gráfico.

Pájaro, 22,5 x 31 cm, pincel de fibra. Portada de libro de texto de Español para SM de ediciones. México, 2004.

Ilustración: Carlos Palleiro

Contame cómo surgió tu relación con el diseño.

Yo empecé por un tema político. Era miembro de la UJC y hacía propaganda. En el 62 me afilié a la Juventud. Aprendí a hacer letras. Ema Massera, hija del ingeniero José Luis Massera, me enseñó una cosa muy elemental, que es que con un rectángulo de tres cuadrados de base por cinco de alto, podés hacer todas las letras. Nunca lo olvidé, son esas lecciones de vida, ¿no? Seguí haciendo propaganda hasta que en el 65 descubrí que quería hacer diseño gráfico, cuando no se llamaba como tal. Los diseñadores gráficos eran “gráficos”. Agarré al afichista del partido, José María Campaña, y le dije: ‘Yo quiero hacer afiches como vos’. Siempre cuento la misma anécdota, pero bueno, me puso un limoncito con una ramita y me dijo “dibujá”. “¿Querés hacer diseño gráfico? Dibujá.” Me transformé en su ayudante. Iba a la imprenta del Partido y ayudaba en lo que fuera. Y fui aprendiendo. Después, como a la usanza del Renacimiento, me pasó a otro maestro, Áyax Barnes, un diseñador gráfico argentino, rosarino, que vivía en Uruguay.

Zitarrosa, Adiós Madrid, portada de disco, pincel de fibra y tinta china. 31 x 31 cm, México, 1979.

Ilustración: Carlos Palleiro

Yo empiezo mi carrera, realmente, en el 65, diseñando una revista. No tenía mucha idea de qué era diseñar una revista, pero la diseñaba. Se llamó Juventud 65; al año siguiente se llamó Juventud 66, originalidad increíble [risas]. Y ese año, el 66, fue año de elecciones. Militaba en la Comisión Nacional de Propaganda del Partido. Con la Brigada de Propaganda de la Juventud yo armaba unas pintadas muy elaboradas, muy diseñadas. Proyectos muy locos. Hice una escultura de cuatro metros que descubrí después que nunca le saqué una foto, entonces es un cuento. En el 67 participé en el concurso de los 50 años de la Revolución de Octubre. Presenté dos carteles que no, no, e hice otro del que no me puedo acordar, pero esas son lecciones. Hasta que en el 69 gané un concurso del Sodre, del Festival Internacional de Cine Experimental, y ahí, digamos, me recibí de diseñador gráfico, por decirlo de alguna forma. En el 70 gané el primer (y segundo) premio en el concurso de los 100 años de Lenin que organizó el Partido y me dio mucho gusto. Y bueno, en el 71 participé en la campaña electoral del Frente Izquierda de Liberación [Fidel, la lista 1001] y en la del FA. Después ya vino la cosa de irse. Huir ya, porque los pelotazos estaban pegando en los palos. Fue irse a Argentina y después a México.

Zitarrosa, Si te vas, portada de disco, pincel de fibra y tinta china. 31 x 31 cm, México, 1979.

Ilustración: Carlos Palleiro

Ahora la mayor parte del diseño se hace en computadoras. ¿Cómo era el trabajo en tus comienzos?

Yo sigo trabajando siempre con lápiz, papel y goma. A veces puedo bocetar en el iPad, pero prefiero el lápiz, el papel y la mesa de dibujo. Te da otro tiempo, un tiempo de estar contigo mismo, reflexionando, haciendo rayitas, que lleva la mente para un lado o para otro; yo digo que uno va bocetando y va tratando de cazar esa idea que se escapa. A veces uno empieza por un lado, va bocetando, y lo lindo de ese proceso es que es una aventura, un viaje, que no sabés dónde estás. Y a veces no sabés cómo terminar, también. Saber terminar los trabajos es de las cosas más difíciles y de las cosas más lindas.

Carlos Palleiro.

Foto: Camilo dos Santos

En la imprenta AS hacíamos las cosas de forma muy artesanal, pero muy experimental. De imprimirle cosas, manchar las portadas con cosas, con pedacitos de madera, hacer texturas de cualquier material. En este momento, si decís “voy a hacer tres tintas directas”, hacés el original, el impresor lo agarra y lo hace en selección de color, los negativos con las cuatro tintas, te lo imprime y ya está. A nadie se le va a ocurrir limpiar la tinta de los tinteros de la máquina para poder poner un color de Pantone. A nadie. Eso ha sido como un retroceso desde el punto de vista de la calidad. Se elaboraban cosas que no se pueden lograr con la computadora. En la imprenta del Partido también hacíamos cosas artesanales. Era una cosa loca, loca, pero lográbamos cosas interesantes desde el punto de vista de la técnica que teníamos a mano.

El Sindykato, portada de disco, tinta china con cinco tintas directas, 31 x 31 cm. Uruguay, 1972.

Ilustración: Carlos Palleiro

En una entrevista con Experimenta decías que el tener acceso a las herramientas tecnológicas en ese momento hubiese facilitado algunos procesos. ¿Qué habría facilitado?

Yo creo que el advenimiento de la computadora vino a facilitar muchas tareas y a complicar otras. En cuanto a la creatividad, lo complicó, pero en cuanto a los procesos técnicos, se hacen cosas a una velocidad que antes no podíamos ni pensar. Para hacer un original de un cartel que tenía un fondo rojo, tenías que pintarle el fondo rojo, o papel recortado en rojo pleno como un collage. Ahora yo puedo hacer eso mismo en el iPad, con el programa en el que estoy dibujando mucho, que se llama Procreate, con el lápiz óptico o la mano agarrás en una puntita el color, lo dejás en la parte que querés y se pintó. Demora fracciones de segundos. Cuando tenés dos, tres tintas máximo, tenés que pensar mucho más, tenés que trabajar creativamente. A una tinta también podés hacer carteles maravillosos, pero tenés que trabajar mucho. Ahora no: vos agarrás la computadora y tenés todos los colores, millones de colores, no tres. Eso facilita y entorpece, porque entonces la parte cerebral creativa tuya se vuelve haragana.

Historia de la sexualidad, 3, la inquietud de sí, Michele Foucault, lápiz de grafito con 3 tintas directas, 13,5 x 21. México, 1987

Ilustración: Carlos Palleiro

En el 76 te fuiste, primero a Argentina y luego a México. ¿Cómo fue esa llegada a México? ¿Tuviste dificultades para insertarte en el mundo del diseño allá?

Fue bastante fácil porque yo era diseñador gráfico. Llevaba una carpeta que pude sacar de acá. Me abrió las puertas un pariente mío que llegó allá y empezó a trabajar en el Fondo de Cultura Económica, en la distribuidora. Estaba a cargo de Antonio Pérez, un comunista español. Cuando llegué, fui a verlo con mi carpeta. Me la criticó, me dijo varias cosas muy interesantes y me mandó al gerente de producción de ese momento, que era Alí Chumacero, pero no llegamos a nada. Pérez me dio una cantidad de tarjetitas personales que decían “Fulanito, atienda al compañero uruguayo”. Llegué a ver a un español, Juan Reynoso, que trabajaba en Ediciones de Cultura Popular, la editorial del Partido Comunista mexicano; irrumpe conmigo en el despacho del gerente de la editorial, Iván García Solís, y le dice: “Le tienes que dar trabajo al compañero”. Y me dio trabajo. Fue el primer trabajo; estuve cuatro años y tuve la suerte de poder diseñar las colecciones con diseños lo suficientemente dúctiles para que cada portada fuera distinta. Aprendí mucho.

Carlos Palleiro.

Foto: Camilo dos Santos

Diste clases, también.

Al año siguiente empecé a dar clases en la Escuela de Diseño y Artesanías dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes. Di dos concursos, los gané. Hubo problemas dentro de la escuela y renuncié. Fue una experiencia durante dos, tres años. En 2001 volví a dar clases en la Universidad Iberoamericana de Puebla, una experiencia maravillosa. De ahí salí también justo antes de la pandemia.

Amnistía para el Uruguay, cartel, tinta china con 3 tintas directas, 70 x 47,5 cm. México, 1976.

Ilustración: Carlos Palleiro

¿Qué cursos dabas?

En la Ibero de Puebla daba cartel, afiche. En algún semestre di ilustración, en varios semestres fui dando ilustración, y también algún semestre di diseño editorial, que son mis tres especialidades en diseño gráfico.

A la5 cinco en punto, cartel, selección de color, 68 x 48 cm. México, 2004.

Ilustración: Carlos Palleiro

Hiciste un montón de cosas: portadas de discos, libros, afiches. ¿Cuáles son tus áreas de preferencia?

Yo me desarrollé en afiche, diseño editorial e ilustración. Los tres a la par. El cartel siempre lo dibujo, la portada de libro siempre la dibujo. Y discos también, pero ahora no he hecho muchos discos; ahora [las tapas] de CD son de 12x12; antes con el vinilo era lindísimo, eran 31x31, era bárbaro, te explayabas. Pero siempre lo dibujaba. Y por otro lado, desarrollé siempre una carrera de artes plásticas dibujando y pintando.

Grupo de convergencia democrática en Uruguay, cartel, 3 tintas directas, 63,5 x 39,5 cm. México, 1980.

Ilustración: Carlos Palleiro

¿Había algún consejo que les dieras a tus estudiantes que creas importante?

Yo en general no doy consejos, pero el diseño gráfico es trabajo. Es mucho trabajo. Mucha cosa creativa, mucho dibujo. Mucho sentarse, mucho pensar, ordenar. El diseño gráfico es mucho de ordenar. A veces lo digo en broma, pero es como un rompecabezas complicado, que vos le vas armando tus cositas. Y lo otro es el humor. El humor me parece fundamental. Divertirte, hacer divertir al otro. Eso es muy importante, porque si no te divertís, dedicate a otra cosa. Yo tuve la suerte de hacer lo que me gusta, pero que además me pagaran, entonces, como se decía antes, voy en coche. Para mí el humor es básico. El humor a mí me parece que tiene que estar presente en el diseño gráfico.

Chita Loquibambia, digital, 2020. Obra realizada con el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), México, 2020.

Ilustración: Carlos Palleiro

¿Qué desafíos actuales tiene el diseño gráfico?

Siempre hay gente que va inventando diseños nuevos. Ahora estamos [con] el “diseño estratégico”. Es exactamente lo mismo que hacíamos antes. Todo lo que dicen que van a hacer con el diseño estratégico lo hacíamos antes. Para mí no es nada nuevo. Ya nadie da diseño gráfico, ahora le ponen unos nombres... “diseño para la comunicación”, “diseño estratégico”. Antes hubo otra, se llamó “diseño sustentable”. Es diseño gráfico y ya está. Si lo hacés por computadora, nunca dibujás una raya, lo que quieras, sigue siendo diseño gráfico. Cuando hacés diseño gráfico pero que es todo, por ejemplo, para página web, pero no imprimible, es diseño gráfico RGB, diseño gráfico virtual, pero para mí sigue en el concepto de lo que es gráfico. Tenés que bocetar, tenés que ver la idea y vendérsela bien al cliente, y que eso funcione.

Centenario del nacimiento de Lenin 1870 - 1970, cartel, dibujo a tinta china con 4 tintas directas, 100 x 60 cm. Uruguay, 1970.

Ilustración: Carlos Palleiro

Ahora, el desafío más actual es la inteligencia artificial. Pero es un desafío no sólo para el diseño gráfico: para cualquier cosa. Me parece que no tiene ningún valor humano. Puede servir, te puede sacar de apuros, pero en eso no creo. Yo creo en el dibujito, la idea. A la inteligencia artificial no se le pueden ocurrir las cosas que se le ocurrieron a Borges o a Cortázar, o a Picasso en la parte de las artes plásticas. No se le van a ocurrir, por más inteligencia y por más que lo nutran de esto y aquello. Perdón, no. No hay nada comparable al ser humano.

Artigas, general del pueblo, cartel, dibujo con pincel de fibra con selección de color, 70 x 43,5 cm. México, 1981.

Ilustración: Carlos Palleiro

¿Qué significa para vos el diseño?

Para mí el diseño es mi vida. Fue mi vocación, que descubrí cuando tenía 25 años y dije “quiero hacer esto”; a los 25 años, y tengo 77. A mí me ha dado todo el diseño. La he pasado bien, la he pasado mal también, pero me apasiona, impresionante. Para mí cualquier trabajo nuevo es ver de aportar algo, aunque sea una cosita mínima, pero algo que para mí sea nuevo. El diseño para mí es mi vocación, es mi vida, es mi pasión, y seguiré haciendo hasta que pueda hacerlo, hasta que el cuerpo aguante. Y que me siga divirtiendo. El día que no me divierta... tomaré mate, nada más [risas].

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