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NAFTA en el Luna Park. Foto: @agustindusserre, difusión.

“No queremos ser una de esas bandas de un solo hit”: los argentinos Nafta en el Festival Buena Vibra

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La banda de soul y R&B se presenta este sábado en Sitio junto con El Mató a un Policía Motorizado, Barbi Recanati, Blair, El Zar, Julieta Rada, Niña Lobo y Facundo Balta.

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Leído por Mathías Buela.
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En una primera impresión, supongamos, la de una actuación en el estadio Luna Park, de Buenos Aires, el numeroso grupo de músicos conocido como Nafta parece salido de una escena de la película Érase una vez en Hollywood. Las cinco letras en neón le dan brillo a la porra de rulos de Simón Grunblatt, un tecladista risueño atrincherado en los cuerpos de instrumentos antiguos. A cada extremo del escenario, dos cantantes (An Espil y Abril Olivera), de pelo largo y lacio y ropas negras, sincronizan el estribillo de “Andate”.

El público corea sobre un amor hecho añicos. “La misma boca que me besaba, la misma boca que por mí moría”, reseña Magãmo, guitarrista, flautista y voz líder del combo argentino de soul, elevado en una butaca, de camiseta para irse a dormir, mullida barba y crucifijo en el cuello. El bajo de Brian Vainberg ondula la amargura de la historia para hacerla bailable. Le siguen otras canciones igual de dramáticas, en una ceremonia de comunión, que podría recordar las veladas privadas del excéntrico Charles Manson.

Sin embargo, Magãmo, en diálogo con la diaria, niega cualquier actitud premeditada: “Somos amigos y amigas que disfrutamos mucho tocando. Lo que se da en el vivo y escénicamente es algo natural, no hablamos ni ensayamos nada sobre eso. Por ahí, alguna cosa: ‘Ahora vamos para aquel costado’. Pero todo lo demás es un despliegue muy genuino. Con la ropa, hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos”, cuenta. “A mí no me gusta mucho esa cosa de lookearse y quedar medio disfrazado, prefiero encontrar una onda dentro de la ropa que usaríamos cualquier día”, asegura el artista desde un estudio de grabación en Buenos Aires.

Nafta llega este sábado a Montevideo, con la simpatía del público uruguayo, luego de destacadas actuaciones en la Sala del Museo del Carnaval, la fiesta Brooklyn y el Cosquín Rock. En esta ocasión, el grupo soulero será uno de los números centrales del festival porteño Buena Vibra, que en su primera edición local se llevará a cabo en Sitio, el novel centro de espectáculos ubicado en el Velódromo Municipal.

La grilla del evento, que arranca el sábado a las 15.00 y se extiende hasta la 1.00 del domingo, se anuncia como “una reunión de lo mejor de la escena alternativa de Uruguay y Argentina”. Desde la vecina orilla vuelven los vigentes El Mató a un Policía Motorizado y Barbi Recanati, y prueban suerte la cantante de pop-rock Blair y el dúo electrónico El Zar. El cartel se completa con los uruguayos Julieta Rada, Niña Lobo y Facundo Balta.

Buen viaje

“Lo del Cosquín estuvo buenísimo, fue una locura cómo respondió la gente”, recuerda Magãmo, fundador y declarante, en nombre de Nafta. “En la previa estábamos muy nerviosos y salió un gran show”, recuerda. “Un disco puede sonar de puta madre, y tener la mejor calidad de audio, pero nada se compara con cómo te pega en el pecho el bombo de una batería cuando vas a ver a una banda en vivo”, dice. “A propósito, el baterista de Nafta es Toni Sánchez. Nos conocemos desde el colegio. De hecho, yo fui el responsable de hacer una colecta para comprarle su primera batería”, resalta el cantante.

Magãmo, principal autor de las letras del grupo, se reconoce como un apasionado de la música, el cine y el arte en general, que ahora se siente “con la cabeza quemada”, mientras prepara un disco de su banda paralela Militantes del Clímax y una cercana gira por España con Nafta. Antes tuvo una banda de punk y otra de cumbia, fue tatuador y mantiene su amor por el surf. Al rock llegó en su adolescencia emulando a un amigo con guitarra eléctrica. Su primer gran descubrimiento fue el de las armonías de Los Beatles. Su disco preferido: The Miseducation of Lauryn Hill.

Más atrás, puede identificar otra influencia de consumo casi involuntario, cuando sus padres sintonizaban la radio FM Aspen: “Tengo el recuerdo de escuchar un montón de esos lentos de los 80, ¿viste? Como si te dijese “Take my Breath Away” [Berlin]. Esas melodías gloriosas, esos hits clavados, perfectos, simples. Creo que eso me quedó medio tatuado en la cabeza o donde sea. Siento que es una música que le gusta a todo el mundo. Te subís a un auto, está puesto de ese estilo y sabés que vas a tener buen viaje”, dice, y agrega. “En esa onda hay muchas bandas con un hit, con las que después no pasó más nada. Nos acostumbramos a consumirlas en compilados, como lo mejor de una época. Nosotros no queremos ser una de esas bandas de un solo hit”, resalta el cantante.

La música de Nafta, grupo fundado en 2016, se puede escuchar en dos registros contundentes: el debut homónimo de 2019 y Nafta II, de 2022, y si resultara poco, también están disponible dos audiovisuales de corte cinematográfico, hechos especialmente, como correlatos de los discos. Su sonoridad toma prestados elementos básicos de Chic, Marvin Gaye, Prince, Earth, Wind and Fire y Brand New Heavies y los arreglos vocales de los grupos femeninos de Motown Records.

Sobre la fórmula del grupo, bendecida por el mismísimo saxofonista, guitarrista y cantante argentino Willy Crook (1965-2021), tira alguna pista: “A veces un sample, o un beat, te propone una armonía que, desde el instrumento, nunca te hubieras imaginado. Ese es uno de nuestros caminos para arrancar una canción. Otra cosa que aprendimos con el tiempo es que somos muchos, tenemos vientos, por ejemplo. La clave es que cada instrumento encuentre su lugar. No podés estar soleando arriba de todo y tampoco que quede como un amontonamiento de cosas. Como decía Da Vinci: ‘La simpleza es la forma de sofisticación más compleja’”, evoca.

“El objetivo máximo es que suene simple, que parezca una boludez cuando lo escuchás, aunque sea muy compleja la elaboración. Para eso en Nafta también se le da mucha importancia al silencio. Hay veces en las que resulta mejor sacar cosas, en vez de poner. Estás armando un tema y decís: ‘Bueno, pero ¿qué le ponemos ahora?, ¿qué le falta?’. Y capaz sacale cuatro compases de la batería, que después quede todo pelado, y cuando entra la batería de vuelta, es un orgasmo”.

Festival Buena Vibra. Sábado desde las 15.00 en Sitio (Velódromo Municipal). Entradas desde $ 1.044 a $ 1.740 en entraste.com.

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