Dicen que se fue
Dicen que está acá
Dicen que se ha muerto
Dicen que volverá
Él es como el Cid Campeador. Aunque no pueda estar, está.
Retirado por las medias verdades, con la rodilla en la mano según los mentideros, muerto de dolor de acuerdo a las suposiciones.
Amigas, amigos: Suárez es Suárez, y a las 19.00 del jueves apareció con la cinta y la impostura de capitán de su equipo, Gremio, para enfrentar en su casa al América Mineiro. Con sus 36 intensos años, con sus dolores, con la mochila de la responsabilidad siempre a sus espaldas, Luis Suárez, apenas un día después de que versiones de prensa diseminaran por el mundo su abrupto retiro.
Ya había metido la asistencia del gol inicial, ya había empujado a pura calidad y clase a Gremio a la victoria, pero faltaba lo que todos esperábamos: recibió en la media luna y la jugó hacia la izquierda, mientras sus largas y añosas pero vitales zancadas lo iban ubicando en el lugar justo donde debía caer la pelota. Fueron cinco, seis pasos de viejo león, hasta encontrarse con ella y meter un zurdazo cruzado, seco, único, para gritar su gol, para con ironía decir “¡sigan hablando, sigan hablando!”.
Unas horas después de la masiva versión del retiro de Suárez, el Gordo hizo caso omiso a su entierro, a los que velaban sus goles por todo el mundo e hizo lo que habitualmente hace en una cancha de fútbol: mandarla al fondo de la red.
Expediente cajoneado
Suárez mueve, Luisito conmueve.
La especie noticiosa lanzada al mundo por periodistas gaúchos del Grupo RBS encontró receptores en cada rincón del orbe y mucho más por estos lares. La gente quiere saber, queremos saber. Preguntamos, averiguamos, investigamos, pero nadie sabe del tema.
En esa misma jornada, en estas mismas páginas nos cuestionamos acerca de la ausencia de certezas sobre aquella especie divulgada por el mundo y rematábamos con un: “Pienso, al final yo también estoy escribiendo sobre el retiro de Suárez, pero más que nada lo estoy haciendo sobre el oficio de contar y dar noticias, como lo aprendí y como aún debe ser, confirmándolo como tal y no subiéndome al mionca al que se trepa todo el mundo para no quedar afuera”.
Yo también me siento interpelado. He escrito, he hablado, he publicado tanto sobre el Gordo que termino engañando a colegas, vecinos y conocidos que me preguntan si es cierto, si sé algo directo de su entorno, si logré hablar con él.
Justo acabo de leer en papel la maravillosa nota de Manuel Soriano, “Tremendo solcito”, en la que rescata los dichos de un niño que ahora ya es un muchacho, Sebastián Obiedo, que interpelaba por Whatsapp a su técnico de baby fútbol porque se había suspendido su partido. “¡Bo, a ver si ponen un poquito más de empeño en lo que están haciendo! [...] A ver, arreglen algo y vamo a ver qué sale. ¡Hablen!”, decía Sebastián en 2018, y pienso que en otra dimensión pudo haber sido el Luis de la época del Urreta o la señora que me interpela en la calle preguntándome si hablé con Suárez.
Tengo ganas de decirle que sí, que por suerte pude hablar, que están todos bien, que no pasa nada, que le duele un poco la gamba, que juega con la rodilla en la mano, pero que va a seguir jugando. “Juega esta noche”, le dije cruzando la calle a la mujer que cargaba un bidón de agua mineral. Y le confieso que no, que no he podido consultarlo a él ni a su entorno, y que tampoco a dirigentes del Gremio.
Todo modosito saludo a mi interlocutora y le reafirmo que no sé nada oficial, ni firme, ni de primera mano, y sigo mi camino atragantándome la que hubiese sido mi verdadera respuesta: “¿No lo conocen a Suárez? ¿No saben que juega hasta en una pierna o muriéndose de dolor? ¿No piensan que para él imposible es nunca?”.
Negacionismo
La vecina, la gente y el suarecismo (en el que soy una oveja del rebaño) sacamos lo mejor de nuestro negacionismo para hacerle ¡leru , leru! a la versión que lo retira, a la cámara oculta al presidente de Gremio.
El presidente gremista, Alberto Guerra, fue grabado secretamente en medio de una actividad del club y el registro luego fue subido a las redes. El tramo de la distendida y casi distraída conversación de Guerra con la decena de personas presentes no permite fehacientemente saber si está hablando sobre Suárez porque no lo nombra y viene de otra frase que no escuchamos ni vemos, pero todo apunta a que 99,9% está hablando de Luis: “Tiene la posibilidad de colocarse una prótesis... y el asunto es grave. Porque hay mucha inyección, mucho medicamento y ahí él va llegando al límite. Ahora, cuándo es que llega al límite, no lo sabemos”.
De vuelta en casa/oficina, recorro el espinel de mis contactos para tratar de arrimarme más a la posible situación que alejaría a Suarez de las canchas e intento con gente que ha trabajado sanitariamente muy cerca de él, con desconocidos míos pero íntimos de Gremio, con colegas que cruzamos en portuñol, y también con lo que los periodistas de proximidades llaman “su entorno”. Concluyo que no se retira del fútbol, que tal vez de Gremio en un tiempito, que la rodilla la tiene en la mano, pero su capacidad para ser determinante la mantiene en cuerpo y alma.
También confirmo que su disponibilidad ha sido total, y de los 33 partidos que ha jugado Gremio, Luis ha participado en 27 con 15 goles y nueve asistencias. Suárez está tercero en la relación de jugadores gremistas con más presencias este año.
De noche tarde, cuando los cruzados del cid Suárez han vuelto a ganar y derrotar a los rivales y los rumores, Paulo Caleffi, vicepresidente de Gremio, expone en una calma y sólida conferencia de prensa “que esa noticia de que Luis Suárez buscó a la directiva del Gremio para decir que se estaba retirando nunca existió. Es equivocada. Simplemente eso”.
Está también la confirmación de que Luis Suárez está molesto y dolorido con su rodilla derecha, después de años de sobrecargas para intentar compensar ese engranaje usado, gastado y castigado, pero eso no quita que no pueda jugar o que demande su retiro inmediato.
Seguirá jugando, seguirá goleando.
Suarez es la melodía, los tiempos de antes, aquella ilusión.
Aquello, Luis Alberto Suarez.
En la melodía1
Que tocan a veces
Pidiendo tijeras
A la población
El barrio respira
Los tiempos de antes
Las nubes de otoño
Aquella ilusión
-
Aquello (letra y música Jaime Roos). ↩