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Las claves del voto suburbano en Estados Unidos: aborto e inmigración y su relación con el delito

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Tanto republicanos como demócratas buscaron atraer el voto suburbano de cara a noviembre. Los primeros, a pesar de haber ganado tres de las últimas seis elecciones presidenciales, sólo lideraron el voto popular en una (2004, con Bush). Han perdido terreno entre los votantes suburbanos, antes su base, que ahora se inclinan hacia una postura más moderada. Esto es evidente en elecciones como la de 2016, cuando Trump ganó sin el voto popular.

Los suburbios han cambiado política y demográficamente. Son más diversos racialmente. En el condado de Oakland, Michigan, un estado clave, los residentes no blancos crecieron de 60.000 a 320.000 entre 1980 y 2020, inclinando al condado hacia los demócratas. Este cambio se debe a la mayor diversidad y al cambio de opinión entre los votantes blancos con educación universitaria.

En 2020, Joe Biden ganó tanto el voto popular como el de los suburbios. En 2024, tras su renuncia y el reemplazo por Kamala Harris, las encuestas mostraron una competencia más cerrada. Harris necesitó replicar el margen de Biden entre las votantes suburbanas, especialmente con temas como los derechos reproductivos tras la revocación de Roe vs. Wade. Harris ha sido enfática en que revertirá las restricciones al aborto: “Confiamos en que las mujeres tomen decisiones sobre sus cuerpos, no el gobierno”, dijo en Milwaukee. Sin embargo, los republicanos la presentan como una radical “favorable al aborto”.

Trump también enfrenta dificultades en los suburbios, aunque sigue utilizando una estrategia diversa, enfocada en temas como la inmigración. En sus discursos, ha acuñado el término “Migrant Crime”, insinuando una relación entre inmigración y delincuencia. Sin embargo, estudios como el de Abramitzky et al. (2024)1 muestran que los inmigrantes tienen menos probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en Estados Unidos, con una diferencia que se ha ampliado desde 1960.

El estudio de Abramitzky revela que los inmigrantes tienen un 60% menos de probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en Estados Unidos. Este hallazgo desmiente la narrativa de que los inmigrantes son responsables del aumento de la criminalidad.

Esta disminución relativa ocurrió entre inmigrantes de todas las regiones y no puede explicarse por cambios en las características observables de los inmigrantes o en la política de inmigración. Más aún, es poco probable, remarcan los autores, que las deportaciones hayan contribuido a las tasas relativamente más bajas de encarcelamiento de inmigrantes. Para explicar lo que ocurrió a partir de 1960, los autores señalan que la globalización y los cambios tecnológicos basados ​​en las habilidades coincidieron con la brecha, lo que lleva a uno de los hallazgos más interesantes del análisis.

Los inmigrantes tienen 60% menos de probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en Estados Unidos. Este hallazgo desmiente la narrativa de que los inmigrantes son responsables del aumento de la criminalidad.

Según Abramitzky, la globalización y los avances tecnológicos han afectado duramente a los hombres blancos, especialmente a los que nacieron en Estados Unidos y no terminaron la escuela secundaria. En comparación con los inmigrantes, tienen muchas más probabilidades de estar desempleados, solteros y con mala salud y, como resultado, tal vez sean más propensos a cometer delitos. En comparación, los trabajos manuales que suelen realizar los inmigrantes se han mantenido estables. Otros estudios han demostrado que los inmigrantes también son, entre otras características, muy adaptables y resilientes.

En los próximos días se sabrá qué candidato ha persuadido a más votantes suburbanos. Sin embargo, la retórica que asocia sin evidencia la inmigración al crimen no es exclusiva de Estados Unidos ni del Partido Republicano de cara a las elecciones presidenciales en dicho país. Desde el período precovid, temores similares sobre la delincuencia por parte de inmigrantes (en particular, refugiados de la gran ola de 2015) han contribuido a crear una crisis política en países europeos como Dinamarca, Italia, Suecia, y Alemania. Dichos temores sólo se acrecentaron con los años, independientemente de que la evidencia empírica no acompañe.

En Chile, la relación entre inmigración y delincuencia también es un tema relevante. Los autores Nicolás Blanco, Loreto Cox y Valeria Vega (2020)2 analizaron los delitos cometidos por extranjeros entre 2006 y 2017 y concluyeron que la creencia de que la inmigración incrementa la criminalidad es un mito. Aunque los extranjeros están sobrerrepresentados en delitos de drogas, la participación en otros tipos de delitos ha disminuido con el tiempo.

A pesar de la evidencia empírica, la creencia en la relación entre inmigración y crimen persiste. Frases como “dato mata relato” parecen no aplicar en este contexto, ya que la opinión pública sigue inclinándose hacia la retórica del miedo.

Bárbara Boggiano es doctora en Economía y académica de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado de Chile. Este artículo fue publicado originalmente en Ciper.


  1. Abramitzky R, Boustan L, Jácome E, Pérez S y Torres J. Law-Abiding Immigrants: The Incarceration Gap Between Immigrants and the US-born, 1870–2020, en National Bureau of Economic Research (2024). 

  2. Blanco N, Cox L y Vega V. Inmigración y delincuencia: un problema acotado, en Inmigración en Chile. Una mirada multidimensional (2020). 

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