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Evento Cultura libre de violencia de género, el 29 de junio, en el Teatro Solís.

Foto: Federico Gutiérrez

48,4% de las denuncias de la cuenta Varones Carnaval corresponde a niñas y adolescentes, según estudio presentado por sociólogas

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La violencia digital y la psicológica fueron las modalidades más ejercidas, reveló el trabajo, presentado en una actividad sobre violencia de género en la cultura convocada por la Intendencia de Montevideo.

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Leído por Abril Mederos.
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En agosto se cumplirán dos años de la publicación en redes sociales de cientos de testimonios de mujeres sobre situaciones de acoso sexual, abuso sexual y violación por parte de varones de distintos ámbitos de la cultura. Ante la conmoción que generaron estas denuncias públicas, grupos de mujeres, colectivos feministas e instituciones involucradas comenzaron a desarrollar políticas y prácticas para promover y generar una cultura libre de violencia de género. Con ese objetivo, la Intendencia de Montevideo, a través del Departamento de Cultura, la División Asesoría para la Igualdad de Género y el Teatro Solís, organizó una jornada para reflexionar e intercambiar sobre el camino recorrido y los desafíos actuales en la materia.

Durante la actividad, que tuvo lugar el miércoles 29 de junio, se presentaron algunas de las medidas desarrolladas en diferentes espacios. Entre ellas, la instalación de los “puntos violetas” en escenarios del Carnaval, la elaboración del Protocolo de Prevención y Protección ante la Violencia a Niñas, Niños y Adolescentes en el Carnaval de las Promesas y el protocolo de la Sociedad Uruguaya de Actores ante casos de violencia en las artes escénicas y producciones audiovisuales. Además, hubo espacio para el análisis de estas expresiones de violencia de género, la presentación de datos y la respuesta de las comisiones de género de otras organizaciones.

Problema estructural

“En estos años hemos avanzado en la conceptualización de la violencia basada en género”, señaló Andrea Tuana, directora de la asociación civil El Paso, que también participó en la actividad. “Venimos de la naturalización, de la idea de que la violencia era parte de las prácticas y que se trataba de un conflicto entre dos personas que no saben cómo comunicarse o resolver sus diferendos”, sostuvo. Sin embargo, dijo que, gracias a las luchas de las mujeres y sus conquistas, la violencia basada en género hoy es vista como una “ofensa a la dignidad humana”, “un asunto público y de derechos humanos”, un acto “injustificable” y un “problema estructural”.

De todas formas, Tuana puntualizó que esta nueva visión de la violencia está en “disputa”. “Coexisten miradas que pretenden diluir el impacto y la dimensión política y estructural de la violencia basada en género”, dijo la trabajadora social. Estas miradas más “conservadoras” y “tradicionalistas”, como la que cuestiona la “ideología de género”, traen consigo planteos como que “la violencia no tiene género”, “que hoy el mundo está violento y que Uruguay no escapa a esa realidad”, que existe “un exceso de derechos para las mujeres” y que, si una “trabaja desde una perspectiva de género, está sesgada porque la neutralidad es la no perspectiva, que en definitiva es la perspectiva patriarcal y machista”.

En relación a Varones Carnaval, Tuana se detuvo en la diferencia entre “denunciar” y “enunciar”. “Las mujeres evitamos entrar al sistema de Justicia porque es hostil con nosotras. Cuando, de alguna manera, demostramos que no somos cómplices y queremos terminar con esas situaciones, el sistema rápidamente nos culpabiliza”, manifestó. Además, sostuvo que existe una “banalización de las denuncias” y que la impunidad se hace tangible con el discurso de que “ahora todo es violencia, todo es abuso, que las mujeres están pasadas”.

Datos de un “hecho histórico”

“Nunca antes en la vida del Carnaval y las artes escénicas había ocurrido una manifestación pública tan importante”, señaló Sol Scavino Solari, socióloga y docente de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de la República). Frente a tal acontecimiento, junto a su compañera, la también socióloga y además actriz Victoria Cestau, se propusieron realizar una sistematización de la información disponible en las cuentas públicas “varones en” hasta diciembre de 2020.

Las sociólogas realizaron un análisis del contenido de los testimonios. Para eso, tomaron en cuenta varios aspectos como los ámbitos donde sucedieron las situaciones, el tipo de violencia, el rol de las personas denunciadas y denunciantes y la participación de otras personas (que colaboraron en el ejercicio de la violencia o en la protección de la víctima). También consideraron las estrategias utilizadas para ejercer la violencia, acciones de prevención, consecuencias directas de la violencia, emociones que aparecen en los relatos y la edad de las personas que testimonian actualmente o cuando sucedió el hecho.

En total, se estudiaron 14 cuentas de manera conjunta. La de Varones Carnaval es la que tuvo más publicaciones (262), de las cuales se analizaron efectivamente 258, incluidas dos pertenecientes al ámbito del candombe. En segundo lugar, se ubicó la cuenta Varones Municipales (86 testimonios) y, en tercer lugar, Varones en el Teatro (72). Durante la presentación, Scavino se centró en los datos del carnaval y el candombe. El resto de los datos serán publicados “en breve”, apuntó la socióloga.

El 61,5% de las situaciones de violencia en el candombe y el carnaval ocurrieron en el ámbito social, que remite a “todos los espacios públicos, como la calle, los escenarios, bares, bailes y otros”, explicó Scavino. En este mismo ámbito, 25,1% de los testimonios relataron manifestaciones de violencia en centros educativos, 6,5% en los espacios de trabajo y 6,1% se refiere a situaciones de violencia doméstica. En cambio, en el teatro y la comedia la mayoría de las situaciones denunciadas (65,2%) remiten al ámbito educativo, 22,7% a lugares de trabajo, 9,1% a espacios sociales y 3% al ámbito de la pareja.

En relación a las edades de las denunciantes, en el caso del carnaval 48,4% de los testimonios (uno de cada dos) correspondía a una niña o adolescente de menos de 18 años. La violencia digital y la psicológica fueron las modalidades más ejercidas (49,3% en ambos casos), seguidas de la violencia sexual (34,9%) y la violencia física (2,6%). Scavino aclaró que las violencias más ejercidas no son “excluyentes” y puso como ejemplo una situación en la que una mujer recibió mensajes sistemáticamente para hostigarla o sexualizarla. Además, el uso de plataformas digitales apareció como el espacio más utilizado para contactar a niñas y adolescentes y ejercer acoso, discriminación y violencia, señaló la académica. Esto se vio en el 50% de los casos que involucró a las niñas y adolescentes de menos de 18 años.

Otro aspecto importante que destacó la socióloga fue que 61,2% de las situaciones de violencia denunciadas en el candombe y el carnaval fueron ejercidas de forma grupal. “Esto nos habla del ámbito donde sucede la violencia; que se ejerza de forma grupal tiene que ver con una habilitación cultural que involucra a los varones, pero también con las mujeres, porque en muchas situaciones narradas estaban todas y todos los integrantes de un conjunto presentes en el momento”, apuntó.

Desde adentro

Otra de las mesas de la jornada estuvo centrada en las acciones desplegadas por las comisiones de género de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD), el Sindicato Único de Carnavaleras y Carnavaleros del Uruguay (Sucau) y Daecpu (Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay). Sabrina Esperanza, de la comisión de la EMAD, contó que el organismo se creó en junio de 2020 y tras las denuncias se comenzó a trabajar en una “sensibilización sobre el acoso sexual en el ámbito educativo y laboral”.

En esa línea, Esperanza aseguró que han desarrollado instancias de intercambio con docentes mujeres de la EMAD y mujeres vinculadas a las artes escénicas, así como con personas con una mirada “específica en el ámbito artístico”. “Hay una especificidad que nos enfrenta a una mayor vulnerabilidad, porque trabajamos con nuestro cuerpo, con nuestra sensibilidad y nuestras emociones. Si estoy en un ensayo o una clase de expresión corporal y me ofrecen hacerme masajes, entramos en un terreno que es gris”, señaló.

Por su parte, Majo Hernández, de Sucau, señaló que en 2018, cuando se generó la comisión, el principal objetivo fue abordar “la precarización” del trabajo de las mujeres en el carnaval y su “exclusión” de los escenarios, pero “una vez que sale la cuenta Varones Carnaval, se tuerce el faro de la comisión, aunque sin descuidar estos aspectos”. Hernández sostuvo que el carnaval es un espacio donde se “exacerba la estructura patriarcal” y, en ese marco, es “difícil dar respuestas o soluciones de protección y reparación”.

La sindicalista sostuvo que se tomaron varias medidas. Entre ellas, formar parte de los “puntos violetas”, entablar un conversatorio sobre el Carnaval que sueñan las mujeres, elaborar una publicación con el material generado y promover talleres con dueñas y dueños de conjuntos para abordar el tema.

Hernández afirmó que la comisión no recibió ninguna denuncia formal, pero sí se acercaron muchas mujeres y “más de 100 adolescentes” a plantear las situaciones que han vivido. Asimismo, sostuvo que falta el “trabajo con las masculinidades” porque “no hay grandes planteos de parte de los varones ni se han acercado a la comisión de género de Sucau”, manifestó.

La última intervención fue la de Claudia Conde, de Daecpu, que destacó la importancia de la comisión en el espacio donde están los dueños y directores de los conjuntos de carnaval y el desarrollo de talleres sobre violencia de género a los que obligatoriamente tienen que asistir. “La violencia la vivimos hace muchos años, pero no se mencionaba. Con esto, ellos de alguna manera se están viendo ‘acorralados’”, dijo, y contó que en este tiempo se acercaron personas “preocupadas” a la comisión porque temen que su grupo no pueda presentarse en los escenarios.

“En definitiva, lo positivo es que hay directores que están con miedo de que no los dejen salir y se presentan a los talleres. Nosotras no estamos dispuestas a escuchar un arrepentimiento y que se acerquen a decir que lo que contaron no fue así. Mientras no haya una determinación, ese conjunto o esa persona quedan en stand by y no hay vuelta”, expresó Conde.

La integrante de Daecpu también sostuvo que varias mujeres se acercaron al organismo a relatar situaciones de violencia doméstica. “La mujer que no va a la comisaría porque no se anima va a ese ámbito porque sabe que vamos a llamar a ese director y se va a tener que presentar porque, si no, su conjunto no sale”, señaló.

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