En una tarde primaveral, el centro de Montevideo y particularmente la plaza Independencia se llenaron de color desde muy temprano. Celebrar la diversidad convoca a miles y miles de personas. Es un hecho político impensable no tantos años atrás, cuando las marchas concentraban solamente 50 personas que intentaban ocultar su identidad. Hoy la diversidad es derechos, es vida, es orgullo, es glitter y es colores.
La consigna de este año “Al closet nunca más” fue acompañada por “El miedo no es la forma”, eslógan de la movilización masiva contra la reforma que impulsa Jorge Larrañaga, que pretende establecer la cadena perpetua, el cumplimiento efectivo de las penas, los allanamientos nocturnos y el patrullaje militar de las calles.
En la proclama, definieron la marcha como un acto político, “porque todos los colectivos participantes entienden la política como una acción colectiva para transformar la realidad cotidiana”. Enfatizaron en que las miles y miles de personas que toman las calles sueñan con “un mundo más justo, en el que el amor y el resto sean los verdaderos pilares de nuestra existencia”. La intención es, siempre, “desmantelar los closets que la sociedad ha construido en torno a las identidades disidentes”. Para esto, una tarea central ha sido adquirir visibilidad, espacio, libertades y derechos.
Respecto del contexto de América Latina, alertaron sobre el ataque a los derechos adquiridos: “Gobiernos neoliberales, golpistas y corruptos no tardaron en borrar años de lucha”, señalaron. Brasil estuvo en el foco, en particular desde la violencia institucional. Se recordó a tres personas asesinadas que emergen como símbolos para la lucha: Marielle Franco, militante negra, lesbiana, feminista y favelera asesinada; Yuri Piettro, organizador de la marcha de la diversidad en Río de Janeiro, recientemente asesinado; y Agatha, niña afro de ocho años asesinada por la Policía Militarizada por la espalda en la favela en la que vivía. “No son casos aislados: el gobierno fascista de Bolsonaro, encabezado por un defensor de torturadores, promueve el genocidio de jóvenes, referentes políticos y culturales de la comunidad brasileña”, decía la proclama.
El macrismo también estuvo señalado por “llevar hambre al pueblo argentino” y por la represión sistemática del gobierno al movimiento social, el gatillo fácil”, además de por someter a las mujeres al aborto clandestino.
Para la organización de la marcha, este año es clave “para nuestra democracia”: “Nuestra consigna se planta como una clara advertencia: bajo ninguna circunstancia vamos a ceder la dignidad que hemos ganado. No habrá forma de que aceptemos cualquier indicio de retroceso”; Uruguay es “la esperanza para América Latina”, agregan. En ese sentido, apuntaron a la agenda de derechos y en particular a la aprobación de la ley integral para personas trans, que busca que la población más vulnerada de nuestro país pueda vivir con dignidad.
La memoria también estuvo presente. Se recordaron los homicidios de la última dictadura cívico-militar y las personas que aún hoy están desaparecidas. Otro de los que ya no están y también fue recordado es Plef (Felipe Cabral), el artista urbano cuyo homicidio se mantiene impune. “A Plef lo mató el fascismo y sus campañas que fomentan el miedo”.
El feminismo como fuerza transformadora atravesó el discurso. Se resaltó la violencia que atraviesan las mujeres día a día y la necesidad de erradicar el machismo que permea a nuestra sociedad.
Hubo una bienvenida diversa y un compromiso con las y los migrantes: “Uruguay viene siendo el destino de una oleada migratoria latinoamericana. En los últimos años hemos visto cómo migrantes originarios de distintas partes de nuestro continente han llegado a diversificar nuestra cotidianidad, pero sobre todo, en busca de oportunidades para su felicidad. Desde este escenario queremos darles la bienvenida de brazos abiertos a todes nuestres hermanes migrantes y decirles que no descansaremos hasta lograr que el Estado y la sociedad en su conjunto sean capaces de recibirles sin prácticas discriminatorias de ningún tipo. Eso incluye la eliminación de fenómenos como la precarización laboral y habitacional, que hoy vemos crecer de manera alarmante”.
El movimiento de la diversidad incluyó también el reclamo por la instalación de UPM, la educación, el reconocimiento de hijas e hijos en el caso de parejas homosexuales, un sistema de salud garantista, una ley integral para personas que viven con VIH, entre otros.
La marcha atravesó 18 de Julio y sembró alegría en la ciudad. A los impulsos reaccionarios el movimiento social parece contestarles desde el amor y el esfuerzo colectivo, desde los argumentos y la movilización.
“Cuando el miedo fue la norma que rigió nuestra existencia, el orgullo fue nuestra respuesta. Y esta vez no será distinto”, apareció como leit motiv de lucha. El énfasis está puesto en no retroceder, en no volver a una sociedad que cercena derechos, porque “al closet no volvemos más” y “porque el miedo no es la forma”.