Hace poco, una publicación especializada afirmaba: “Uruguay a punto de abdicar la soberanía de su Espacio Aéreo”. Hace tiempo venimos en un proceso de declive y con el mínimo control efectivo.
Para tener soberanía sobre el espacio aéreo, deberíamos tener recursos y personal adecuado.
En materia de recursos, aeronaves capaces de ejercer el control del espacio aéreo nacional, algunas que puedan cumplir su misión de intercepción en forma autónoma (radares propios o datalink de repetición de radares de tierra). No sólo como un sistema de defensa para ejercer soberanía, sino la capacidad de cumplir la función de Policía Aérea Nacional todo el tiempo, de día y de noche, en condiciones meteorológicas adversas, etcétera. Esto se viene planteando desde hace mucho tiempo por parte de la Fuerza Aérea.
Además, se debería contar con radares adecuados y complementarios (de baja altura en lugares estratégicos de la frontera para narcovuelos) para ejercer el control y la vigilancia del espacio aéreo, tanto civil como militar, en lo que se había avanzado mucho en los últimos años. Esto requiere adecuados mantenimientos y actualizaciones para mantener su vigencia.
En segundo lugar, es preciso disponer de personal adecuado en cantidad y calidad, calificado y entrenado adecuadamente para cumplir esa función primordial y básica, las 24 horas del día, los 365 días del año.
Ni siquiera estamos hablando de soberanía, de defensa... estamos hablando de alcanzar un mínimo de seguridad, a la que se vuelcan tantos recursos en otros aspectos.
Hace tiempo que no se puede cumplir esto y cada día la situación desmejora, se registra una constante degradación, entre otras cosas, por la baja motivación de permanecer o integrar los cuadros de la Fuerza Aérea. Los pocos elementos con alguna capacidad emigran o simplemente desaparecen por una gran desmotivación.
Volver a los mínimos niveles de operatividad de hace 10 o 15 años, cuando hoy se está desactualizado tecnológicamente, llevaría otro tanto en años para capacitar nuevas tripulaciones y técnicos. Y sin tener la mínima posibilidad de retenerlos de acuerdo a las actuales circunstancias y condiciones cada vez más adversas.
Ni siquiera estamos hablando de soberanía, de defensa... estamos hablando de alcanzar un mínimo de seguridad, a la que se vuelcan tantos recursos en otros aspectos y se deja de lado algo tan importante para su abordaje integral.
Hablamos del control de nuestros espacios aéreos y marítimos, del control de nuestras puertas de entrada y salida a nuestra casa, a nuestro espacio soberano, al que debemos cuidar y tutelar. Está explícitamente determinado por las leyes en vigencia a quién le corresponden las responsabilidades pertinentes.
Se ha perdido mucho. Las grandes preguntas son: ¿esto es simplemente por negligencia, incompetencia o por desconocimiento de nuestros gobernantes? ¿Es por dejar caer el sistema hasta el punto tal de lograr imponer uno nuevo como mágica solución? ¿Es tan sólo por seguir concediendo soberanía y funciones básicas del Estado a nuevos intereses?
¿A quién beneficia todo esto? Al país, no. Lo seguro es que debemos encontrar soluciones urgentes. Entre todos.
León Lev es presidente de la Comisión de Defensa Nacional del Frente Amplio.