Tablero de dirección
A su manera, este artículo es muchos artículos, pero sobre todo es tres artículos. El lector queda invitado a elegir una de las tres posibilidades siguientes:
El primer artículo se deja leer optando exclusivamente por los párrafos impares. Representa el relato “La herencia maldita”, contenido textualmente en la Rendición de Cuentas presentada esta semana.
El segundo artículo se deja leer optando exclusivamente por los párrafos pares. Representa el relato “Las fortalezas construidas”, contenido en la presentación a inversores extranjeros realizada hace diez días, que resulta además coincidente con un documento síntesis del anterior gobierno.
El tercer artículo se deja leer en la forma corriente, y permite al lector contemplar ambos relatos de la economía uruguaya.
Con objeto de facilitar la rápida ubicación de los párrafos, aparecen numerados.
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(1) La economía uruguaya continuó durante 2019 con la desaceleración que exhibe desde 2018, alcanzando un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de 0,2%, cercano al estancamiento. La caída del PIB de 1,6% en términos desestacionalizados en el primer trimestre de 2020 confirma que nuestro país se encuentra en recesión desde el último trimestre del año anterior, al acumular dos variaciones de signo negativo.
(2) Uruguay se mantiene como un bastión de la estabilidad institucional, política y social en América Latina. Tiene la mayor estabilidad política, la mayor democracia plena, la mayor adherencia al Estado de derecho, disturbios civiles bajos y la menor percepción de corrupción de América Latina. En 2019 se completaron 17 años de crecimiento ininterrumpido.
(3) Durante 2019 las cuentas públicas exhiben un nuevo deterioro. El déficit fiscal alcanza 4,7% del PIB, excluyendo el efecto de la Ley 19.590, que creó el Fondo de la Seguridad Social (FSS), el peor resultado en tres décadas.
(4) En el corto plazo, el principal desafío macroeconómico que enfrenta el país es consolidar una mejora en el resultado fiscal. Si bien la trayectoria fiscal se ha deteriorado, ello se dio en un contexto en que la actividad económica evolucionó por debajo de su nivel potencial, lo que, en función de lo señalado, se espera que se revierta en los próximos años. Al mismo tiempo, es fundamental tener presente que las fortalezas económicas y financieras construidas hacen posible que el país cuente con amplios márgenes de maniobra para procesar la mejora requerida de sus cuentas públicas sin recurrir a medidas extremas que afecten el crecimiento económico.
(5) Por su parte, la deuda bruta del sector público consolidado al cierre de 2019 ascendía a 37.160 millones de dólares, lo que representa 66,4% del PIB. La deuda pública neta, excluyendo las reservas de los bancos comerciales en el Banco Central del Uruguay (BCU), alcanzó 43,5% del PIB aun sin considerar el efecto del FSS.
(6) A fin de 2004 el país tenía una deuda neta que ascendía a 85 % del PIB. En su calificación crediticia, Uruguay se encontraba varios escalones por debajo del grado inversor. En el transcurso del período, la deuda neta del gobierno central descendió como proporción del PIB. A fines de 2018 se ubicaba en 44,1 %, en tanto el perfil de la deuda también mejoró sustancialmente. Uruguay cuenta actualmente con calificación crediticia de grado inversor por las cinco calificadoras internacionales, y un escalón por encima de la frontera de grado inversor en el caso de tres de ellas (el nivel de calificación de crédito soberano más alto de la historia de Uruguay).
(7) Esta evolución tiene su correlato en las cifras de empleo que también mostraron un progresivo empeoramiento. La tasa de desempleo promedio de 2019 fue de 8,9% y la tasa mensual a febrero de 2020, de 10,5%, el mayor valor desde 2007, pese a que no se habían detectado todavía los primeros casos de covid-19 en nuestro país. En 2019 se destruyeron más de 10.000 puestos de trabajo en la economía, confirmando la tendencia de todo el quinquenio anterior, en el que se perdieron en el orden de 56.000 puestos laborales.
(8) Mientras que el promedio de trabajadores fue de aproximadamente 1.300.000 durante la década de 1990, durante los últimos 15 años se ubicó en el entorno de los 1.600.000. Por su parte, el desempleo se situó a partir de 2007 por debajo de 10 %, y en 2011 llegó al mínimo nivel histórico desde que existen registros (6,3 %). En los últimos años, asociado al enlentecimiento del crecimiento económico, se observó un leve deterioro del mercado de trabajo y un repunte del desempleo, que, sin embargo, se mantiene por debajo de 10 %. De esta forma, se completaron 12 años consecutivos con tasas de desempleo de un dígito, algo que no tiene precedentes en la historia económica nacional.
(9) La inflación, medida por el Índice de Precios al Consumo (IPC), mostró el año pasado una nueva aceleración, particularmente en el segundo semestre, finalizando 2019 en 8,8%, por encima del rango meta establecido por el BCU (3%-7%).
(10) El compromiso de la autoridad monetaria de romper la inercia de expectativas de inflación, así como las pautas salariales para el sector privado que priorizan el empleo, reforzarían las presiones desinflacionarias, al tiempo que una actividad económica más leve disminuiría el aumento de precios.
(11) La pobreza, medida por el método del ingreso por el Instituto Nacional de Estadística, mostró un incremento por segundo año consecutivo, y alcanzó 8,8% de las personas en el país, lo que equivale a unas 25.000 personas más que el año anterior. Por lo tanto, se concluye que los resultados económicos, en términos fiscales, de empleo y actividad, mostraron una evolución general negativa, con su consecuente correlato social.
(12) En 2004 la clase media representaba 44 % del total. Los niveles de pobreza eran alarmantes: cuatro de cada diez uruguayos se encontraban por debajo de la línea de pobreza, el valor más alto de los últimos 30 años. En estos 15 años se procesó una mejora significativa en los indicadores socioeconómicos de la población. Se verificó un aumento sustancial de la participación de la clase media en el total de la población. En la actualidad, la clase media alcanza a 75 % de las personas y es la mayor de América Latina. La pobreza ha descendido sistemáticamente. En 2018 se ubicó en 8 %, en tanto que la indigencia alcanzó un mínimo histórico al pasar de 2,5 % en 2006 a 0,1 % en 2018.
(13) El escaso margen fiscal representa una limitación para el país en cuanto a su capacidad para atender a la situación de vulnerabilidad social.
(14) Las robustas características ambientales, sociales y de gobierno de Uruguay han permitido una respuesta firme a la pandemia. Se destacan entre estas la confiabilidad de las instituciones, la condición de país socialmente estable con desigualdad relativamente baja, la baja informalidad, una amplia red de seguridad social, con transparencia fiscal y rendición de cuentas, y un sistema político maduro.
(15) Ello es particularmente relevante en contextos en los que se requiere una respuesta fiscal contracíclica a shocks externos negativos, tal cual ocurriera a partir del 13 de marzo del presente año como consecuencia de la pandemia causada por la covid-19.
(16) Dadas las medidas de contención de la covid-19, tanto el seguro de enfermedad como el de desempleo se convirtieron en un instrumento de política crucial para hacer frente de manera amplia y ordenada a la emergencia de salud y sus consecuencias. El sistema de bienestar desarrollado para las personas en edad laboral en Uruguay consiste en un acceso casi universal a atención médica, seguro de desempleo, seguro de enfermedad y beneficios para niños y familias. La baja informalidad y la amplia red de seguridad social garantizan el trabajo eficiente de los estabilizadores automáticos.
(17) En la actual coyuntura, pautada por la recesión en que se encuentra la economía uruguaya desde el último trimestre del año anterior, y que según se proyecta se agudizará en el segundo trimestre del presente año como consecuencia de la epidemia de covid-19, quedan en evidencia las consecuencias negativas para el país de una trayectoria fiscal no sustentable.
(18) Las reservas internacionales considerables son un importante respaldo para la estabilidad externa y el ancla clave de la política. Con la inversión privada más grande en el país (UPM) según lo programado, Uruguay está listo para recibir grandes entradas de inversión extranjera directa. La fuerte posición de capitalización y liquidez de los bancos respalda las medidas crediticias del BCU sin contagios desde el sistema financiero de Argentina. El tipo de cambio flotante funciona como amortiguador, con el BCU que interviene en ambos lados del mercado para suavizar la volatilidad no debida. Uruguay ha sido ampliamente reconocido por la transformación de su matriz energética en la última década, alejándose de los combustibles fósiles, y a menudo se le conoce como un “líder de energía verde” global. Uruguay tiene el mejor desempeño entre las economías en desarrollo en el índice de transición energética: baja contaminación del aire y huella de carbono.
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Este artículo ha sido fundamentalmente escrito por personas diferentes a las firmantes, quienes se limitaron simplemente a transcribir o traducir tres informes diferentes. Los párrafos impares son textualmente el resumen ejecutivo de la Rendición de Cuentas presentada por el gobierno esta semana. Los párrafos pares surgen en su mayoría de la presentación a inversores internacionales realizada por el gobierno actual (párrafos 2, 10, 14, 16 y 18), y los restantes del informe “Un Uruguay para todos” realizado por el gobierno anterior (párrafos 4, 6, 8 y 12). El tablero de dirección del inicio es análogo al escrito por Julio Cortázar en Rayuela, con leves modificaciones para el caso.