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Centro de Montevideo (archivo, diciembre de 2024).

Foto: Gianni Schiaffarino

El tipo de cambio acumula una caída superior al 11% en 2025

3 minutos de lectura
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La cotización del dólar apenas supera los 39 pesos y vuelve a encender el debate sobre el atraso cambiario.

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Leído por Natalia Rodríguez Olmos
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La caída del dólar en su contexto

El tipo de cambio cerró la semana cotizando apenas por encima de los 39 pesos, retrocediendo cerca de 1,5% durante las últimas cinco jornadas y acumulando un retroceso superior al 11% en lo que va del año. Cabe recordar, en este sentido, que el dólar había cerrado 2024 superando los 44 pesos y que el valor actual es similar al observado durante junio de ese año.

Esta tendencia no es propia de nuestro país, en tanto el dólar se ha venido debilitando a nivel global y, en particular, exhibe un retroceso de similar magnitud en otros países de la región, como es el caso de Brasil, Colombia, Paraguay y Perú. En Argentina la situación es otra, dado que el tipo de cambio está hoy muy por encima de los valores vigentes al cierre de 2024, aunque las causas responden a factores principalmente locales asociados a los elevados niveles de incertidumbre y volatilidad que se constataron en los últimos 11 meses.

Igualmente, es importante subrayar que la fuerte caída del tipo de cambio durante la última semana está un poco desacoplada de las tendencias regionales, más allá de que sea similar cuando uno compara con la situación vigente al inicio de 2025.

Las visiones encontradas y el canal de expectativas

Si bien no es posible atribuir con exactitud el peso que pueden tener las distintas causas sobre los movimientos de una moneda, las distintas visiones que han surgido recientemente sobre la política monetaria y la trayectoria esperada de la tasa de interés podrían explicar parte de la variación reciente.

Las señales del Copom

Por un lado, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central (BCU) sugirió recientemente que la tasa continuaría bajando, como forma de continuar con la transición hacia una instancia más neutral de política monetaria (que ha venido siendo contractiva). Al día de hoy, y luego de los últimos recortes, la tasa de interés se ubica en el 8%, cuando la tasa neutral está estimada en el orden del 7,0%-7,25%.

Detrás de esta intención (de continuar recortando la tasa) son dos los factores que tienen mayor peso. Por un lado, las señales de desaceleración que ha venido mostrando la actividad económica desde el segundo trimestre y, por el otro, el sobrecumplimiento de la meta de inflación durante varios meses consecutivos.

Con relación al primer factor, los datos del PIB correspondientes al tercer trimestre serán divulgados el próximo lunes 15 de diciembre, dado que siempre se publican con tres meses de rezago. Sin embargo, los indicadores de mayor frecuencia, y en particular el indicador mensual de actividad económica (IMAE) que difunde mensualmente el BCU, sugieren que el PIB no habría crecido entre el segundo y el tercer trimestre (o, incluso, que habría retrocedido cerca de 0,1%).

Con relación al segundo factor, la inflación se situó en 4,1% durante noviembre, lo que implica que ya son cuatro los meses con registros inferiores a la meta oficial del 4,5%. Y, según las últimas proyecciones del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), cerraría el año en torno al 4,2%.

Por lo tanto, al considerar conjuntamente la situación en ambas dimensiones (actividad y precios), es esperable que el Copom vuelva a recortar la tasa de interés en su última reunión del año, que será el 23 de diciembre. Esta visión es compartida, en general, por los analistas económicos. Sin embargo, las últimas declaraciones del ministro de Economía, Gabriel Oddone, podrían apuntar en otro sentido.

Las señales del Ministerio de Economía

Días atrás, en referencia al curso esperado para la política monetaria, Oddone dejó entrever que la tasa de interés podría mantenerse incambiada durante lo que resta del año, sugiriendo un contraste con las señales transmitidas por el BCU y con la expectativa de los analistas.

Vale enfatizar nuevamente que no es posible conocer con certeza cuáles son los factores que están presionando el tipo de cambio a la baja y cuál es su peso relativo en términos de la incidencia. No obstante, canal de expectativas mediante, los matices entre estas tres visiones podrían explicar por qué la caída reciente del dólar fue más intensa en nuestro país.

Los efectos contrapuestos de un dólar más bajo

Por un lado, el desplome del dólar ha tenido una incidencia muy relevante sobre el descenso reciente de la inflación, dado que su componente transable (precios que son sensibles al tipo de cambio) se sitúa apenas por encima del 3% interanual (cuando el componente no transable se ubica en torno al 5,7%).

Por el otro, este fenómeno restringe el proceso de corrección de los precios relativos, es decir, el encarecimiento en dólares que atraviesa desde hace años nuestro país (“atraso cambiario”). En este sentido, el tipo de cambio real, indicador que intenta capturar esta problemática, está en niveles similares a los vigentes a mediados de 2024.

En ambos casos y por la propia evolución que mostró el dólar en Uruguay y en el mundo, la conclusión que puede obtenerse es que los niveles de competitividad en precios de nuestro país no son muy distintos a los que supimos tener a mediados de 2024. Ahora, como hemos analizado con ustedes en múltiples oportunidades, eso también supone que Uruguay sigue estando muy caro en dólares en cualquier métrica que se considere.

Para finalizar, tanto los analistas económicos relevados mensualmente por el BCU como el equipo económico asumen que esta tendencia se revertirá y que el tipo de cambio comenzará a repuntar, más allá de los matices sobre la intensidad de este proceso.

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