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Lugar donde quemaron a Andrés Bargas. (archivo, julio de 2020)

Foto: Mariana Greif

Fue condenado por tentativa de homicidio el hombre que prendió fuego a Andrés Bargas en Ciudad Vieja

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Luego de pasar casi un año internado en el Cenaque, el hombre que vivía en situación de calle tiene secuelas permanentes producto del ataque.

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Leído por Abril Mederos.
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Andrés Bargas vivía en situación de calle en la zona del Mercado del Puerto, en la Ciudad Vieja, cuando fue prendido fuego en julio de 2020 mientras dormía. El agresor fue captado por las cámaras del lugar llegando en bicicleta con una botella hasta donde estaba durmiendo la víctima, segundos antes de que se iniciara el incendio. Las pericias de Bomberos confirmaron que se trató de un incendio intencional. Tras ser identificado, el victimario, de 25 años, fue detenido en la zona del Cerro durante un operativo asociado al tráfico de drogas.

Bargas pasó casi un año internado en el Centro Nacional de Quemados (Cenaque) y luego de tres audiencias judiciales ‒que no se concretaron porque el Instituto Nacional de Rehabilitación no tenía móviles disponibles para trasladar a su agresor‒, la Fiscalía de Homicidios logró su condena.

En un juicio abreviado, Santiago Alexander Brun Ocampo fue condenado a cinco años y ocho meses de penitenciaría por homicidio en grado de tentativa en reiteración real con un delito de receptación; alevosía, nocturnidad y reincidencia fueron los agravantes. El caso estuvo a cargo de la Fiscalía de Homicidios, con la fiscal Mirta Morales al frente de la investigación. El juzgado penal de 38° turno hizo lugar al pedido de la fiscal.

Según la sentencia a la que accedió la diaria, en la madrugada del 15 de julio, aproximadamente a las 02.40, Bargas se encontraba junto a sus pertenencias pernoctando bajo el toldo del restaurante La Laia, ubicado en la calle Piedras esquina Pérez Castellanos. Los hechos fueron registrados por las cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior. El agresor llegó al lugar en bicicleta con una botella de gasoil en su mano, se acercó hasta donde dormía la víctima y, “con la intención de darle muerte”, roció el lugar con gasoil, inició el fuego y se fue en su bicicleta.

Cinco segundos después, mientras Brun permanecía en la esquina mirando hacia atrás, comenzó “un fuego intenso en el lugar donde se encontraba la víctima”. El agresor se fue del lugar e ingresó a su domicilio, ubicado en la Rambla 25 de Agosto.

Bargas se levantó de donde dormía y caminó por la calle prendido fuego. Los vecinos, con quienes mantenía buena relación, lo vieron y pidieron auxilio a una emergencia médica que lo asistió y lo trasladó. El hombre estuvo internado 351 días en el Cenaque por las lesiones “gravísimas” provocadas en este ataque; se consideraron gravísimas porque estuvo inhabilitado más de 20 días, peligró su vida y tuvo la pérdida total de uno de sus sentidos: el tacto.

El domicilio de Brun fue allanado. Se incautaron elementos que fueron denunciados como robados y su ropa, que coincidía con la que usó en el ataque. La vestimenta fue analizada por el Departamento de Laboratorio Químico de la Dirección Nacional de Policía Científica, que concluyó que tenía restos de gasoil, precursor para provocar el incendio.

Además, como evidencia, se presentó el informe primario del Departamento de Investigaciones de Siniestros de la Dirección Nacional de Bomberos, que concluyó que el incendio fue provocado por una persona y que se usó líquido combustible acelerante de la propagación. También se presentaron las imágenes de las cámaras de videovigilancia, que registraron los hechos, cuando se escapa y entra a su casa.

Las secuelas que tiene Bargas son anatómicas y funcionales. Según el informe médico forense, 52% de su cuerpo resultó quemado. Las lesiones fueron en la cara, los brazos, las piernas y el tronco ‒delante y detrás‒, y también resultaron quemadas sus vías aéreas. Se consignan las secuelas de las quemaduras: amputación de la segunda y tercera falanges de la mano izquierda, y de la mano derecha, conservando quinto dedo; no camina; presenta cicatrices en todo el cuerpo e hipoacusia bilateral. Luego, se plantea que perdió el tacto porque se le amputaron nueve dedos y por las cicatrices derivadas de las quemaduras.

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