El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentará este jueves un estudio sobre un tema que preocupa a las actuales y también a las próximas autoridades de la educación: el elevado número de faltas de los estudiantes en primaria. Se trata de dos informes: uno analiza las tendencias entre 2019 y 2023; el otro pone el foco en los primeros cinco meses de clase de 2024, a partir de los datos que releva la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP).
El Ineed parte de la base de que para garantizar el derecho a la educación “no es suficiente con ampliar la cobertura”, sino que también es necesario “asegurar la asistencia regular de todos los niños a clase”. Además de ser clave para el logro de aprendizajes, se apunta que la asistencia escolar es “un factor protector contra conductas de riesgo” y también contribuye a “la reducción de las disparidades socioeconómicas”, por lo que este incremento de las inasistencias puede tener consecuencias negativas a largo plazo.
El estudio recuerda que la DGEIP plantea que el abandono intermitente corresponde a los alumnos que asisten 70 días o menos en un año lectivo, y que la asistencia insuficiente la atribuye a los niños que asisten entre 71 y 140 días. Si bien señala que se trata de indicadores que “brindan una visión contextual al final del año”, en realidad “no están diseñados para identificar riesgos e implementar intervenciones oportunas”. Al respecto, se menciona que la DGEIP implementó el año pasado el llamado Plan Asiste, con el objetivo de revertir esta situación, pero el informe referido a los primeros meses de 2024 evalúa que dichas acciones no fueron suficientes para siquiera frenar el ausentismo.
Por otra parte, se menciona que una acción que se plantea intervenir tempranamente es un instrumento de alertas por inasistencias consecutivas que se genera con el sistema GURI de Primaria. “Esta herramienta permite detectar y actuar oportunamente cuando un niño acumula al menos tres faltas consecutivas no justificadas, proporcionando una respuesta rápida a problemas inmediatos de asistencia. Sin embargo, este tipo de alerta se centra en intervenciones a corto plazo y no captura el impacto negativo de la asistencia intermitente”, evalúa el Ineed.
El problema de inasistencias “se acentuó después de la pandemia”, pero “ya estaba presente desde antes”
El estudio, que abarca a todos los alumnos de primaria del país, a excepción de los de educación especial, define que un alumno presenta “ausencia crónica” cuando falta a 10% o más de los días de clase.
Según se muestra, el problema de inasistencias en el sistema educativo uruguayo “se acentuó después de la pandemia”, pero “ya estaba presente desde antes”. “Aunque en 2019 el promedio de asistencia fue de 88,6%, sólo un poco más del 50% de los alumnos logró una tasa de asistencia superior al 90% de los días de clase”, se afirma, y el informe agrega que en los últimos años “la situación se agrava”. “La tasa promedio de asistencia ha ido disminuyendo progresivamente: en 2022 desciende dos puntos porcentuales (a 86,6%) y en 2023 otro medio punto (a 86,1%). Esta tendencia sugiere un empeoramiento en la asistencia escolar, con más de la mitad de los alumnos presentando ausencia crónica al faltar al 10% o más de los días lectivos en estos años”, ilustra el estudio.
El informe, que da cuenta de la situación entre 2019 y 2023 –sin tomar en cuenta 2020 y 2021, cuando la DGEIP no contabilizó asistencias–, analiza cómo se comportan las faltas según distintos factores. Por ejemplo, muestra que los meses de marzo, mayo y agosto son los que tienen las tasas de asistencia más altas, lo que coincide con el comienzo del año lectivo y el retorno de clases luego de las vacaciones. En tanto, diciembre es siempre el mes con la tasa más baja, y en los años pospandemia le sigue julio. “Esta tendencia podría asociarse al hecho de que estos meses suelen incluir vacaciones”, se plantea como hipótesis.
Por su parte, se muestra que la inasistencia crónica “empeoró significativamente” en el período 2019-2023, ya que pasó de 46,1% a 59,3%, con un incremento de 28,7%. El estudio da cuenta de que el fenómeno se va acumulando en el correr del año lectivo, pero en dicha acumulación también se muestran diferencias entre lo que ocurría en 2019 y en los años siguientes. Mientras que en junio de 2019 6,5% de los alumnos ya había faltado al menos el 10% de los días lectivos, dicho valor se duplica en 2022 y 2023, cuando midió 13,3% y 12,3%, respectivamente.
En ese sentido, se detalla que “el porcentaje de ausentes crónicos comienza a aumentar de manera más significativa a partir de mayo, con un crecimiento continuo a lo largo de los meses restantes”. Según se concluye, el riesgo de ausentismo crónico se incrementa de forma importante a partir del segundo trimestre del año, lo que muestra “la necesidad de abordarlo de forma temprana en el calendario escolar”.
Las escuelas de contextos socioeconómicos más desfavorables son las que registran una mayor proporción de ausentes crónicos
El análisis de la situación en los diferentes departamentos muestra que el incremento en la proporción de estudiantes con ausentismo crónico es más significativo en el interior (31,9%) que en Montevideo (22,4%). Si se observa el tipo de centro educativo, se registró un aumento del indicador en todas las categorías de escuela, pero la evolución presenta algunas diferencias. En concreto, se muestra que las escuelas del programa Aprender, ubicado principalmente en escuelas de los dos peores quintiles de ingresos, registran un ausentismo estudiantil crónico más elevado, “especialmente en 2023, cuando más del 70% de los alumnos presentan este problema”. No obstante, estas escuelas fueron las que presentaron un menor incremento del indicador en el período analizado, lo que contrasta con las escuelas de práctica y de tiempo extendido, donde hubo un mayor aumento, más allá de que siguen siendo las que presentan menos ausentismo crónico.
En esa línea, el Ineed observó que las escuelas de contextos socioeconómicos más desfavorables son las que registran una mayor proporción de ausentes crónicos, lo que evidencia que el contexto puede contribuir a mayores niveles de ausentismo. Sin embargo, se marca que “en los últimos años ha habido un mayor incremento en los quintiles más altos, lo cual sugiere que la pandemia afectó también a los sectores más favorables”. De hecho, se concluye que en dichos sectores fue donde el indicador creció más.
A nivel de los distintos grados de primaria, se señala que el ausentismo crónico se incrementó en todos los grados, pero “los porcentajes disminuyen gradualmente a la medida que aumentan los grados escolares”.
Más allá de los esfuerzos realizados al implementar distintas medidas para prevenir el ausentismo escolar, el Ineed concluye que estas no han dado sus frutos y que eso pone en “evidencia la urgencia de adoptar nuevas medidas preventivas y de intervención temprana”.
En promedio, hasta agosto los alumnos de educación primaria pública perdieron 16 días de clase en 2024
Los datos presentados para 2024 van de marzo a agosto de este año y, por lo tanto, no son comparables con los datos anuales del período 2019-2023. No obstante, muestran una tendencia similar. Lejos de encontrarse solución, el ausentismo crónico se sigue profundizando en la escuela pública.
Según se muestra, “en promedio, hasta agosto de 2024 los alumnos de educación primaria pública perdieron 16 días de clase”. El informe detalla que si bien 50% de los estudiantes asistió en promedio un 86% de los días de clase dictados, sólo 25% concurrió más del 92% de los días, lo que equivale a decir que “faltó menos de medio mes de clase (nueve días) en seis meses”. En adición, se muestra que poco más de 25% de los niños no alcanzó a asistir al 80% de los días de clase.
El Ineed detalla que en esos meses de clase “la mayoría de los alumnos no alcanzan un nivel de asistencia normal”, ya que 66,3% se ubica en el grupo de ausentes crónicos: 38,9% presentó ausentismo frecuente y 27,4% severo. Según se muestra, el mayor incremento del indicador se registró en mayo, cuando la cifra pasó a 34%, muy por encima del 11,5% de abril. Por su parte, en junio “casi el 50% de los alumnos se había ausentado de las aulas el 10% o más de los días lectivos, lo que equivale a al menos 12 faltas acumuladas”.
En tanto, se observó una diferencia de 12,4 puntos porcentuales entre Montevideo (74,9%) y el interior (62,5%) y también “un incremento paulatino del ausentismo crónico a medida que desmejora el contexto socioeconómico y cultural de los centros”. En concreto, el estudio habla de “una brecha de 26,3 puntos porcentuales en el porcentaje de alumnos con ausentismo crónico entre las escuelas públicas de contexto muy desfavorable (78,5%) y las de contexto muy favorable (52,2%)”.
Otra arista del análisis es que el ausentismo crónico es más frecuente en primer y segundo año de escuela y también en el medio rural, donde el indicador sube a 79,1%. Según se analiza, una posible explicación responde a “una mayor incidencia de las inclemencias del tiempo”.
El informe también analiza los días en que los estudiantes faltaron más a clase y muestra que los mayores picos de inasistencias “corresponden principalmente a días de alerta meteorológica y a algunos paros de la Federación Uruguaya de Magisterio”. De hecho, si se excluyen los días de alerta meteorológica, “se aprecia una evolución muy diferente en la serie”.
El Ineed muestra que las inasistencias fueron muy bajas en marzo y abril: en torno al 10%, con un par de picos cercanos al 20%, que corresponden a días de lluvia posteriores a una alerta. En ese sentido, a partir de mayo aumentaron los niveles de ausentismo, con tres picos del entorno de 30%, “que coinciden con una ola de frío y con el pronóstico del comienzo del temporal de Santa Rosa”.
Si se compara el contexto del centro, a finales de mayo se registró uno de los picos más grandes de inasistencias en las escuelas de contexto muy favorable, que casi llegó a 25% de niños ausentes ese día. “Sin embargo, en ese mismo momento, en las escuelas de contexto muy desfavorable el ausentismo alcanzó a más del 40% de los alumnos. Es probable que en esta diferencia incidan factores tales como la disponibilidad de transporte propio, así como el estado de la infraestructura vial en el entorno del hogar y la escuela”, se afirma.
Como algunas líneas de cara al futuro se sugiere el diseño de políticas educativas focalizadas de acuerdo con el nivel socioeconómico de los centros. “En especial, es necesario priorizar las intervenciones en los centros educativos más vulnerables, en los primeros grados y en Montevideo, donde los niños no sólo muestran una mayor prevalencia de ausentismo crónico, sino que también acumulan más días de inasistencia, intensificando así las desigualdades educativas”, considera el Ineed. En ese sentido, también se recomienda identificar son los fenómenos que tienen mayor incidencia en las inasistencias “y buscar estrategias para actuar sobre ellos”. “Probablemente, en muchos casos se vinculen a inclemencias del tiempo y cómo estas operan sobre las condiciones de traslado de cada alumno”, se agrega.