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Un presidente víctima de afectos e ilusiones perdidas

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Leo un titular: “Lacalle Pou viajará a China por el TLC”, y se agregan las palabras del presidente: “Si no se logra, para mí sería una frustración”.

Viajará a China y se va a frustrar. A quién se le ocurrirá, infamemente, pedir cuentas a una persona frustrada, deprimida, apenada por el fracaso de una ilusión. Confesemos: en materia de comunicación nos baila un malambo. Hombre de recursos nuestro señor presidente. A pesar de los riesgos.

Ha recurrido a ese rasgo melodramático: giros afectivos (casi chabacanos) de corte emotivo, donde logra colocarse en víctima de pasiones y nobles ilusiones perdidas. Después de todo, un hombre frustrado o traicionado por amigos es alguien que tenía fe y fue defraudado por la vida y la amistad. Es digno de amparo y cuidado. No objeto de críticas en la plaza pública. Pobre.

Quien padece una frustración no es culpable. Menos aún es responsable. El recurso (no importa si es indicación de la agencia o es atributo personal) apunta a evadir el error o juicio político (esto dicho con alusión): recordemos que en julio posteó rebosando de aires de éxito: “Hoy podemos anunciar que hemos llegado a un acuerdo con China y comenzamos formalmente las negociaciones para un tratado de libre comercio”.

“Conócete a ti mismo”1

La mayéutica2 (que significa parir) fue el método en que Sócrates basó su ética y filosofía (perdón por citar esta materia satánica). Es la base del pensamiento occidental. De la democracia. Los Diálogos de Platón reproducen esta formidable herramienta del pensamiento, y ajusta cuentas (de nuevo mis disculpas) con los sofistas. Que eran unos señores que recorrían las plazas públicas hablando de todo. Cobraban por sus pláticas. Su aspiración no era descubrir y hacer parir la verdad. La seducción de sus palabras estaban al servicio de quien pagase y en defensa de cualquier argumentación.

El descaecimiento del debate político en nuestro país y en el mundo viene aconteciendo por varios motivos. Desaciertos, errores y desnorteo de las fuerzas progresistas de raíz popular ocupan un lugar muy importante. La derecha avanza sobre las promesas incumplidas de las democracias y de las izquierdas. El mercadismo liberal tiene su fuerza aunque desate demonios. La regulación a partir de un estado democrático presente y con participación social es todavía una utopía. Siempre hay dudas, algunas razonables, frente a los poderosos.

La derecha ahora demuestra su capacidad de escenificar, teatralizar, usar y abusar de redes algorítmicas y de la manipulación de todo tipo. De sensibilidades, miedos, inseguridades y promesas de cariño. Ellos sí saben trabajar sobre las frustraciones de la sociedad. Fundamentalmente de las personas pobres, que siguen con “la ñata contra el vidrio” viendo “esas cosas que nunca se alcanzan”: el derecho a vivir, que a veces se confunde con el derroche, y el deseo de consumir lo mismo que los ricos. Si no se alcanza, se sale de caño, de metralleta o de narco.

El problema en Uruguay no es la imagen del presidente. Hay problemas que existen realmente y rompen los ojos engrupidos. Que trascienden al reyecito canchero que cree lucir un traje invisible a los ojos de los tontos y que recibe elogios de aquellos que no quieren pasar por tontos.

¿Tenemos o no un problema con la seguridad ciudadana, con el crimen organizado que avanza y penetra instituciones, o con la tan manida inserción internacional, o con el desarrollo humano estratégico (no sólo el económico), con unas fuerzas armadas totalmente desproporcionadas, mal gestionadas y mal desplegadas? ¿Hay o no hay un problema cuando el ministro Luis Alberto Heber se enoja con la justicia por la tobillera a un narco, pero no cuando, mintiendo al parlamento, se desliza un pasaporte nuevito que le permite zafar a un narco muy conocido como Marset de la cárcel de Dubai? ¿Cuando no tenemos formalizados por lavado de dinero, cuando no se sigue la ruta del dinero, y se sigue jugando a la guerra de las drogas atacando bocas o metiendo presas a mujeres?

“En política hay heridos, no hay muertos”

El recurso es coherente con las características de un gobierno centrado exclusivamente en el presidente. Y su imagen. Apenas funciona el gabinete, menos el Directorio, y de la coalición bien gracias. Pico a pico. Nunca generala (sin alusiones).

Fabricio Vomero y Nicolas Mederos, en su nota “El teatro de Narciso: la puesta en escena presidencial”3 expresan elocuentemente: “Como bien enseñó Sigmund Freud, muchas veces los acontecimientos se olvidan, pero las emociones siempre se quedan por ahí, y causan cosas. El método empleado emocionaliza y fundamentalmente distrae al público de una gestión que corre por carriles separados al desempeño público del propio presidente, quien permanentemente aparece asociado a situaciones positivas o festivas (especialmente en el interior del país, donde no se pierde una sola fiesta)”.

Yo sólo quiero un millón de amigos

Lacalle Pou es amigo de más de 30 años de Gustavo Penadés, y mirándolo a los ojos le cree a él. ¿Quién no ha tenido un amigo en cana? Siempre hay tiempo para rectificar y decir que será la justicia la que laudará. Traicionado por un amigo de la familia: Alejandro Astesiano. Le había dado el cuidado de su familia, ¿cómo iba a desconfiar de él? Al igual que sucedió con su amistad y lealtad con Francisco Bustillo y Heber cuando la entrega del pasaporte al narco preso en Dubai: él le cree a sus amigos.

Después de todo, un hombre frustrado o traicionado por amigos es alguien que tenía fe y fue defraudado por la vida y la amistad. Es digno de amparo y cuidado. No objeto de críticas en la plaza pública. Pobre.

Carlos Albisu era un amigazo. En la Comisión Mixta de Salto Grande agregó una: tuvo una excelente gestión. Si hubo excesos, bueno, habrá que verlo. Como buen amigo le dijo que se fuera.

También se hizo muy amigo de la fiscal Gabriela Fossatti: “El 26 de diciembre, la Dra. Fossatti interroga como testigo a Lacalle Pou en Suárez y Reyes. Duró cuatro horas la amable charla. Esto ha sido reservado. Luego de eso, comienza la contraofensiva política. Todo contra el Frente Amplio. Se cita a Leal como testigo y luego se lo transforma en indagado. Luego la denuncia contra Fernando Pereira y Alberto Grille”.4

Luego de esa cita romántica de la tarde Gabriela se alistó fervorosamente a filas herreristas. Se vulneró un principio republicano esencial. Seguimos sin saber de los celulares y conversaciones entre Astesiano y el presidente.

Las imágenes de la subjetividad

La subjetividad humana se produce. No es un reflejo. Lo que mal llamamos (con términos bélicos) “batalla cultural” es algo más que promover la cultura. Es un desafío que debe tener la pedagogía de saber promover otros valores humanos.

Sí, a contra sentido. El mercado y esta mezcla rara de liberalismo produce la suya. Es la “sociedad del cansancio” que describe Byun Chul Han, del sufrimiento por lo que se exhibe y muestra como deseo, y el gasto enorme que debemos hacer para conseguirlo y mantenerlo aquellos que lo tenemos. De esos objetos tan deseables, tan mágicos y tan etéreos que generan la cultura del negocio, emprendurismo o salir de caño, incluso de sicariato. Hermanos menores de aquellos que desde bufetes de prestigio lavan dinero.

Se otorgan 2.400 recetas diarias de ansiolíticos sólo por la Administración de los Servicios de Salud del Estado. Súmese las del mutualismo y las que se venden en las ferias y tenemos un millón al mes. Es la cuarta sustancia de abuso en Uruguay. La primera es el alcohol, que ahora, como siempre, muestra el riesgo que significa para la convivencia social. Hay 265.000 personas con problemas graves de uso nocivo de bebidas alcohólicas.

Las democracias parecen haber devenido en obras teatrales; como enseñó el gran Pirandello,5 hay actores que se mueven en busca de un director. Cargando con sus dramas y alegrías previas, desplegándose con esas historias entre la ficción y la realidad.

Los espectadores sorprendidos, extrañados, inspirados, quedamos confundidos. Pero quietos en las butacas.

En rigor, entre realidades y sueños, podríamos aspirar a un giro más revolucionario.

Las democracias deberían movilizar a toda la ciudadanía, para pasar de ser mera espectadora a ser protagonista. Salir de la pasividad, de la inmovilidad que supone este sistema, para pasar a la acción. No es fácil. Pero es posible, preferible, diseñar una utopía real, de un mundo diferente y posible, que ampare y construya una nueva forma de ver, sentir y pensar la vida.

Milton Romani Gerner es licenciado en Psicología. Fue embajador ante la Organización de los Estados Americanos y secretario general de la Junta Nacional de Drogas.


  1. Uno de los más famosos aforismos de la antigüedad griega. Significa que la principal necesidad de una persona para acceder a la sabiduría filosófica es el autoconocimiento. 

  2. Significa “parir”: diálogo metódico por el que el interlocutor interpelado descubre las verdades por sí mismo. Fue también el método que promovió Paulo Freire citada en Pedagogía de la Esperanza y Pedagogía del Oprimido 

  3. https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2023/9/el-teatro-de-narciso-la-puesta-en-escena-presidencial/ Fabricio Vomero 

  4. https://cuadernosdeltaller.com/2023/03/19/jugatela-luis-la-corrupcion-corroe-toda-la-institucionalidad/ 

  5. Recomiendo el film La Stranezza. El gran Pirandello. Dirigida por Roberto Andó, interpretada entre otros por Toni Servillo. 

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