En el tercer partido del grupo B de las clasificatorias para la fase final de la Americup que se jugará el año que viene en Managua, la capital de Nicaragua, Brasil derrotó 71-65 a Uruguay en el Mangueirinho, en Belém do Pará, casi en la línea del Ecuador. A pesar de la derrota, fue un gran partido de los celestes, que se mantuvieron en juego durante los 40 minutos a pesar del enorme potencial de los brasileños.
El partido de la segunda ventana de la clasificatoria dio a la verdeamarela su temprana clasificación antes de jugar el domingo en la misma ciudad con Panamá. Uruguay, por su parte, deberá enfrentar de visitante, en Pilar, a la selección de Paraguay y si consigue la victoria ya estará en el selecto grupo que decidirá el título en Nicaragua. Pasan los tres mejores de cada grupo.
Fue muy interesante el partido del joven elenco uruguayo, que por distintas razones no contó con Bruno Fitipaldo ―capitán del equipo―, Jayson Granger, Santiago Vescovi, Agustín Ubal, Mathías Calfani y Gonzalo Iglesias, pero, con jóvenes valores y con el aporte de los mayores Luciano Parodi ―que tuvo muchos minutos― y Kiril Waschman, dio gran batalla. Se destacaron el gran aporte goleador de Joaquín Rodríguez, la fortaleza de Nicolás Arregui y el desgaste de Emiliano Serres.
Sorpresa
El primer cuarto fue una sorpresa: los jóvenes basquetbolistas uruguayos lo ganaron después de tomar ventaja y sostenerlo. Con una buena rotación defensiva, el elenco de Gerardo Jauri terminó los diez minutos iniciales ganando 19-15.
Después de dos minutos durante los cuales los celestes no pudieron detener la ofensiva brasileña y colocaron un 7-0, apareció Joaquín Rodríguez, que convirtió más de la mitad de los puntos uruguayos para cerrar con un parcial de 19-7, porque los brasileños no acertaron con sus triples ―tiraron 12― y porque el buen tono defensivo de los de Jauri y el goleo de Joaquín permitieron a los uruguayos no sólo tomar diferencia sino controlar el partido. Esto ocurrió especialmente en el arranque del segundo cuarto, cuando el buen desempeño celeste y el goleo de Joaquín permitieron ver lo que no esperábamos.
El quinteto uruguayo controló a los brasileños durante los primeros minutos cortando en línea de pase y forzando al equipo local. Fue efectivo en cada corrida de cancha y en cada posición larga hasta tomar la máxima distancia, de 9 puntos, cuando a los tres minutos del segundo cuarto la diferencia fue de 24-15.
Pero en poco más de dos minutos el quinteto brasileño reaccionó de tal forma que colocó un 9-0 para empatar el partido en 24-24.
Después de un escaloncito más, en el que Uruguay pasó para ponerse 26-24, un 5-0 de los brasileños, a pura potencia física, altura y juego de enorme rapidez, los dejó 29-26, con Maozinha volando por los aires y hundiéndola de manera increíble.
La potencia y ductilidad física de los brasileños que se movían debajo del acrílico ―Mãozinha Pereira, Caboclo y hasta de Bruno de Paula, un magnífico asistente― fueron mostrando una superioridad manifiesta en la mitad del campo uruguayo ante sus defensores, que de ninguna manera podían sostener la verticalidad de los ágiles brasileños.
Cerca de la línea (del Ecuador)
Después de que Brasil tomó el liderazgo en el marcador, se empezó a ver el partido esperado, con enorme superioridad de Maozinha y Bruno Caboclo. Los norteños se fueron al descanso largo con un marcador chiquito, pero con ventaja de 33-27, porque lograron superarnos en rebotes en los dos aros.
En el tercer cuarto, en el que la mayor parte de las veces aparece la llave del encuentro, Uruguay intentó con todo su esfuerzo mantenerse en partido. A pesar de los aciertos desde los 6,75 de los brasileños y del peso inmenso debajo del acrílico de Caboclo y Maozinha, el elenco de Jauri logró arrimarse otra vez y con acciones de contraataque y buenas defensas pudo quedar a una pelota (41-38).
Buenos robos en la línea de pase nos permitieron quedar a un solo punto, 47-46, cuando faltaban tres minutos para el cierre del tercer cuarto.
Tanto Brasil como Uruguay habían quedado tempranamente comprometidos en faltas colectivas, lo que permitió muchos tiros libres que el equipo de Jauri no logró aprovechar al tener un bajo porcentaje de acierto.
Las buenas formas defensivas de Uruguay en todo el rectángulo volvieron a llevar la ventaja a la mínima 50-49 cuando faltaba poco más de un minuto para el cierre del tercer cuarto.
Con Luciano Parodi acertando algunos libres y una gran capacidad defensiva, entramos al último cuarto apenas un doble por debajo de los brasileños, 52-50.
En el último cuarto, con Parodi manejando los tiempos el juego celeste ―vistiendo de azul―, Uruguay volvió a tomar el liderazgo del marcador 53-52.
Mantuvo la defensa y hasta empezó, en enorme desventaja, a pelear rebotes defensivos. Se mantuvo arriba 53-55 hasta que Bruno Caboclo, con doble y foul, puso nuevamente a Brasil 56-55. Se abrió otro agujero de problemas a partir de una temprana sanción de faltas colectivas y los brasileños empezaron a buscar quedar ante la línea de libres. Se disparó el equipo local y con un 7-0 Brasil pasó 62-55, ya con De Paula ingobernable en goleo y asistencias.
El quinteto celeste otra vez se quedó sin gol hasta que salió del pozo con un triple de Gianfranco Espíndola, pero otras constantes y duras defensas brasileñas hicieron que el elenco del entrenador croata Aleksandar Petrovic tomara siete puntos de ventaja (65-58) cuando faltaban dos minutos para la chicharra.
Ya no hubo más para intentar alcanzarlos, pero hubo mucho para quedar con buenas sensaciones.
Ahora la cosa será el domingo en Paraguay.