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La charla motivacional de Lacalle Pou para la defensa de la LUC

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Les doy las buenas noches y les agradezco que hayan venido a esta charla. También les pido perdón por haber empezado un poco más tarde. Lo que pasa es que la vinchita no funcionaba. Me ofrecieron un micrófono de mano, pero me pareció que no iba a ser tan motivante. ¿Les gusta mi polera? [Risas]. Me da un aire a Steve Jobs, ¿verdad? Es un poco calurosa, pero las personas que somos del campo estamos acostumbradas. Muchos acá saben de lo que hablo. [Aplausos].

Les voy a contar un poco de mí. Me llamo Luis Lacalle Pou, soy presidente de la República y les puedo asegurar que no fue nada fácil llegar acá. Tuve que esforzarme al máximo, y también un poco más. Porque mucha gente cree que para llegar acá alcanza con esforzarse para superar los obstáculos. Lamento decirles que no es así. Hay que crearse obstáculos nuevos. Les voy a poner un ejemplo. Quizás muchos de ustedes no lo sepan, pero mi padre fue presidente de la República. Luis Alberto Lacalle, ¿se acuerdan? Bueno, él era mi padre. Y estoy seguro de que para mí hubiera sido muy fácil colgarme de su nombre para hacer carrera en la política. Pero eso hubiera sido tomar el camino fácil. En lugar de eso, decidí cambiarme el nombre. Porque acá les voy a dar otro dato que muchos seguramente desconocen: yo también me llamo Luis Alberto Lacalle. Pero no quería llegar a la presidencia por ser “el hijo de”, así que me cambié el nombre a Luis Lacalle Pou. Más obstáculos, más esfuerzo, más recompensa.

Ahora que ya conocen un poco más de mí, les voy a hablar de la LUC, la famosa ley de urgente consideración. Antes que nada, ¿qué es la LUC? “La LUC es una ley que en su artículo séptimo dice que bla bla bla...”, me responderán ustedes. Y capaz que tienen razón. Pero la LUC es algo más que eso, algo mucho más importante. La LUC es la expresión de todo lo bueno que tiene nuestro Uruguay. Desde Punta Ballena hasta José Ignacio, desde la península a El Jagüel. Porque es ahí donde radica la esencia de nuestro Uruguay. “¿Pero cómo?”, se preguntarán ustedes. “¿El presidente no veranea en La Paloma?”. Obstáculos. Más obstáculos, más esfuerzo, mayor recompensa.

Ahora que ya sabemos qué es la LUC, hablemos de su defensa. Nos vamos a enfrentar a muchos obstáculos de aquí al 27 de marzo. ¿Por qué? Porque enfrente tenemos al Frente Amplio y al PIT-CNT. [Abucheos]. No, muchachos. Paren un poco. Tranquilos. Somos todos uruguayos. [Aplausos]. Hay que respetar al adversario, por más que lo único que haga sea poner palos en la rueda. Porque recuerden: a más obstáculos, más esfuerzo, y a más esfuerzo, más recompensa. Así que ante los palos en la rueda, Twitter. Twitter, Twitter y más Twitter. Esa es nuestra trinchera. Tenemos que conquistar Twitter. Compartir las fotos que me muestran en la playa, o cambiando una rueda o surfeando. “¿Con eso alcanza?”, me preguntarán. Claro que no. Porque también está Instagram. Y Facebook. Y la sección de comentarios del portal de Subrayado. Y las listas de correo electrónico de Gmail. Ahí necesitamos a los veteranos. Ahí necesitamos su ayuda. Porque esto no es cuestión de edades, ni de géneros, ni de orientaciones sexuales. Necesitamos a todos. A la vieja guardia en Gmail. A las mujeres en Instagram. A los gays reprimidos en el portal de Subrayado. A todos los necesitamos.

A lo mejor algunos están esperando que les diga que esto va a ser fácil, que la batalla está ganada y que podemos tirarnos a descansar. Me temo que los voy a tener que decepcionar. La batalla no está ganada. Pero ¿saben qué? Por suerte no está ganada. Por suerte. Obstáculos. Esfuerzo. Recompensa. Por eso, antes de irme me gustaría dejarles una frase que siempre me recuerda mi amigo Pablo da Silveira. [Aplausos]. Es una frase de Winston Churchill. “Nunca tantos hicieron tan poco por tantos menos que ellos”. A lo mejor es una frase un poco complicada de entender. También para mí. “¿Por qué la pronuncia, entonces?”. La respuesta a esa pregunta es una palabra. Una sola. Obstáculos.

Muchas gracias.

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