La revolución digital, y algunas de sus hijas más díscolas, las redes sociales, han cambiado buena parte de los paradigmas de la información. Ahora una noticia o una mentira, que a veces ni siquiera se llega a apoyar en una mínima verosimilitud, con ánimo de que se multiplique y se transforme en miles y millones de clics dan más o menos lo mismo.

Como esa instancia lleva diez o 15 años naturalizándose, las mentiras y las medias verdades se cuelan maliciosamente en nuestro día a día, y a nadie se le cae la cara de vergüenza por decir cualquier disparate.

Por eso es más bravo de discernir. Lo que antes sucedía una vez por año, los 28 de diciembre, con las portadas de los diarios anunciando cosas absolutamente improbables e inverosímiles –Morena a Nacional, explotó el caño colector, Uruguay al Mundial en sustitución de un país que sería eliminado– ahora se da cada día a cada momento.

El anuncio del portal digital GZH (Gaucha Zero Hora) del grupo RBS, una articulación de medios de los tres estados del sur de Brasil, Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, largamente acusados de oligopolio, tituló “Grêmio recebe sinalização de que Luis Suárez deseja se aposentar em breve” (Gremio recibe señales de que Luis Suárez desea jubilarse en breve).

La nota del portal está basada en una especulación brindada en radio Gaucha, y dice que “el jugador relató a la dirección que no soporta más los dolores en la rodilla derecha y que pretende abandonar la carrera en función de una artrosis. La cuestión en discusión entre las partes ahora es cómo serían realizados los trámites burocráticos en caso de que el artillero tome una decisión definitiva”.

Pero, de inmediato, la crónica señala que el documento también tendrá una cláusula que prevé que Grêmio sea premiado en caso de un acuerdo entre el uruguayo y otro club: Inter Miami estaría interesado en contar con él, pedido por Lionel Messi. Buscado por el informe GZH, “el jugador aún no se ha manifestado”.

Aun siendo yo un periodista que me he especializado en el deporte y en el fútbol, Suárez se ha ganado mi candente idolatría, y todo lo que tenga que ver con él y el fútbol me mueve, me pone en tensión, quedo paralizado. Llevo una ventaja entre la formación permanente y la acción ante máquinas de escribir, computadoras, micrófonos, estudios. Tengo 40 años de callos de aprendizajes, de gajes del oficio, de que se nos caiga la cara de vergüenza por querer dar una información que al final era errónea o falsa, y entonces tengo un poco de espalda para que no me muevan así nomás.

De inmediato la noticia es multiplicada por Globo, de la que RBS es parte, y entonces ya el mundo parece estar velando los últimos goles del Luis.

Certezas e incertezas

¿Será cierto? ¿Será una operación? ¿Será una irresponsabilidad periodística? ¿No será que se quiere ir de Gremio para ir a jugar con Messi?

Al rato, perdido entre informaciones que dan por cierto lo no confirmado, otro periodista gaucho escribe: “Amigos, respeto y admiro a los compañeros que informaron sobre la posible retirada de Suárez, pero por lo que he sabido hasta finales de 2023 no existe esa posibilidad [...] todo seguirá con normalidad, con las precauciones que se han tomado desde principios de año y al final del cual se vuelve a evaluar”.

La jornada se cerró con las versiones encontradas y sin comunicados ni del Gremio ni del propio Suárez.

Pienso, al final yo también estoy escribiendo sobre el retiro de Suárez, pero más que nada lo estoy haciendo sobre el oficio de contar y dar noticias, como lo aprendí y como aún debe ser, confirmándolo como tal y no subiéndome al mionca al que se trepa todo el mundo para no quedar afuera.