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Parque infantil frente a edificios dañados por los ataques rusos en la ciudad de Vuhledar, en la región de Donetsk (archivo, marzo de 2024).

Foto: Wolfgang Schwan, Anadolu, AFP

Rusia toma la ciudad de Vuhledar tras dos años de férrea defensa por parte de Ucrania

5 minutos de lectura
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Moscú tenía desde hace tiempo esta ciudad de Donetsk en su punto de mira y ha lanzado numerosos ataques para capturarla, hasta ahora fallidos.

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Rusia se ha apoderado de una nueva ciudad del este de Ucrania. Se trata de Vuhledar, una localidad que las tropas de Kiev han defendido con uñas y dientes durante los más de dos años que las fuerzas de Vladimir Putin han estado tratando de capturarla.

El Ejército ucraniano hizo público el miércoles que había ordenado a sus últimas fuerzas que, para evitar ser rodeadas, se retiraran de esta localidad de la región de Donetsk, ahora en ruinas. “El mando superior autorizó una maniobra para retirar unidades de Vuhledar, con el fin de preservar el personal y el equipo militar, y ocupar una posición para nuevas operaciones”, dijo en un comunicado el grupo Jórtitsia, una unidad de las fuerzas terrestres. “Como resultado de las acciones del enemigo, existía la amenaza de que la ciudad fuera cercada”.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, defendió el jueves la decisión de los militares ucranianos, que calificó de “absolutamente correcta”. “Las vidas son más importantes que cualquier edificio”, dijo durante una rueda de prensa conjunta con el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mark Rutte, en Kiev.

Un bastión defensivo

Vuhledar era un bastión defensivo de las fuerzas ucranianas. Se trata de una ciudad minera de la región de Donetsk, en la parte oriental Ucrania, con una población de unas 14.000 personas antes de la guerra. Según el gobernador regional, hasta el martes 107 civiles permanecían en la ciudad. Todos los niños, dijo, habían sido evacuados.

Las autoridades locales confirmaron que las tropas rusas entraron en Vuhledar y casi habían llegado al centro el 1º de octubre, pero añadieron que los combates continuaban, por lo que era casi imposible llevar ayuda humanitaria. El gobernador de Donetsk, Vadym Filashkin, había reconocido que la situación era “extremadamente difícil” mientras en las redes sociales florecían videos de soldados rusos ondeando la bandera de su país en el techo de un edificio de la ciudad.

En este último asalto, las fuerzas rusas habían ido rodeando gradualmente la ciudad y acabaron forzando la retirada ucraniana. Mes tras mes, los ataques constantes acabaron erosionando las defensas. “La principal táctica [de los rusos] era rodearnos por los flancos, y lo hicieron constantemente durante seis o siete meses con constantes ataques aéreos; debido a esta táctica consiguieron agotar nuestros recursos, porque no tenemos tantos como ellos”, dijo a la agencia Associated Press Arsenii Prylipka, jefe de prensa de la 72ª Brigada, que defendía la localidad.

La situación se volvió crítica cuando las tropas rusas entraron en la ciudad y las unidades ucranianas comenzaron a retirarse sin esperar la orden de retirada, informó la BBC, que recogió que hay malestar entre los que lograron salir con sus comandantes por no haber ordenado antes el repliegue.

Resistió numerosos ataques

Lo cierto es que Rusia tenía desde hace tiempo Vuhledar en su punto de mira y lanzó numerosos ataques para capturarla. En 2022 y 2023 intentó varias ofensivas, pero fueron repelidas por las unidades de Zelenski. Los expertos occidentales creen que Moscú sufrió considerables pérdidas de personal y equipo en ellas. Los intensos combates han dejado gran parte de la ciudad devastada. Las imágenes muestran edificios y estructura reducidos a escombros ennegrecidos que recuerdan a las de otras ciudades ucranianas arrasadas por la ofensiva rusa.

Hasta ahora, la embestida rusa había sido fallida. “La batalla de Vuhledar fue extremadamente lenta y costosa para los rusos. Los ucranianos consiguieron aferrarse a la ciudad durante más de dos años y medio. Cuando la situación en los flancos se volvió demasiado difícil, los ucranianos pudieron ejecutar una retirada aparentemente exitosa”, escribió hace unos días en la red social X Emil Kastehelmi, analista de inteligencia de fuentes abiertas y experto en historia militar.

La caída de Vuhledar es un reflejo de la difícil situación de Ucrania después de más de dos años y medio de guerra en la que Moscú tiene la ventaja en armas y tropas. Se trata de la última gran localidad que ha perdido tras la ofensiva que ha mantenido Rusia en los últimos meses a lo largo del frente oriental, en la que Kiev ha ido cediendo territorio. Putin ha declarado que su principal objetivo es hacerse con la totalidad de la zona de Donbás –formada por las regiones de Donetsk y Lugansk–.

Vuhledar, que significa “regalo de carbón”, tiene importancia táctica. Es una zona fortificada, situada en terreno relativamente elevado –desde allí, los soldados ucranianos podían observar a distancia cómo se acercaban las fuerzas rusas– y en la intersección de los frentes de batalla este y sur.

Un destacado bloguero de guerra ruso, Boris Rozhin, se hizo eco de un mensaje de otro canal que ensalza lo que califica de victoria “operativa, si no operativo-estratégica” debido a la posición geográfica de Vuhledar. “El hecho es que este ‘balcón’ [seguramente en referencia a la posición elevada de Vuhledar] estaba ubicado en la unión de los frentes de Zaporiyia y Donetsk, lo que representaba una amenaza constante para el grupo que cubría los accesos a Mariúpol”, dice, aludiendo a la ciudad del sureste ucraniano que cayó en manos de Putin en 2022 tras una ofensiva que dejó miles de civiles muertos y heridos y causó una enorme destrucción. Otro bloguero militar pro-Kremlin, Kotsnews, presentó Vuhledar como “la última ciudad ucraniana en dirección sur de Donetsk” que apuntala “toda la defensa ucraniana” en el oeste de la región.

Y ahora qué

Existen dudas entre los analistas sobre si las fuerzas rusas podrán continuar penetrando en terreno ucraniano de manera rápida y lograr avances importantes en estos momentos, teniendo en cuenta las posiciones defensivas ucranianas.

En setiembre, Federico Borsari, investigador del Centro de Análisis de Políticas Europeas, dijo al diario ucraniano Kyiv Independent que la pérdida de Vuhledar podría “amenazar la seguridad de toda la parte suroccidental de la región de Donetsk que aún no está ocupada”.

Hay quienes creen que después de Vuhledar los rusos se concentrarán en una localidad más al norte, Kurájove, que está a su vez situada a alrededor de 30 kilómetros de Pokrovsk, una ciudad de importancia estratégica para la logística del Ejército ucraniano en la región a la que las fuerzas rusas han logrado acercarse. Para apoyar su ofensiva de Pokrovsk, ahora las fuerzas rusas tendrían que maniobrar a través de 30 kilómetros de terreno abierto.

Kastehelmi sostiene que la captura de Vuhledar “no proporciona a los rusos ningún beneficio inmediato ni vías de aproximación hacia Kurájove” e indica que entre ambas localidades hay una distancia de más de 20 kilómetros y muchas fortificaciones. “Las posiciones más fuertes se encuentran justo al sur de Kurájove. Sin embargo, no estoy seguro de la calidad de las fortificaciones en la zona general de Vuhledar-Kurájove. La utilidad en la batalla depende del nivel de preparación. Al menos debería haber habido tiempo suficiente para construirlas adecuadamente”, señala el analista.

Los expertos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un think tank con sede en Washington, creen que es poco probable que la toma rusa de Vuhledar “altere fundamentalmente el curso de las operaciones ofensivas” en el oeste de la región de Donetsk, en gran parte porque, dicen, “no es un nodo logístico particularmente crucial” y porque las fuerzas de Putin han controlado la mayoría de las principales carreteras que conducen a Vuhledar antes de su captura, “lo que significa que las fuerzas rusas ya han tenido la capacidad de interceptar la logística ucraniana en esta parte del frente hasta cierto punto”.

A juicio de estos investigadores, la captura de la localidad tampoco proporcionará necesariamente a las fuerzas rusas “una posición ventajosa desde la que lanzar posteriores operaciones ofensivas” en otros lugares del oeste de Donbás y señalan que las maniobras de las fuerzas de Moscú también pueden verse afectadas por el comienzo de las lluvias del otoño en el hemisferio norte, que les dificultarían avanzar a través del terreno principalmente rural y agrícola que rodea a la localidad, ya que se vuelve mucho más fangoso.

Este artículo fue publicado originalmente en eldiario.es.

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